La ciudad y los días
Carlos Colón
Nunca estuvieron todos
la claqueta
EL cine y la literatura han estado presentes desde los comienzos del Festival de Cine, allá por 1975. En 1977, ya se hizo un recordatorio a la Generación del 27, al que asistieron personalidades del mundo de la cultura como el poeta Fernando Quiñones, el escritor José Infantes e incluso una actriz del teatro la Barraca- fundado por el poeta Federico García Lorca- Carmen Laizgorti. Poco a poco, esta sección se fue haciendo importante en el Festival, y contribuyó a la presencia de relevantes figuras de la intelectualidad iberoamericana del momento.
Pasaron por aquí escritores como José Donoso, Guillermo Cabrera Infante, Alfredo Bryce Echenique o Manuel Puig. Esta Sección contribuyó a la promoción y difusión de los escritores del boom latinoamericano que, allá por los años 70 y 80, se estaba consolidando como una propuesta innovadora dentro de la literatura universal; tanto es así que el Festival dedicó Secciones de Cine y Literatura monográficas a escritores como Gabriel García Márquez en 1988, y a Julio Cortázar el mismo año de su muerte, 1984.
En ellas se proponía un repaso por películas basadas en sus escritos, y también se invitaba a una mesa redonda a personas vinculadas a la vida del escritor. Pero no sólo la Sección Cine y Literatura potenciaba esa relación que existe desde los comienzos de la historia del Cine; el Festival, además, invitaba a otros escritores en calidad de jurado del certamen. Debemos destacar la presencia de tres premios Nobel, como fueron Camilo José Cela, José Saramago y Mario Vargas Llosa, que recibió la distinción en 2010. Este ambiente intelectual, así como la presencia de personalidades de la cinematografía iberoamericana como Luis Buñuel, María Félix o Mario Moreno "Cantinflas", hicieron del evento una propuesta cultural muy atrayente para el público onubense; un público que, por voluntad propia, acudía y disfrutaba de la programación que se ofrecía.
Yo nací cuando el Festival tenía ya una trayectoria de diez años, y acudí al certamen por primera vez porque en el colegio, cada año, nos llevaban a ver una película. Indagando para mi investigación universitaria, me percaté que, antes que fuéramos un público cautivo, hubo un público entregado, y que la Sección Cine y Literatura potenciaba la calidad y el prestigio del certamen gracias a las presencias literarias de la cultura iberoamericana del momento.
La desaparición de ésta en el Festival, en pos de otros intereses más especializados, como la coproducción ó las secciones dedicadas a los medios digitales, pueden hacer caer al evento en modas pasajeras, que no fidelizan al público. Un público que tal vez aún considera que la buena literatura puede aportar al cine historias y vivencias de un notable interés.
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