El centro de sistemas no tripulados inicia su tramitación ambiental

El proyecto que impulsan Gobierno y Junta cerca de El Arenosillo supondrá una inversión de 40 millones Se calcula que generará 250 empleos y otros 25 millones de gasto privado

Medidor bajo el ala de un avión con el que el INTA realiza pruebas atmosféricas de partículas saharianas en la provincia.
Medidor bajo el ala de un avión con el que el INTA realiza pruebas atmosféricas de partículas saharianas en la provincia.
Raquel Montenegro Huelva

22 de abril 2013 - 01:00

El centro de sistemas no tripulados que el Gobierno central y la Junta de Andalucía impulsan junto al Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial (INTA) en Mazagón sigue dando pasos para convertirse en una realidad en los próximos años. El proyecto ha iniciado ya la tramitación para la obtención de la Declaración de Impacto Ambiental, paso fundamental para una inversión de 40 millones de euros que situará a Huelva en el mapa de la aeronáutica europea, con un centro que se espera convertir en "un gran foco de atracción y desarrollo para la industria aeronáutica nacional e internacional", señalan sus promotores en la documentación presentada al Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente.

La instalación está concebida como una extensión de las actividades que ya se desarrollan en el Centro de Experimentación de El Arenosillo, del INTA (dependiente del Ministerio de Defensa). Así, se plantea la construcción de un espacio para ensayos científicos, entrenamiento y montaje de sistemas autónomos de no tripulados de grandes prestaciones, el mercado de mayor crecimiento dentro de la industria automática y robótica a nivel mundial hoy en día, según sus promotores. Más allá de su actividad en defensa (con los famosos drones) los sistemas no tripulados se orientan a actividades como el seguimiento de desastres ecológicos, los servicios de rescate, la vigilancia para la seguridad costera o los estudios científicos de la atmósfera y evolución del cambio climático. Actuaciones que no son ajenas a Huelva y Andalucía: en cuanto al estudio de la atmósfera, ya se ejecuta en las instalaciones actuales del INTA en El Arenosillo. Y hace unos días la Guardia Civil daba a conocer que vigilará el Estrecho con aviones no tripulados.

Hasta ahora se habían venido utilizando autómatas aéreos de bajo peso, modelos a los que se había adaptado un sistema de navegación y control autónomo. Ahora se quiere dar un salto cualitativo hacia sistemas realmente autónomos, pero existen carencias en cuanto a las infraestructuras para estos nuevos aviones no tripulados. Ese es el hueco que se quiere cubrir con una instalación que "convertirá a España en pionera en este tipo de establecimientos y centro de referencia en Europa para los ensayos", aseveran sus impulsores.

Ahí ha sido clave la experiencia previa de El Arenosillo. Según se destaca en la memoria presentada, este centro aúna una infraestructura necesaria y experiencia investigadora en torno a los sistemas no tripulados. De ahí que se planteasen varias ubicaciones cercanas al centro, tanto en Huelva como en Cádiz, hasta optar por el espacio reservado en Moguer. Las buenas conexiones por carretera y ferrocarril y un Puerto industrial a escasos kilómetros y una Administración autonómica que ha declarado estratégico el sector aeronáutico hicieron el resto en la selección, ayudando a que Huelva ganase la batalla por el centro a Galicia y Cataluña.

Las perspectivas internacionales del proyecto se reflejan en unas elevadas cifras de inversión a pesar de calcularse en plena crisis económica, con 40 millones de euros previstos para el centro entre el Ministerio de Economía (21 millones con cargo a los fondos Feder), la Junta de Andalucía (9 millones de euros) y el Gobierno central y el propio INTA (10 millones para la modernización de las actuales instalaciones). A esas cifras habrá que sumar una inversión privada prevista de 25 millones de euros, calculan sus promotores, al atender a "la demanda de industrias privadas de gran prestigio internacional". En términos de empleo, se generarán unos 500 puestos de trabajo en la fase de construcción, 250 puestos de muy alta cualificación en la primera fase de operación del centro y hasta 500 en una segunda fase.

Con estas previsiones sobre la mesa, las dos administraciones, de la mano en esta ocasión, tramitan una Declaración de Impacto Ambiental para la que no prevén problemas, a juzgar por lo recogido en el estudio inicial (entregado en diciembre de pasado año). Más allá de los argumentos económicos y de desarrollo tecnológico, los promotores aluden a la exitosa convivencia entre el actual centro de El Arenosillo y el medio circundante de espacios naturales con diversas figuras de protección. Con esa experiencia previa han buscado además el apoyo de la Estación Biológica de Doñana, que no sólo se muestra de acuerdo, sino que colaborará como asesor medioambiental del proyecto.

En la evaluación previa de las potenciales incidencias se concluye que "existen suficientes garantías ambientales para que la construcción y operación del centro sea compatible con la permanencia de los valores naturales donde se ubica". Así, se califica de "prácticamente insignificante" la afección por ruidos o en la calidad del aire, "muy reducidos" los efectos sobre la morfología del terreno y "asumible" la afección sobre la vegetación, a pesar de que el proyecto supondrá una deforestación de masas de pino piñonero. El efecto sobre la fauna es considerado apenas significativo durante la construcción, y durante la explotación "el riesgo de colisión con las aves será muy reducido", afirman. Además, el proyecto no afecta directamente a ningún espacio protegido pese a la cercanía, señala el documento inicial, que insiste en la importancia para Huelva de un proyecto que podría posicionar a la provincia "en un sector emergente de alta tecnología muy singular en el mundo".

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