Juan José Oña / Delegado Provincial De Cultura

Día Internacional del Libro. 2010

23 de abril 2010 - 01:00

UN año más celebramos el Día Internacional del Libro, un llamamiento a la complicidad con los autores que en nuestro país, y especialmente en la comunidad catalana, se materializa en la costumbre de regalar un libro y una rosa. No estaría de más que en estos tiempos de importaciones, cambios de costumbres y mudanzas varias (Papa Noel, Halloween…) se extendiera esa saludable manera de exteriorizar nuestro amor por los libros, las rosas y los otros, quienes los reciben. Y que se hiciese por todas las geografías y a lo largo del calendario, ocupando algún rato de todos sus días. Mientras tanto, nos conformaremos con que cada 23 de abril más ciudadanos se sumen a esta celebración.

No creamos que dedicarle un día al año soluciona el problema (para mí lo es) de la mala relación de muchos ciudadanos con la lectura pero tampoco el de tantas otras cosas, buenas y malas, que cuentan con su día correspondiente. Sí creo en la bondad, la conveniencia y hasta la necesidad de llamar la atención sobre aquello que queremos cambiar para mejorarlo. Y los índices de lectura que se barajan para este país nos dicen que se puede -se debe- mejorar mucho.

El hábito de la lectura, como todos, sólo se adquiere con la práctica y desde el convencimiento de que es bueno, primero para el lector y, después, por extensión, para el conjunto de la sociedad.

Creo que todas y todos, leamos o no, estamos convencidos de que leer es importante: enseña, despierta la imaginación, nos ayuda a conocernos mejor, abre la mente, nos hace -o debería hacernos- más críticos con los demás y con nosotros mismos y, en consecuencia, menos vulnerables a los cantos de sirena que nos llegan desde todos los rincones del orbe.

Otra ventaja de esta actividad es que se puede practicar en cualquier sitio: en casa, en el autobús, en una sala de espera… Desde aquella estupenda broma encuadernada de Jardiel Poncela "Para leer mientras sube el ascensor", otros autores nos proponen los lugares más diversos para leer sus libros. Digo esto para justificar mi aserto de que el lugar es lo de menos si lo que se lee es bueno (el pareado es pura casualidad).

De otro lado, las nuevas tecnologías acercan la lectura en formatos para todos los gustos: se pueden llevar puestos, con el tamaño de letra que queramos e, incluso, hasta nos los leen al oído. Hay quien pronostica (agoreros) el final del reinado de Gutemberg. Como si no pudiesen convivir en perfecta armonía lo nuevo y lo de siempre. Personalmente sigo prefiriendo el contacto del papel y el olor de la tinta a las teclas y la pantalla de plasma pero convencido, como estoy, de que lo importante es leer, el cómo, dónde, en qué y cuándo se me antoja de menor importancia.

En torno al 23 Abril se van a celebrar un sin fin de Ferias del Libro en numerosos pueblos y ciudades de Andalucía (también en Huelva), que nos ofrecen un excelente marco para encontrarnos con autores, libreros, otros lectores, el libro que buscamos hace tiempo o ese otro que, sin saberlo, parece estar esperándonos desde que fue escrito.

Es un hermoso día y una estupenda ocasión que no debemos desaprovechar.

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