Arias Montano, un oasis en el desierto de la Sierra

El club de Aracena, líder en Provincial, apuesta por la veteranía

Arias Montano, un oasis en el desierto de la Sierra
Arias Montano, un oasis en el desierto de la Sierra
M. S. Núñez/ Huelva

02 de enero 2009 - 05:02

El baloncesto en la provincia de Huelva abarca todas las comarcas, pero 'se frena' en Valverde; a partir de ahí y en dirección hacia el norte casi desaparece de nuestra geografía, si no fuera por honrosas excepciones, una es Nerva, y la otra el CB Arias Montano de Aracena.

El CB Arias Montano cuenta con una historia curiosa en su corta existencia. El club nació hace cinco años gracias a la iniciativa de varios enamorados del baloncesto, ofertando un deporte que tiene escasa tradición en la Sierra.

En su primer año terminó en último lugar en Provincial; al segundo, con el mismo equipo, se proclamó campeón y subió a Primera Andaluza, logrando la permanencia al terminar antepenúltimo (sólo descendía uno); el año pasado también se salvó in extremis, al ganar en Sevilla al Natación en un partido a vida o muerte, ya que el derrotado perdía la categoría. Pese a que deportivamente logró el objetivo de la permanencia, el club ha renunciado este año a la Primera Andaluza por temas económicos.

El año pasado el equipo jugó en Jabugo, pero este año ha vuelto a Aracena: "En Jabugo nos prometieron ayuda desde el Ayuntamiento, pero no han cumplido nada; sólo Carvajal, un empresario de allí, nos dio lo que prometió", asegura Salvador Mateos, entrenador del equipo desde su creación en 2003.

Este año en Provincial, el Arias Montano marcha como líder, con 7 victorias en 7 partidos.

Tiene una plantilla veterana, con 8 jugadores que se mantienen del proyecto inicial. "El mayor es Carlos Terrón, con 36 años; además están Paco Miranda (32), Julio Martín y David Alcaide (31), José Manuel Pulido y Juan Carlos Parente (27), y entrena con nosotros Juan Antonio Jara (41), aunque este año no juega; experiencia no nos falta" dice con buen humor el técnico.

"Lo principal es la amistad y el compañerismo que tenemos en el grupo. Llevo 25 años aquí y a muchos de los jugadores les he enseñado a jugar yo; la pena es que no hay monitores ni entrenadores, no se hacen cursos, hay problemas para entrenar, tenemos un equipo juvenil que no está federado porque no hay dinero... pese a todo, mantenemos la ilusión por el baloncesto".

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