Bazán, poesía de la contradicción

Retratos. El artista onubense Fernando Bazán, caminando por el Barrio Obrero de la capital, y en algunos momentos de la entrevista.
Retratos. El artista onubense Fernando Bazán, caminando por el Barrio Obrero de la capital, y en algunos momentos de la entrevista.
Manuel Soto Huelva

02 de septiembre 2014 - 05:00

Desde un no lugar imaginario, después de acabar con su vida de forma placentera venciendo al dolor, William Martin se descubre de su particular máscara para reflexionar sobre su vida contradictoria, plantear sus dudas y confesar sus miedos. Con esta carta de presentación, el artista onubense Fernando Bazán muestra Ruán: confesiones en el no lugar, proyecto que engloba tres disciplinas fundamentales interconectadas entre sí como son la poesía, la música y la escena.

Ruán es el tejido de color negro de los nazarenos de muchas de las cofradías de silencio. No en vano, Bazán intenta casar el rock con lo cofrade, algo que él mismo ve complicado: "Formo parte de dos esferas totalmente antagónicas y contrarias en ideas, pensamientos y comportamientos". Al respecto, explica que el subtítulo de sus poemas musicalizados, "confesiones en el no lugar", describe a la perfección su situación, al encontrarse en un camino entre dos mundos antagónicos.

Las tres disciplinas englobadas en el proyecto cumplen su función según el contexto en el que se encuentren, ya que este trabajo se puede disfrutar en formato físico (libro), se puede escuchar en soporte fonográfico digital (disco), al tiempo que invita al oyente a participar de la experiencia de su representación en directo presenciando el espectáculo, ámbito en el que puede apreciarse a la perfección el concepto de este arriesgado proyecto.

Propone Bazán disfrutar del rock como estilo de música y del spoken word como género consistente en hacer rock con la palabra recitada: poemas musicalizados que, en su puesta en escena, contarán con una ambiciosa producción a base de banda de cornetas y tambores, música de capilla y banda de rock. Y es que la música de Bazán podría definirse como ecléctica por la cantidad de géneros que alberga. Las influencias de las que bebe el compositor están en sus orígenes y sus raíces, como el flamenco, las marchas procesionales y el rock castellano que, en sus palabras, "escuchaba en mi adolescencia".

El músico, antes que cantante, se considera artista o artesano, ya que su trabajo "no es necesariamente discográfico", sino un proyecto creativo interdisciplinar y documentado.

Ruán, confesiones en el no lugar, es su segundo trabajo después de Vicio-vertedero, con el que Bazán inició su aventura. En ambos proyectos prevalece por encima de lo musical lo poético cantado a través del spoken word. No obstante, en su primer trabajo, el artista ofrece 13 poemas y canciones a modo de un todo que encaja a la perfección, mientras que en su nueva propuesta Bazán concibe sus creaciones de forma conceptual.

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