Conoce el patrimonio religioso onubense
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La vigésimo séptima edición de la Semana Santa Chica se celebró el pasado sábado en la Plaza Marqués de Aracena, con la participación de diez cofradías -ocho en concurso y dos fuera- procedentes de la localidad.
Se trata de una tradición en la que los más jóvenes son los auténticos protagonistas y está relacionada con el fervor que vive este pueblo serrano por la Semana Santa. En ella, los abuelos, padres, hermanos y cofrades transmiten la costumbre entre generaciones para mantener esta fiesta, que refleja el futuro de quienes velarán por las hermandades y cofradías de Aracena. De hecho, en la Semana Mayor existen capataces y costaleros que han participado con anterioridad en la Semana Santa Chica. Entre ellos no hace muchos años que estaban de capataz en la Semana Santa Chica Alejandro Alcaide Cerqueira, José Alcaide, Raúl Pastor o Diego Restituto, junto a muchos jóvenes costaleros que ahora forman parte de la Semana Mayor aracenense.
El mayor premio es la participación de los niños. En cuanto a los premios, fueron otorgados por un jurado compuesto por un miembro de cada una de las hermandades. La primera hermandad en realizar su procesión desde su barrio de origen hasta el Paseo lo hizo a las siete de la tarde. Después todas las cofradías realizaron su Estación de Penitencia por el recorrido preparado por la organización con una diferencia entre una y otra en torno a los diez minutos. Como cada año han representado a la mayoría de cofradías de Aracena, entre ellas, la del Cristo de la Plaza, el Divino Redentor Cautivo, la Santa Vera-Cruz o Nuestro Padre Jesús Nazareno.
La entrada fue triunfal por el arco ubicado en el acceso principal al paseo mientras se escuchaban de fondo diferentes marchas procesionales. El jurado deliberó los diversos premios. La hermandad ganadora fue la calle Julián Romero con la hermandad del Cristo de la Plaza, quienes entraron los últimos en carrera oficial. Tras la entrega de premios y con una multitud que abarrotaba la Plaza Marqués de Aracena los niños salieron a prisa y corriendo con los pasos a una velocidad desmedida por el paseo para llegar a sus lugares de orígenes y disfrutar de su Estación de Penitencia con una fiesta de convivencia y hermandad con todos los niños y sus familiares.
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