Una mujer irrepetible

Una mujer irrepetible
Una mujer irrepetible

26 de marzo 2010 - 05:00

Cine Forum La Gota de Leche.- T.O.: 'Frida'.- Producción: Estados Unidos, 2002.- Duración: 118 minutos.- Dirección: Julie Taymor.- Guión: Clancy Sigal, Diane Lake, Anna Thomas y Gregory Nava.- Fotografía: Rodrigo Prieto.- Música: Elliot Goldenthal.- Montaje: Françoise Bonnot.- Intérpretes: Salma Hayek, Alfred Molina, Valeria Golino, Antonio Banderas, Edward Norton, Geoffrey Rush, Ashley Judd, Mía Maestro, Roger Rees, Patricia Reyes Spíndola, Saffron Burrows

Otro buen acierto para clausurar el ciclo La pintura en el cine, que con plausible criterio ha venido celebrando durante este mes el Cine Forum Gota de Leche con este film sobre la vida de la artista mexicana Frida Khalo. Este es un personaje que siempre me ha cautivado hasta el punto que he tratado de leer cuanto sobre ella se ha publicado. Realmente una mujer irrepetible, una vida apasionante. Llevarla al cine era un proyecto antiguo que surgió con la aparición de la biografía que Hayden Herrera publicó en 1983. Recuerdo que se habló mucho de ello y que la productora Nancy Hardin ofreció el proyecto a varios productores. Se dijo que Francis Ford Coppola estaba interesado y Jennifer López que codiciaba el papel. Se mencionó a Madonna incluso. Al fin, Halma Hayek consiguió encarnar el fascinante personaje de Frida Kahlo que la tenía hechizada. Y el resultado es en líneas generales bastante aceptable.

Y es que no estamos ante un biopic al uso. Su directora, Julie Taymor, no lo ha pretendido. Ha querido identificarse con la gran creadora que fue la artista mexicana, de cuya obra la película destaca algunos destellos visuales realmente originales. Julie Taymor, directora de ópera y teatro y también de cine, en el que hizo sus primeras armas en 1999 con Titus -sin estrenar cuando se presentó Frida en España-, ha construido una visión de la artista desde el accidente que sufrió a los 18 años, que dejara fatales consecuencias en su integridad física hasta su muerte a los 47 años de una vida intensa en todas sus facetas. A través de esa trayectoria vital, angustiada y sin embargo deslumbrante, se hace especial mención a sus amores con el contradictorio pintor muralista Diego Rivera, en un enfrentamiento casi constante.

No en vano Frida (1907-1954) fue una mujer apasionada, rebelde, adelantada a su tiempo, casada con el gran pintor muralista, Diego Rivera (1886-1957), de ese trío excepcional de muralistas mejicanos que componía con José Clemente Orozco y David Alfaro Siqueiros, el más implicado en la causa política desde su militancia comunista, como Rivera, y que en la película encarna Antonio Banderas. Solo ese capítulo merecería otra película en torno al arte militante de quienes combinaban en sus obras expresión artística y propaganda política, que en este film se aprecia en el mural que Diego pinta en Estados Unidos. Frida compitió con él en talento y compromiso social.

Y en esta vorágine de sentimientos, conflicto entre el arte y la política, en una época de particular convulsión en México, con la presencia de Trotsky, que después fue asesinado, sobre algunos de los cuales Paul Leduc reflexionaba en su visión de la artista que vimos hace unos años en el Festival de Huelva, la película nos ilustra tanto en el ambiente, magníficamente recreado, como en los colores de la artista, con una estética collage, en inserciones donde arte y vida se funden prodigiosamente. Pero la película tan bien hace patente ese abismo doloroso en el que inexorable y trágicamente se iba precipitando Frida, temperamental, rebelde, bisexual, alcohólica y genial siempre. Quizás muchos otros aspectos sobre los que podría extenderme, serían objeto de otra película. Hay argumentos para algunas más. Ahí estaba la evidencia de otros proyectos realizados en esa misma época sobre Frida Kahlo: uno lo elaboraba Luis Váldez con la producción de Francis Ford Coppola y otro, sobre la pintora latinoamericana más cotizada en Estados Unidos, con la realizadora venezolana Betty Kaplan -recordemos Doña Bárbara (1998)- y Edward James Olmos encarnando a Diego Rivera. No recuerdo que llegaran a nuestras salas. Me corrijan si me equivoco. Y es que, además de su personalidad humana, realmente apasionante, Frida Kahlo y Diego Rivera, protagonistas de historia tan turbulenta, son como decía Salma Hayek, "dos puntales de la cultura mexicana".

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