La recuperación de Las Herrerías
En defensa del patrimonio cultural
El ingeniero de Minas Pepe Suárez creó una asociación de defensa de la cultura local en Minas de Herrerías l Su objetivo: recuperar el patrimonio, como el malacate que se 'paseó' por las Colombinas
EN los momentos económicos tan delicados que vivimos se esta revalorizando con fuerza la acción que pueden llevar a cabo aquellas personas que luchan y defienden desinteresadamente el patrimonio cultural y natural. Su liderazgo, compartido con otros, es fundamental para transformar la sociedad que nos rodea, armonizando la conservación con el medio ambiente e impidiendo que la locura capitalista-consumista destruya la mayor parte de los símbolos que han formado nuestro ADN. Algo así debió de pensar el ingeniero de minas Pepe Suárez para crear en la aldea puebleña de Minas de Herrerías su asociación un 29 de marzo de 2010, con el objetivo de defender y recuperar el patrimonio minero de esta mina, en grave peligro desde que se desmantelara en 1988.
Desde entonces se han organizado jornadas sobre historia minera y publicado libros de imágenes, personajes y acontecimientos de la Jerrería, como cariñosamente se conoce esta población en el Andévalo. Pero donde más y mejor se ha trabajado es en los proyectos de resurrección patrimonial. En concreto nos parece muy significativa la recuperación y restauración del malacate del Pozo Maestro de Cabeza del Pasto, el cual se utilizaba para el izaje vertical y el arrastre de cargas horizontales.
La mina de Cabeza del Pasto está ubicada en el término municipal de Puebla de Guzmán, cerca de la rivera del Chanza, siendo uno de los nombres míticos que se repiten cuando se habla de la minería del cobre en la faja pirítica onubense. Conocemos su explotación desde tiempos de los romanos, pero su mayor esplendor se desarrollará durante la fiebre minera de finales del siglo XIX, en concreto en 1880, cuando el ingeniero de minas alemán Jorge Rieken obtiene la concesión de sus derechos mineros. Entre 1885 y 1910 esos derechos le fueron arrendados a la compañía inglesa The Bede metal & Chemical Co. Ltd., para posteriormente ser, de nuevo, arrendados a una empresa francesa, quedando paralizada la producción minera en los años treinta.
A finales de los años 80 del siglo pasado se produce la crisis de la minería onubense, cerrándose Minas de Herrerías, comenzando toda su infraestructura a sufrir un enorme deterioro, llegándose incluso a desmontar el malacate del pozo maestro para instalarlo en la caseta temática Huelva y la Minería en las Fiestas Colombinas de Huelva.
En el Humilladero de la Cinta se encontraba abandonado y agredido cuando fue recuperado por Pepe Suárez y su asociación Herrerías, llegando a un acuerdo con los Ayuntamientos de Huelva y Puebla de Guzmán para la cesión del malacate y su traslado a su ubicación original. Tras su vuelta a Herrerías se llevó a cabo la restauración que conllevó procesos como la fundición de piezas de metal, la aplicación de una pintura antioxidante y la urbanización de la zona. Finalmente, el malacate fue inaugurado en el lugar del que nunca debió salir el 19 de marzo de 2011, pagándose así una deuda que la minería tenía con la Puebla de Guzmán.
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