El desconcierto se adueña de una frustrada Procesión Magna

El Acto de Fe se ha celebrado a las 13:00 en la Plaza de las Monjas sin ningún paso. La ciudad recibió a miles de personas que sólo pudieron ver las imágenes en las iglesias.

El desconcierto se adueña de una frustrada Procesión Magna
El desconcierto se adueña de una frustrada Procesión Magna
Eduardo J. Sugrañes

20 de octubre 2013 - 01:00

Primero fue la desilusión y después el caos y el desconcierto. La ciudad no pudo celebrar el acto magno cofrade. La lluvia lo impidió; al final ocurrió lo que ya se venía aventurando desde principio de la semana. Lo que nadie pensó es que tras la primera cofradía que se dio la vuelta otras se echaran a la calle.

Aunque la gente no sabía muy bien qué estaba ocurriendo. Cofradías en la calle, otras que se daban la vuelta y las que aún se planteaban la salida. Un caos que se vivió en la ciudad de una manera desconcertante. Nadie pensaba que el acto podía seguir adelante, más cuando en el pleno del Consejo se dijo que o todas o ninguna. Se estuvo forzando la maquinaria hasta el final, pero no se encontró un parte de mejoría cierto, todos cambiantes.

La ciudad estaba en la calle desde primeras horas de la mañana, con lo que eso supone de organización de una cofradía y espera.

Muchas personas venidas de otras ciudades se veían por las calles, de una parroquia a otra. Jóvenes con sus mochilas y bocatas bajo los soportales. Cierto que a pesar de la decepción había ambiente cofrade, ganas de cofradías en la calle, deseos de participar en el Año de la Fe con esta salida magna. No ha podido ser, lo mismo que ocurriera en el año 2004, que se suspendió por la lluvia. Para recordar una salida de estas características hay que remontarse a 1950. No sabemos cuántos más tendrán que esperar, lo cierto es que con tanta sofisticación de medios técnicos para saber qué tiempo hay en los próximos días de poco sirve.

Quizás se esforzó la maquinaria por no querer defraudar. Lo cierto es que al final nada se pudo hacer y sólo se consiguió una ciudad y una hermandades descontentas. No se está acostumbrado a ver cofradías que casi en el dintel de la calle se les tenga que poner un capote y no se den la vuelta.

Lo que no se perdió ayer de perspectiva fueron los templos llenos de gente por la mañana y el gusto exquisito con el que se habían preparado los pasos, incluso con sencillez. Habrá que seguir esperando.

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