Notas al margen
David Fernández
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EL alcalde de Cartaya, Juan Antonio Millán, publicó el pasado día 21 un artículo en este mismo diario en el que -como si de una autoridad en asuntos de salud y medio ambiente se tratará- se lamentaba de que la provincia de Huelva apareciese con frecuencia en los medios de comunicación como un lugar con mucho más cáncer que otras provincias españolas. En concreto, nuestra provincia es la primera en cuanto a incidencia en once tipos distintos de cáncer, según el Mapa de Mortalidad por Cáncer (1989-1998) del Instituto de Salud Carlos III dependiente del Ministerio de Salud y Consumo. En su artículo, con argumentos débiles, pero repetidos -como si la repetición los pudiese convertir en verdades- este defensor del ladrillo y la especulación, atacaba a la Plataforma Mesa de la Ría llamándonos voceros y algunas cosas más, por la denuncia que hacemos de la peligrosidad de los fosfoyesos y de las cenizas radioactivas de Acerinox, y por la defensa que hacemos de la salud de los onubenses, al tiempo que nos acusa de estar siendo manipulados por quienes tendrían intereses en que la ciudad crezca por lo que se ha conocido como el Ensanche Sur. Lo que no dice Millán es que el PSOE no ha mostrado su desacuerdo total con ese proyecto, y que las reticencias que tienen hacia él sólo obedecen a que los dirigentes de su partido todavía no han conseguido la parte del pastel que creen corresponderles en esa operación urbanística. Todos sabemos en Huelva ya, a estas alturas, que el negocio del ladrillo es cosa de dos.
Dime de qué presumes y te diré de qué careces. El refrán define bien la forma de ser de Millán. Así se presenta ante la opinión pública intentando dar lecciones sobre desarrollo sostenible y respeto al medio ambiente. El problema es que no tiene credibilidad ni autoridad moral, porque hace lo contrario de lo que dice. Veamos.
-Millán intentó poner en Cartaya en los años 1998-1999 una incineradora de plásticos de la empresa Onuleno. Fue necesario crear una plataforma ciudadana para echar abajo ese proyecto, que el alcalde presentó como una planta de generación de energía cuando eso no era verdad.
-Millán ha promovido los pelotazos urbanísticos que se conocen como Rompido Este y Oeste, que llenarán de chalés, apartamentos y un campo de golf una extensa zona de El Rompido. Sólo en Rompido Este está prevista la construcción de viviendas para más de siete mil personas.
-Millán ha creado las condiciones para que la actividad pesquera se muera poco a poco, pues los pescadores estorban para sus planes de supuesto desarrollo turístico.
-Millán tiene pendiente desde el año 2003 la aprobación definitiva del Plan General de Ordenación Urbana de Cartaya. Ese plan no ha salido adelante porque incumple la legislación urbanística. No obstante, los amigos de Millán en la Junta de Andalucía le han permitido firmar convenios urbanísticos por los cuales el Ayuntamiento ha ingresado más de 12 millones de euros. Izquierda Unida ha pedido que el Parlamento de Andalucía investigue esos convenios, porque son sospechosos de haber servido para satisfacer intereses especulativos.
-Millán promovió en 2003 la instalación de un chiringuito privado en pleno Paraje Natural de la Flecha de El Rompido para uso exclusivo de los clientes del complejo turístico Marina El Rompido.
-Millán es el 'padrino' del proyecto de construcción de una dársena o puerto deportivo de hormigón en el lugar conocido como caño de La Barreta. Esa obra obligaría a mover medio millón de metros cúbicos de tierra, es decir, un volumen que es la mitad del que ocupa el Estadio Santiago Bernabéu. Esa actuación destruiría una marisma donde hay especies vegetales y animales protegidas.
-Millán combatió con todas sus fuerzas haciendo frente común con los alcaldes del PP y el PA, el Plan de Ordenación del Territorio de la Costa Occidental hasta desvirtuarlo por completo, logrando que lo que debía de ser una norma que pusiese coto a los desmanes urbanísticos de los alcaldes de la Costa, se convirtiese finalmente en un documento legitimador de una política de subdesarrollo basada en la subordinación al negocio del ladrillo y la especulación.
Con esta pequeña parte de un historial que no cabe en un artículo de opinión, no nos extraña que al alcalde de Cartaya le parezca normal que se arrojen a las Marismas de Mendaña más de siete mil toneladas de cenizas radioactivas de Acerinox. A Millán tampoco parece importarle que Fertiberia siga con los vertidos de fosfoyesos a pesar de la prohibición de la Dirección General de Costas y de todas las sentencias judiciales que ha ido teniendo en contra de esa práctica. A Millán no parece preocuparle que esta ciudad haya perdido mil doscientas hectáreas de marismas para depositar en ellas las más de ciento veinte millones de toneladas de fosfoyesos que se encuentran a quinientos metros de la ciudad.
Y lo que realmente llena de indignación es ver como una persona que se dice de izquierdas, antepone el interés económico de unos pocos -los de siempre- frente al interés general de la mayoría. El dinero antes que la salud. "La línea curva de la economía frente a la línea recta de la vida", que diría nuestro querido Cobos Wilkins
Miles de onubenses consideramos que son los políticos del PSOE, los alcaldes ambiciosos, y la propia Junta de Andalucía, quienes deterioran la imagen de esta ciudad y de esta provincia, cuando permiten sin ningún tipo de problemas la construcción de cinco centrales térmicas de ciclo combinado, de cuatrocientos megavatios cada una, entre los términos municipales de Huelva y Palos de la Frontera, cuando permiten ampliar los depósitos de gas convirtiendo a nuestra provincia en reserva de gas del Estado, cuando defienden que un oleoducto parta en dos nuestra provincia para satisfacer las ambiciones económicas de un empresario afín, cuando no mueven un solo dedo para impedir que continúen los vertidos de fosfoyesos, ni para que sean retiradas y confinadas en un lugar adecuado las cenizas radiactivas de Acerinox y, sobre todo, cuando en lugar de defender la salud de los ciudadanos, se pretende acallar las voces de quienes exigimos una respuesta de las Administraciones que nunca llega.
No son alcaldes como Millán ni los políticos del PSOE quienes puedan dar lecciones. Ellos son los responsables después de más de dos décadas de gobierno en Andalucía, de que Huelva sea una de las provincias más contaminadas de Europa. Su connivencia con los intereses de las empresas responsables del grave deterioro medioambiental que sufrimos resulta obsceno. Ni él ni su partido impedirán que la Plataforma Mesa de la Ría siga denunciando la situación a la que nos han llevado y continúe luchando para defender la salud de los ciudadanos y ciudadanas de Huelva.
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