Javier / Sánchez / Menéndez

La claridad

Los afanes

18 de agosto 2016 - 01:00

QUE los niños poseen un don especial es algo que todos sabemos, y ese o esos dones que proyectan nos acercan, desde luego, a la claridad. En la medida que nos hacemos adultos van adquiriendo en nosotros más peso los asuntos terrenales y mundanos. En cambio, los niños mantienen un espíritu puro. Un claro ejemplo lo tenemos en los niños que pintó Rafael Sanzio (Urbino, 6 de abril de 1483 - Roma, 6 de abril de 1520). El pintor del renacimiento supo captar la expresión de claridad en los rostros infantiles, una claridad ingenua, pura, altruista, casi mágica.

La lectura del libro de Mariano Sigman (Buenos Aires, 1972) La vida secreta de la mente (Debate) confirma en otros aspectos esta conocida teoría. El libro de Sigman es muy interesante, nos habla de que el cerebro genera una cultura y la cultura es capaz de cambiar el cerebro. Decía Sigman en una entrevista reciente: "Un bebé nace con un cuerpo de conocimiento mayor del que uno creería. En dominios como la moral, un bebé ya nace con predisposiciones de cosas que les parecen buenas o malas, bastante sofisticadas. Un bebé tiene incorporados esos razonamientos. Eso es la mejor definición de innatismo, uno ya sabe comportarse en una situación a la que nunca ha estado expuesto".

También indica Sigman en la entrevista: "Sobre si lo que somos es innato o no, hay dos ideas distintas. Una es la de la tabula rasa: el cerebro es una hoja en blanco y después de nacer uno puede ser cualquier cosa, está todo abierto. Otra idea es que el cerebro tiene un programa de encaje y que hay ciertas cosas que encajan mejor en la forma de procesar del cerebro. Hay muchísima evidencia que muestra que el cerebro no es una tabula rasa. Hay ciertas funciones, como controlar el cuerpo o caminar y una madre sabe que un bebé nace y tiene ciertos reflejos. La pregunta es hasta dónde llega esto".

Lectura recomendada, muy recomendada e interesante, podemos entender y descubrir muchos aspectos de nuestras intuiciones. Un viaje a lo largo y ancho de las decisiones humanas, se explora qué define la fina y borrosa línea de lo que estamos dispuestos a hacer y lo que no, las decisiones que nos constituyen.

Hay que seguir mirando a los niños en los cuadros de Rafael, hay que seguir aprendiendo, disfrutando del arte. Tan solo el arte es capaz de transmitir esa claridad que reflejan los rostros de los niños, la imagen de la inocencia y la esperanza, la imagen del futuro.

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