Adictos a las nuevas tecnologías
Los adolescentes constituyen el colectivo más vulnerable a la dependencia a los móviles e Internet · Para evitarlo es esencial el control paterno en la factura del móvil o en el contenido al que acceden en la Red
Las nuevas tecnologías, al margen de ampliar nuestra capacidad para informarnos y comunicarnos, pueden ser una trampa para las generaciones más jóvenes. El escaso control que ejercen muchos padres sobre la actividad en Internet de sus hijos o sobre el uso que éstos hacen de los móviles son el caldo de cultivo esencial para que aparezcan este tipo de incidencias.
En el caso de los móviles, los estudios recientes (aunque todavía son escasos) están demostrando que cada vez existen más adolescentes que están comenzando a tener problemas por el uso excesivo o indebido que se hace de ellos, provocándoles importantes trastornos y suponiendo un gran gasto mensual para miles de familias.
Los adolescentes parecen ser los firmes candidatos a sufrir este tipo de dependencias, ya que se encuentran en un periodo en el que deben adaptarse a grandes cambios físicos y emocionales, según explicó a este diario la psicóloga de la Asociación para la Prevención y Rehabilitación de Jugadores de Azar (Apreja), Cinta Mariano. "Es la publicidad que se da a los móviles hoy en día la razón por la que la gente los usa tanto: ofrecen libertad, independencia y facilidad de comunicación".
Pero la libertad puede convertirse pronto en una atadura. Los síntomas más importantes para poder dilucidar si un joven es dependiente de su teléfono móvil o no son "la agresividad que presenta, su mal humor, el aislamiento o sentimiento de soledad, el fracaso en los estudios, alejamiento de la familia, disminución de las habilidades sociales, dolores de cabeza y cefaleas e incluso los pequeños hurtos o actos ilegales", explica Mariano. Generalmente, los adolescentes usan el móvil para enviar mensajes de texto, descargarse melodías y juegos de Internet o chatear, lo que implica un aumento en el coste de la factura: "Ése es el primer aviso, aunque la cifra depende de cada familia y del uso que se haga del teléfono, superar un gasto superior a 30 euros en un adolescente puede ser preocupante", por lo que es muy importante que los padres pongan límite de saldo a los jóvenes.
Por ello, Apreja recomienda a los progenitores que controlen la edad en la que se regala un móvil (se aconseja no antes de los 14 años), así como el uso y la cantidad que se gasta mensualmente, que sus hijos no usen el móvil a altas horas de la madrugada desde la cama, intentar desconectarlo por las noches y evitar que su uso interfiera en sus actividades diarias.
El mal uso de la Red de redes también puede llegar a crear una dependencia entre los integrantes de la llamada Generación.net. Los adictos a Internet lo son tanto al medio en sí como a su contenido, ya que a través de él se puede acceder a juegos de azar, sexo virtual, chats, juegos de rol o en red...
Para reconocer a una persona dependiente de este instrumento de la globalización, hay que tener en cuenta su "intensa intimidad cuando están conectados, el sentimiento de inhibición, baja autoestima, la pérdida de ataduras y el refuerzo de otras con los amigos virtuales, miedo a la desaprobación, el tiempo que se detiene o pasa muy rápido y el hecho de que el enfermo se siente fuera de control cuando está conectado", indicó la psicóloga de Apreja.
La falta de regulación hace que los menores se conviertan en el grupo más vulnerable a sufrir engaños y agresiones. El acceso a Internet sin restricciones les hace vulnerables a tres tipos de peligros diferentes: el contenido, el contacto y el comercio, por lo que es necesario un control paterno riguroso, estableciendo una relación abierta, sin ocultar a los niños que contiene información inadecuada, situando el ordenador en una habitación familiar para potenciar el uso responsable y compartido, acordando un horario y tiempos de conexión y planteándoles la necesidad de una navegación conjunta, sobre todo en edades tempranas.
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