Félix Sancha Soria

90 años de la Hermandad de San Mamés

combates por el patrimonio

Las directivas arochenas siempre han intentado conseguir medios para celebrar la romería y, sobre todo, impulsar la devoción a un santo que procedía de una ermita fronteriza

20 de mayo 2013 - 01:00

EL 17 de septiembre se cumplirán 90 años de la constitución de la Hermandad de San Mamés en Aroche como bien refleja el reglamento aprobado por el hermano mayor Sergio Ocaña Morales y por el cura párroco Manuel Suárez Cáceres. Unos meses antes, el 21 de mayo, se había celebrado la primera romería en la finca Los Llanos de la Belleza. Bien es cierto que no era una fundación nueva sino una continuación de la antigua hermandad que existió en la época moderna y que tenía como centro la ermita de San Mamés en la dehesa de Cortedelana, a más de 20 km de Aroche, término actualmente de Rosal de la Frontera.

La ermita de repoblación debió ser levantada en época medieval por los pastores mesteños que conducían sus ganados desde zonas norteñas a través de las cañadas, cordeles y veredas; la misma advocación del Santo procede sin duda de aquellas partes de España, donde recibe una gran veneración. No sabemos cuando comenzó la romería o "fiesta del señor San Mamés", que así se llamaba, pero sí que duraba tres días y se celebraba por la Pascua de Pentecostés, teniendo un ámbito internacional al reunir a los vecinos de poblaciones españolas y portuguesas, como Aroche, Santa Bárbara de Casa, Cabezas Rubias, la aldea de El Gallego, Vila Verde de Filcalho o Serpa. A la solemne misa le seguía la procesión por los alrededores de la ermita de una imagen de San Mamés de estilo románico y actividades lúdicas como la comida de hermandad, bailes de danzas, mascaradas, fuegos artificiales y capeas de toros.

A finales del siglo XVIII, en concreto en 1785, se dejó de celebrar la romería al amenazar la ermita ruina, siendo trasladada la imagen de San Mamés a la iglesia parroquial de Aroche. Con posterioridad fue llevada a la ermita de San Pedro de la Zarza en La Belleza, pasando a ser conocida como de San Mamés.

A lo largo de estas 9 décadas, las directivas siempre han intentado conseguir los medios suficientes para celebrar la romería y sobre todo lograr la devoción a un santo que procedía de una ermita fronteriza lejana. La primera regla de aquel reglamento de 1923 ya decía que "ha de saber cada hermano que el fin que propone esta Hermandad al instituirse no es sola y exclusivamente el fomentar la solemnidad exterior de sus cultos y fiestas, sino también y más principalmente el fomentar el fervor, la devoción y el amor hacia nuestro Santo Patrono para que vuelva a reaparecer el espíritu cristiano que tanto distinguió a nuestros mayores y antepasados".

En casi un siglo han cambiado muchas cosas, modificándose cuestiones esenciales como el calendario de la romería, lo que ha dividido en muchas ocasiones a los arochenos y ha generado grandes polémicas. Inicialmente se celebraban dos fiestas, una en la ermita el lunes después de Pentecostés y otra en Aroche el 17 de agosto; para esta última había que trasladar el Santo 9 días antes a la iglesia parroquial con el fin de sacarlo en procesión. Todos los hermanos estaban obligados a asistir a la misa y procesión de San Mamés, así como a acompañar a los entierros.

A principio de los años 60 la romería contaba con 3 días de fiesta, el sábado se oficiaba la misa cantada en la iglesia prioral de Nuestra Sra. de la Asunción, realizándose después actos festivos como el fallo del concurso de balcones y ventanas y el festival cómico taurino en la plaza de toros. Durante el domingo el Santo salía en procesión hacia La Belleza desde la plaza Queipo de Llano, actual Corredera, oficiándose misa y procesión, para culminar con la llamada comida de los pobres. Al final de la tarde el Santo regresaba a Aroche. Durante el tercer día en la población había actividades lúdicas como la entrega de premios de los distintos concursos.

