Intenso fervor en la procesión
La Virgen recorre la aldea durante casi diez horas entre la gran devoción de los almonteños y una gran marea de rocieros. El ímpetu en torno al paso centra la atención en los varales.
Casi diez horas. Prácticamente tres más que el pasado año. Una y media más que en 2012. Los almonteños extendieron ayer su encuentro con su Señora más allá de lo esperado. Aunque cuando la Virgen del Rocío está en las calles de su aldea, nunca nada es lo esperado. O casi. Porque la intensidad fue grande. Y el fervor. Y la devoción de todos los rocieros que se citaron con Ella. Como siempre. Quizá más público que en 2013. Quizá más emoción, de nuevo un año con una sola salida procesional. Mucho ímpetu en torno al paso que despertó viejos fantasmas y disparó el miedo a un final precipitado entre el gentío.
"No ha habido ningún daño en el paso. No se ha barajado en ningún momento acabar antes la procesión", apuntaron ayer fuentes de la Hermandad Matriz de Almonte, desmintiendo los "bulos" difundidos durante la mañana.
Los rumores saltaron en El Real durante una primera parte del recorrido más densa de lo normal. Por público, por almonteños deseosos de portar el paso y por un reloj que avanzaba mientras la Virgen seguía, más de tres horas después, en la Plaza del Acebuchal.
Ese fue un momento muy especial. Para muchos rocieros de toda la vida, uno de los puntos clave en el recorrido de la procesión, con la gente agolpada para ver a la Señora de Almonte en sus primeros pasos por la aldea. Y con las luces del alba poniendo un telón de fondo que da especial sentido a su encuentro. Ese colorido llegó a las 06:15, antes del paso por Sanlúcar la Mayor. Después, ya a plena luz, a la altura de la casa de Carrión de los Céspedes, a las 07:09, el primer aviso: la camarista subió al paso para recomendar a los almonteños que tuvieran cuidado después de numerosas caídas de la estructura al suelo entre la muchedumbre.
Los comentarios sobre la lentitud de la marcha se multiplicaban. Y se miraba con preocupación las caídas del paso, más de las esperadas. A las 08:05 se produjo otro momento de tensión que hizo pensar en lo peor: de nuevo, la camarista subió al paso para dar una reprimenda, mientras un santero comprobaba el estado del varal trasero derecho y del central derecho. Se hizo el silencio ante la casa de Sanlúcar de Barrameda y se llegó a pensar en una retirada por daños en la estructura, devolviendo el recuerdo de la procesión de 2011 por la rotura del varal delantero derecho. Pero, aparentemente, ningún daño. El cambio de trayecto posterior se debió a la tradicional visita a la casa de las camaristas, al otro lado de la calle.
Pero de nuevo ante la casa de la filial número cinco, a las 08:30, la misma mujer se volvió a dirigir a los almonteños que portaban el paso mientras se pedía de nuevo silencio al campanario sanluqueño. Fue momento para que se dispararan más rumores, entre voces que casi suplicaban que se llevara ya a la Virgen a su altar y se acabara con la procesión antes de ponerla en peligro.
"No pensamos en la recogida antes de tiempo. La Hermandad Matriz estuvo a pie del paso en todo momento y dijimos que adelante", cuentan fuentes de la entidad.
Otras voces admitieron a este diario que hubo una presión "mayor de la cuenta". Muchos rocieros durante el recorrido y muchos almonteños intentando portar el paso de la Señora, muchos de ellos jóvenes que se estrenaron en la procesión del traslado el pasado año.
Vídeo: Antonio Pizarro
Pero ese es uno de los detalles que hacen especial el encuentro con la Virgen del Rocío cada año. La tantas veces denominada "organización desorganizada", aunque en esta ocasión se reconociera desde la Matriz que hubo cierto "desgobierno" en algunas fases del recorrido procesional.
Pero hay gobierno y es evidente. El sentir de Ella es también el sentir de los almonteños. Por eso, las caídas quedan en anécdota. Y la dilación, en estadística.
Lo importante es la fusión del sentir rociero colectivo en todos los rincones de la aldea. Como al final de El Real, cuando la procesión se hace grande y única en la llegada de la Virgen del Rocío ante el Simpecado de la Hermandad de Huelva; ayer, a las 08:57. Momento único, casi indescriptible, lleno de emoción, palmas por sevillanas y vítores que dan paso a la segunda parte del recorrido entre un mar de cabezas sobre el que avanza ese rostro divino sonriente, alegre por el amor de los rocieros onubenses.
En el Eucaliptal, el Simpecado de la concha peregrina de Emigrantes esperaba la llegada de la Señora a las 09:14, en otro momento de intensidad que también se dilató en el tiempo. El paso por la plaza Doñana, cita con el resto de hermandades, se alargó durante dos horas y media bajo un fuerte sol, mientras prácticamente ningún almonteño varón se quedó sin ayudar a la Patrona en su caminar.
A las 12:13 se enfiló la calle Moguer para alcanzar el Simpecado moguereño a las 12:29. De nuevo, la sensación de tristeza porque el encuentro con Ella se acababa ya. El paso parecía resistirse a llegar ante la puerta principal de la basílica, pero acabó cruzando el dintel a las 12:53; poco después, en el altar. Nueve horas y 41 minutos de intenso fervor que piensa ya en 2015.
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