Territorio toro en la Dehesa Pelegrín
Los visitantes pueden contemplar al animal de lidia en su hábitat en una finca de más de 1.000 hectáreas l iniciativa Casi el 20% de los visitantes repiten la experiencia al cabo de uno o dos años
El mundo del toro, y más concretamente el espacio relacionado con la cría del animal de lidia, es uno de los grandes potenciales del turismo rural. El interés que despierta esta tradición española dentro y fuera de nuestras fronteras, convierte al astado en un importante reclamo turístico. La Dehesa Pelegrín, ubicada en Trigueros, organiza visitas a su finca de más de 1.000 hectáreas, dentro del proyecto Territorio Toro.
Los visitantes, fundamentalmente turistas franceses y alemanes, pueden contemplar al toro de lidia en su hábitat, un recorrido en el que también tiene protagonismo el cerdo ibérico y yeguas de pura raza española, con sus respectivos potros.
Hace veintiún años que se comenzó con la cría de toros en la Dehesa Pelegrín. La ganadería Los Millares cuenta actualmente con 850 cabezas. Para la alimentación de los animales se han sembrado unas 800 hectáreas de la finca de trigo y avena. La siembra se llevó a cabo en septiembre para aprovechar las primeras aguas de lluvia. Ayer se vieron por primera vez las grullas en la finca, presagio de que va llegando el invierno. La abundante agua de lluvia caída en las últimas semanas ha contribuido al crecimiento de las plantas.
La zona de toros es la más cercana al cortijo, los animales están distribuidos según la edad. Los terneros están juntos. A los siete u ocho meses se les marca con el hierro y a los ocho meses se separan los machos de las hembras. Los toros permanecen en un mismo lugar los primeros años, y se van agrupando cuando se van a lidiar, más o menos cuando tienen cuatro años o van a cumplirlos. En uno de los cercados se encontraban los que se reservan para los festejos taurinos de 2013, y en otro los seis seleccionados para la feria de Valdemorillos, en Madrid.
La crisis económica también se ha notado en el sector ganadero, a nivel nacional se celebran menos festejos taurinos, se demandan menos toros, más baratos, y el pienso es cada vez más caro.
Frente a la cerca de los cerdos se encuentra la de las vacas con sus terneros, entre ellos algunos de pocos días. Las vacas de lidia son de procedencia jandilla. En ambos espacios había multitud de ramas caídas debido a los fuentes vientos de la pasada tormenta.
Dentro de quince días, las vacas serán cubiertas por un semental. Se harán lotes y se llevarán con los machos.
El visitante conoce todos los aspectos de la cría del toro y la ganadería de la dehesa. Casi el 20% de las personas que visitan la finca vuelve al cabo de uno o dos años, según apuntó el propietario de la Dehesa Pelegrín, Manuel Ángel Millares, que quiere acercar el mundo del toro a las escuelas, ya que considera que la fiesta taurina necesita que la gente joven y sobre todo los niños la vean desde otro punto de vista, "que no es sólo el rato de la plaza en la que muere, sino que el toro tiene una vida regalada durante cuatro o cinco años en la que es el rey de todo su ecosistema, vive muy bien y este ecosistema no sería posible sin el toro de lidia".
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