Seis víctimas mortales en la época más sanguinaria

Agentes de Aroche, Encinasola, La Zarza, Santa Olalla del Cala, Isla Cristina y Huelva fueron asesinados en el País Vasco entre 1979 y 1991 · La muerte de Ernest Lluch se sintió en Riotinto.

Estado en el que quedó el vehículo en el que viajaba Manuel Sánchez.
Estado en el que quedó el vehículo en el que viajaba Manuel Sánchez.
J. R. / Huelva

22 de octubre 2011 - 01:00

José Miguel Maestre Rodríguez, Moisés Cordero López, Miguel Garrido Romero, José Fragoso Martín, Manuel Sánchez Borrallo y José Manuel Cruz Martín. Estos seis hombres, cinco agentes de la Guardia Civil y uno de la Policía Nacional, respectivamente, son las víctimas mortales de la provincia de Huelva que se han cobrado los atentados de la banda terrorista ETA. El anuncio del "cese definitivo" de su "actividad armada" ha rescatado la memoria de estos onubenses, que forman parte de las 829 personas asesinadas a lo largo de 43 años de violencia etarra.

Seis fueron los muertos pero muchos más onubenses han sido víctimas de los atentados de la banda a lo largo de su historia. La gran cantidad de agentes de la Guardia Civil y la Policía Nacional salidos de la provincia de Huelva, principalmente de la Sierra, hizo que la presencia de onubenses en el País Vasco, sobre todo en los años 80, fuera significativa.

A pesar de ello, sólo se contabilizan estas seis víctimas mortales, originarias de la Sierra, el Andévalo, la Costa y la capital onubenses, en distintos atentados cometidos entre mayo de 1979 y abril de 1991, todos en territorio vasco, y cinco de ellos en la época más sanguinaria de la banda terrorista, entre finales de los 70 y principios de los 80, cuando se cobró el mayor número de víctimas.

El primero en caer fue un joven agente de la Benemérita procedente de Aroche, José Miguel Maestre Rodríguez. Tenía 27 años y estaba casado, aunque no tenía hijos. Fue en la céntrica calle Santamaría de Villafranca de Ordicia (Guipuzcoa). Poco antes del mediodía del miércoles 2 de mayo de 1979, en su habitual recorrido para recoger la correspondencia en la estafeta de Correos junto a su compañero Antonio Pena Solís. El vehículo en el que viajaban vestidos de paisano fue abordado por dos individuos, uno de los cuales efectuó dos ráfagas de metralleta sobre el automóvil que resultaron mortales para los agentes. Ingresaron cadáveres en la cercana clínica San Miguel, de Beasaín.

Algo menos de tres meses después, Moisés Cordero López, un veterano brigada de la Guardia Civil de 51 años, casado, de Encinasola, que sólo llevaba 27 días destinado en el Cuartel de Herrera de Rentería, fue ametrallado desde un vehículo la noche del sábado 28 de julio de 1979 en la puerta del acuartelamiento. Ingresó en la UCI de la residencia sanitaria Nuestra Señora de Aranzazu, de San Sebastián, con 6 impactos de bala, y falleció poco después, de madrugada.

Pasaron casi dos años hasta que se registró una nueva víctima onubense. Esta vez fue el agente Manuel Sánchez Borrallo, de 26 años y natural de La Zarza, que viajaba en un convoy de escolta de una camioneta y una furgoneta con material explosivo, integrado por tres Land Rover de la Guardia Civil. Pasadas las diez de la mañana del jueves 15 de mayo de 1981, al paso por el barrio de San Ignacio, en Lemona (Vizcaya), hizo explosión un potente artefacto que lanzó varios metros por el aire a uno de los vehículos. Manuel Sánchez murió minutos después.

Un guardia civil isleño nacido en la marroquí Larache, José Fragoso Martín, murió a los 35 años en Oyarzun (Guipuzcoa). Fue encontrado muerto sobre las siete de la tarde del martes 16 de febrero de 1982, en el interior de un Seat 127 junto a su domicilio, con una herida de bala en la cabeza. El autor de su asesinato fue José Mari Zabarte Arregui, El Carnicero de Mondragón, interno posteriormente en el centro penitenciario de Huelva.

A la 01:40 del miércoles 25 de agosto de 1982 se comunicó de la colocación de una bomba en el Banco de Vizcaya de Munguía, en Vizcaya. Miguel Garrido Romero, natural de Santa Olalla del Cala, y parte de un equipo Tedax, sufrió la explosión del artefacto, falleciendo camino del hospital. Tenía sólo 22 años y estaba soltero.

La última víctima mortal onubense de ETA es el policía nacional José Manuel Cruz Martín, natural de la capital. Murió el 8 de abril de 1991 en Baracaldo (Vizcaya), como consecuencia de la explosión de una bomba adosada a los bajos de su coche cuando circulaba por la calle Juan de Garay a las 19:30. Su esposa, Catalina Rebollo, también resultó herida, por lo que permaneció incapacitada 270 días.

El ex ministro de Sanidad Ernest Lluch no era onubense pero su asesinato el 21 de noviembre de 2000 fue muy sentido en Riotinto. Presidió la Fundación Río Tinto de 1988 hasta 1991. Una plaza le recuerda ahora.

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