En los años 70 y 80 la caseta de la Hermandad, instalada en el Paseo Ordóñez Valdés, era el centro donde se realizan los bailes y donde se entregan los premios a los mejores caballistas, suprimiéndose la comida de pobres, los concursos de balcones engalanados o las carreras de cintas a caballo o en bicicleta. Pero sobre todo hubo un cambio transcendental al dejarse de celebrar la romería en la festividad de la Pascua de Pentecostés. Parece ser que los motivos estaban relacionados con la celebración de la romería del Rocío de Almonte. La influencia rociera ha hecho mucho daño en la esencia e integridad de las romerías de nuestra provincia, exportando costumbres como la creación de filiales, la construcción de casas permanentes en los distintos poblados romeros o la celebración de romerías chicas.

En el tiempo transcurrido la Hermandad de San Mamés también ha pasado por momentos críticos, uno de ello fue allá por los años 90 cuando nadie se quería hacer cargo de ella, teniendo que aventurarse Miguel Domínguez Soria Miguelino a coger la vara presidencial días antes de la romería, lo que conllevó que no se pudiera montar la caseta de San Mamés en el Paseo. Además las fuertes presiones de los sectores económicos del pueblo y la potenciación del hecho lúdico van a modificar el calendario saliendo el Santo en romería el sábado para regresar el domingo por la noche, también se cambian las encinas por las casetas desmontables cubiertas de coloristas toldos. La propiedad pública de la finca La Belleza y la protección dada al yacimiento de la ciudad romana han impedido que el recinto romero se transformara, como en otros sitios, en un poblado de estructuras de ladrillo o chapa, cosa de la que nos alegramos por el bien del patrimonio natural arocheno.

Aquellas actividades que se solían realizar en la caseta del pueblo pasaron a la caseta instalada en el recinto romero, potenciándose el Santo Rosario, la coronación de la Romera y Damas de honor o el Pregón, apareciendo un inusitado interés por el mundo del caballo.

En los comienzos del siglo XXI la Hermandad realizó grandes esfuerzos económicos como la restauración de la deteriorada imagen de San Mamés, la construcción de la carroza, la confección de un nuevo estandarte o el acondicionamiento del recinto romero con abastecimiento de agua y luz. En el año 2008 se llevó a cabo otro cambio en la tradición que generó una gran polvareda, la junta directiva decidió que el domingo no regresara el Santo al pueblo, llevándose a cabo una procesión de la imagen en torno a la ermita y actuaciones musicales. Bien es cierto, que desde hacia algunos años sólo volvía el estandarte.

Durante estos 90 años por la Hermandad han pasado un hermano mayor, 18 mayordomos y 16 presidentes, algunos estuvieron un solo año, mientras que otros han regido sus destinos durante lustros o décadas, todos han impreso su sello particular a este organismo vivo que se transforma con el tiempo. Y todos han conseguido junto con los demás hermanos hacer de la Hermandad y su romería un signo de identidad, un símbolo del patrimonio religioso serrano y un motivo para acudir todos los años por primavera a los Llanos de San Mamés.

El futuro de la Hermandad lo deben diseñar los arochenos en base a su capacidad para comprometerse en iniciativas como formar parte de las próximas juntas directivas. También considero cuestiones fundamentales confeccionar unas reglas legalizadas por el Obispado de Huelva que impidan que nos sigamos guiando por normas obsoletas, mejorar las comunicaciones entre directivas y hermanos, mantener el equilibrio entre el hecho religioso y los actos lúdicos o lograr una mayor participación de los hermanos en las decisiones importantes.

Para concluir diremos que la romería de San Mamés se ha convertido en un referente dentro del calendario romero onubense, salpicado de lugares comunes y de momentos inolvidables, donde se ha reafirmado el sentido de comunidad de los arochenos y demostrado la hospitalidad con vecinos y forasteros. Este año, como los anteriores, saldremos al son de sevillanas desde La Corredera, pararemos en La Cruz del Mármol y la Alameda de la Belleza, para terminar en la ermita, donde se producirá ese momento mágico en el que el Santo entrará arropado por el gentío, condensando de fervor religioso la atmósfera de la Sierra de Aroche.

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