Las listas eran el problema
El pueblo erige un monumento que recuerda, con nombres y apellidos, a los 109 vecinos asesinados durante la Guerra Civil
El libro La Guerra Civil en Huelva (1996) de Francisco Espinosa estuvo casi tres años en los despachos de la Diputación Provincial sin ver la luz. El problema para su edición no era presupuestario. El problema eran las listas (de fusilados) que contenía.
Ayer, el Ayuntamiento de Manzanilla homenajeó a las 109 víctimas de la represión franquista en una localidad que en 1936 contaba con 3.200 almas entre las que el cura Bellido llegó a censar, según desveló Espinosa, 200 socialistas y un comunista. Y lo hizo colocando una lápida gris con sus nombres y apellidos a las puertas del cementerio.
Y es verdad. La lista impacta. Ese fue el resultado de los bombardeos franquistas, la entrada a saco en el pueblo de la columna del militar Castejón y la brutal represión que sufrieron los vecinos a manos de un destacamento que estaba formado por legionarios y tropas moras cuya especialidad fue la aplicación del terror indiscriminado entre la población indefensa.
Las víctimas encontraron el apoyo del pueblo, que se volcó en el homenaje impulsado por el alcalde, Cristóbal Carrillo, junto a toda la Corporación municipal (PSOE, PP, IU , aunque la portavoz popular se excusó al final y no fue al homenaje).
Unas trescientas personas acompañaron a los familiares durante un acto que contó con la presencia del delegado de Justicia de la Junta, Enrique Gaviño; el diputado provincial José Villa, el coordinador regional de Izquierda Unida, el bollullero Diego Valderas; la participación del investigador Francisco Espinosa, los periodistas Luis Eduardo Siles y Rafael Moreno y la Asociación Memoria Histórica y Justicia de Andalucía.
Zapateros, campesinos, burgueses progresistas... todos cayeron en Manzanilla entre 1936 y 1939, los años de plomo del franquismo. En Huelva hay contabilizadas con nombres y apellidos 6.019 víctimas de la represión fascista o franquista y no llegan a un centenar las víctimas de la represión izquierdista. "No hubo guerra, sólo una brutal represión tras un golpe militar", gusta recordar a Espinosa.
El alcalde de Manzanilla, Cristóbal Carrillo (PSOE), subrayó que sus paisanos murieron simplemente "por ejercer de ciudadanos". Por eso en el encabezamiento de la lápida está escrito en mármol: Por la construcción de un futuro de paz y de respeto a los derechos humanos. El Ayuntamiento de Manzanilla levanta este monumento en memoria de los vecinos y vecinas que lucharon y murieron por estos mismos principios desde la II República.
Los familiares de las 109 víctimas de Manzanilla ya tienen un lugar donde recordarles y llevarles flores. Hasta ahora, una fosa anónima del cementerio alimentaba la incógnita. El psiquiatra cordobés Carlos Castilla del Pino dejó escrita en su Casa del Olivo una carta que dice: "Debe saberse dónde están (los asesinados, los desaparecidos, los fusilados) para que estén definitivamente donde deben. Es una forma de hacerlos vivir. Porque se vive en el recuerdo de los demás. Por eso dejar testimonio de que vivieron y por lo que murieron es otorgarles una forma de inmortalidad".
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