El hombre que se adelantó al Papa
Alberto Luis Pérez publicó en 1961 'El valle de las siete sabidurías', un libro en el que, a modo de fábula, cuenta que el rey Milchas, nieto de Argantonio y portador del oro, provenía de Tarsis
"Por último avanzó Milcha, seguido de Dunnia y los otros Iniciados tirsenos: Yo soy Milcha, Rey de lo hombres blancos en el lejano Valle de las Siete Sabidurías. Por tierra y por mar tras la estrella viajera para justificar nuestras vidas y poder humillarnos y doblar nuestras frentes ante el Rey de Reyes... Dunia lloraba mientras Milcha, con voz temblorosa terminaba: Con mi veneración y mi amor, éste es mi presente: ¡Oro! El oro de Tarschisch rodó por el suelo del establo, en aquel Portal de Bet Lahm".
Con este poético fragmento concluye El valle de las siete sabidurías, la novela que el escritor y articulista Alberto Luis Pérez publicó en 1961 y en la que el intelectual valenciano y afincado en Huelva tras la guerra civil, narra a modo de fábula su particular cosmovisión de la historia de Tartessos.
La historia que relata el que fuera colaborador de Huelva Información, un hombre cultivado y muy avanzado a su tiempo fallecido en el año 1998, anticipa el origen tartésico de los Reyes Magos al que alude el Papa en su último libro, La infancia de Jesús, en el que Benedicto XVI recuerda que en el Salmo 72 e Isaías 60 la promesa contenida "extiende la proveniencia de estos hombres hasta el extremo Occidente (Tarsis-Tartesos en España), pero la tradición ha desarrollado ulteriormente este anuncio de la universalidad de los reinos de aquellos soberanos, interpretándolos como reyes de los tres continentes conocidos: África, Asia y Europa".
Del valle de las siete sabidurías, un libro codiciado por los interesados en la historia de Huelva y Tartessos, se hicieron tres ediciones (1961, 1989 y 1990). La segunda de ellas fue digitalizada en 2007 en la Universidad de Califoria. El anuncio de que el rey Milchas, nieto de Argantonio, provenía de Tarsis con el codiciado oro, surge del estudio que el autor realizó durante dos años y medio, en los que, entre otras muchas fuentes, analizó con esmero el Salmo 72 al que también alude el Papa. Así, el escritor onubense mezcla fábula y realidad en la parte poética con la que concluye su obra.
Pero, ¿quién fue este visionario que formó parte del Ateneo de Huelva? El valenciano Alberto Luis Pérez llegó a Sevilla junto a su padre, donde se hizo militar de carrera tras estudiar en la Academia de Toledo. Con grado de teniente, destacó por sus inquietudes culturales y, una vez que se declaró la guerra civil, estuvo preso en Santa Catalina (Cádiz), donde pasó tres años que en ningún caso fueron perdidos: aprendió alemán, inglés, italiano y francés.
Cuando concluyó la contienda -ya casado y con una hija- se salvó de ser fusilado gracias a la amistad de su padre con Queipo de Llanos. Así llegó Alberto Luis a Huelva, donde su padre tenía una finca en Palos de la Frontera. Allí había patatas, huevos y demás alimentos para empezar una nueva vida. Aunque el verdadero alimento de este hombre de fuerte carácter e inquietudes artísticas fue otro bien distinto. Las letras en todas sus formas, géneros y sentidos.
La familia del "teacher", así le llamaban porque dio clases de idiomas en los colegios de Huelva, atesora varios volúmenes de los numerosos artículos que publicó en el antiguo Odiel, actual Huelva Información. Amigo del editor barcelonés Luis de Caralt, Alberto Luis también publicó bajo el pseudónimo de Alex Wilke numerosas novelas policiacas y se pudo ganar la vida gracias a las traducciones que llevó a cabo. Su vida, en todo caso, fue una continua búsqueda que concluyó con su partida y que hoy sigue viva en los corazones de quienes le recuerdan y late en las estanterías de quienes disfrutan su obra.
También te puede interesar
Lo último