La Cinta, 25 años de protectora

La exposición que plantea estos días la Hermandad de la Cinta y el Consejo de Cofradías es un nueva oportunidad para conocer el patrimonio cintero. En cada pieza o ensere van en ellos marcado el punzón del afecto de Huelva a su Patrona. Es, por tanto, una ocasión gozosa como otras vividas anteriormente, momentos que descubren tanto camino recorrido en una devoción que va mucho más allá de lo que cualquier manifestación actual llegue a mostrar.

Lo importante es encontrar todo lo que sugiere y evoca una vida entorno a la Virgen de la Cinta, manifestado en el afecto sencillo e individual de cualquier devoto que sube al santuario, aquel que tiene por costumbre ir un día determinado de muchos días al año; de ofrecer a la Virgen la petición por saber que el encuentro con Ella siempre será generoso. El ir a su vera en la bajada o de retorno a su Casa, descalza de promesa. Por ese amor permanente y perpetuo se ha visto que el cariño a la Virgen de la Cinta estuvo siempre reflejado en el ir y venir de la ciudad.

El afecto en una estampa sencillas o un cuadro hermoso en la casa. Mientras que cuando se inicia un camino se le tiene de faro. Por ello Huelva le muestra ese afecto inconmensurable nada comparable a nada. Cuando se ponen en marcha empresas personales y colectivas está iluminando el habitáculo. Se le ha puesto de guía de las hermandades y está tallada en pasos, insignias y guiones. La Iglesia la puso desde siempre como referente y con la creación de la Diócesis, en peregrinaciones, novenas y cultos especiales de rogativas. Desde los siglos y por los siglos es el referente y su Casa es regocijo del onubense, hasta quisieron significarla con declaración intelectual llamándola Bien de Interés Cultural.

Y todo esto porque las abuelas y las madres traen hasta aquí a todo el que nace para enseñarle la luz de la vida, en El Conquero. Esa luz es la que hoy, al menos emprestada por unos días, se encuentra en esta exposición; aquí se muestra, como si fuese un cofre de emociones, todos los sentimientos cinteros hecho arte.

Una muestra que surge por el 50 aniversario de un patronazgo canónico que tiene de importante el ser la puerta que abre hacia su coronación canónica, el 26 de septiembre de 1992. Un amor que ahora le llega de las hermandades de penitencia, que quisieron dar un paso más en el cariño y el afecto nombrándola su protectora, aquello ocurrió hace ahora 25 años. Son 50 años de Patrona y de ellos la mitad de protectora de las cofradías. Se unen dos momentos gloriosos, uno que tuvo lugar en la despedida del primer obispo de Huelva, doctor Cantero Cuadrado, el 30 de junio de 1964, que mostraba con la bula de su patronazgo canónigo el cariño y lo recibido desde el primer día de la Señora del Conquero. El otro es el 2 de octubre de 1989, cuando la Unión de Cofradías de la Semana Santa de Huelva, hoy Consejo de Hermandades, acuerda nombrarla Patrona y Protectora de las cofradías. Es la Hermandad de la Esperanza la que llevó con éxito la propuesta, presentada por su hermano mayor, Juan Manuel Gil; ya planteada en su día por el presidente José Vargas Tallón. Aquel año presidía la Unión Juan José Redondo Martín, una iniciativa que perdura, lo mismo que la Toma de Hora en la sala capitular cintera. El 8 de junio de 1991 se colocó un azulejo conmemorativo en el patio del santuario. Aquel encuentro tuvo lugar en la clausura de los actos de la Unión, el acuerdo plenario fue en octubre en la apertura de las actividades. Dos ocasiones que se repetirán este año, y es una efemérides tan significativa que no debe pasar desapercibida ni olvidada en este gran acontecimiento que une a las hermandades a través del Consejo y La Cinta. Una oportunidad también para reponer aquel azulejo conmemorativo. Ese afecto quedó remarcado con el ofrecimiento de un cáliz para su coronación canónica. Recuperamos hoy de la hemeroteca de Huelva Información esta fecha de la que nada se había dicho hasta el momento. Es nuestra crónica cintera.