Ence se abona al reciclaje de cenizas

La compañía impulsa la explotación de este subproducto para uso agroforestal Los restos, cuyo uso está autorizado por la Junta, sirven de fertilizante para corregir la acidez de los suelos

Cenizas de biomasa ya esparcidas sobre el terreno, listo para la siembra, junto al cruce de la N-435 que conduce hasta de pedanía de Navahermosa de Beas.
Cenizas de biomasa ya esparcidas sobre el terreno, listo para la siembra, junto al cruce de la N-435 que conduce hasta de pedanía de Navahermosa de Beas.
José Antonio Cárdeno Huelva

01 de diciembre 2014 - 01:00

Ence resurge a partir de sus cenizas. El cambio del marco regulatorio de la electricidad aprobado en la reforma energética del Gobierno en favor de las renovables ha obligado a reciclarse a muchas compañías del sector, que, ante la pérdida de rentabilidad, se han visto abocadas a reorganizarse para adaptarse al esquema productivo que requiere el nuevo marco energético.

Un proceso de reconversión industrial al que se ha abonado en Huelva la compañía Ence, que recientemente decidió sacrificar su actividad de celulosa para transformar el complejo industrial onubense en un centro de generación de energía renovable, con el que volcarse de lleno en la producción de biomasa y en la rentabilización de sus subproductos como nuevos pilares en la reconstrucción de su línea de negocio.

Uno de esos residuos valorizables son las cenizas procedentes de la combustión de biomasa, cuya gestión autorizada como materia prima para su uso en suelos agroforestales decidió retomar y potenciar la compañía energética después de que prosperase en noviembre de 2012 su solicitud de modificación no sustancial de la Autorización Ambiental Integrada (AAI) en vigor para la consideración como subproducto de las cenizas, los lodos calizos y la arena de la caldera de biomasa.

No es para menos ya que Huelva es el principal generador de la compañía de este subproducto. Según la Memoria Medioambiental de Ence de 2012, las plantas de biomasa que gestiona en Huelva, de 50MW y 41MW, produjeron 77.763 toneladas de residuos (lodos calizos y de depuradora, cenizas y arena de la caldera de biomasa), un 37% más que en 2011.

Una permanente fuente de materia prima asequible y accesible que, según la compañía, le permitirá seguir siendo un importante motor de aprovechamiento forestal de Andalucía pese al cierre de la línea de celulosa a causa del "aumento de los costes de producción y la pérdida de competitividad de la fábrica".

Según las previsiones de Ence, la planta de 41MW hasta ahora integrada en la fábrica y de nuevo operativa desde el 1 de noviembre, generará un volumen de entre 15 y 20 millones anuales de Ebitda (beneficios antes de impuestos e intereses)en tanto que el cese de celulosa, con un impacto neto de efecto impositivo en las cuentas del grupo por valor de 91 millones, "permitirá eliminar las pérdidas generadas por Huelva".

La apuesta, de hecho, de la empresa por la biomasa y sus derivados como fertilizante agrícola ha multiplicado su explotación en los últimos meses en la provincia de Huelva, en la que actualmente al menos cinco empresas operan como gestores autorizados de residuos para satisfacer la demanda privada de mejora de las condiciones fértiles del suelo.

"Es una aplicación agronómica, con registro Reach de la UE, contemplado como fertilizante y regulador del PH. Es apto para uso agrícola, no es peligroso y cumple la legislación medioambiental", asegura Carlos Esteban, responsable de Meproam, una de las empresas contratadas por Ence para la gestión de los residuos, visibles ya en varios puntos de la provincia como Niebla, las inmediaciones del centro penitenciario, Gibraleón y Beas. "Son movimientos totalmente autorizados, sin riesgo. Son cenizas que se utilizan como fertilizantes para elevar el PH del suelo y corregir su acidez", corroboran fuentes de la Junta de Andalucía, que requiere un exhaustivo informe técnico previo de justificación de la mejora de suelos y la calendarización del proceso para su control y supervisión.

El proceso de combustión de la biomasa, que se nutre de residuos agrícolas y forestales y de otros cultivos energéticos, genera dos tipos de cenizas, una de fondo, con aplicaciones en la industria cementera, y otra volante, la utilizada como fertilizante para corregir la acidez del suelo antes de proceder a la enmienda orgánica previa a la siembra del cultivo mediante el empleo de lodos de depuración debidamente tratados.

Aunque de uso más reciente en España, el reciclaje de cenizas de biomasa como fertilizante es una práctica habitual desde hace más de 70 años en países como Suecia, Finlandia, Suiza o Estonia, donde se ha acreditado que el tratamiento ha contribuido al crecimiento del Pynus sylvestris, su especie más abundante, al propiciar las cenizas una rápida concentración de nutrientes en el suelo. El efecto fertilizante de las cenizas, además, ha demostrado ser tan duradero o más que el de los fertilizantes artificiales, con una longevidad media de 30 años, llegando incluso a los 50 años.

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