El sector fresero obtuvo unos ingresos de 241 millones la pasada campaña

La producción de la fresa se redujo un 10,7% y la de los cítricos un 26,05% durante la pasada campaña agrícola, según un estudio elaborado por la Fundación Cajamar en colaboración con el Centro Tecnológico de la Agroindustria Onubense (CT Adesva) que fue presentado ayer por las delegadas de Economía, Innovación y Ciencia y Agricultura y Pesca en Huelva, Manuela de Paz y Esperanza Cortés, respectivamente. Aunque el valor de la fruta alcanzó en el mercado precios superiores a los registrados en la campaña anterior y la demanda aumentó, los ingresos que percibieron los agricultores incluso fueron menores: los freseros, un 5,4%, y los citricultores, un 0,64%.

Las condiciones climatológicas incidieron de manera desigual al principio y al final de la campaña, configurando también unos comportamientos desiguales en las distintas producciones. Teniendo en cuenta estos condicionantes, el balance final de la campaña fresera fue considerado positivo, ya que finalmente la producción se prolongó más tiempo de lo habitual, lo que permitió su recuperación.

Después de alcanzar el récord de superficie dedicada a las frutas y hortalizas en la campaña precedente, durante la pasada se registró un ligero recorte de la misma, apenas un 0,76% menos. Este descenso se registró principalmente en el cultivo de la fresa, que bajó un 1,52%, quedándose en 6.500 hectáreas y rompiendo con dos años de crecimientos sucesivos. El resto de los cultivos apenas experimentó cambios.

Sobre la producción, las cuantiosas lluvias registradas entre noviembre y marzo produjeron un descenso de la fresa, así como un menoscabo de su calidad. Concretamente, la fresa recolectada se redujo un 10,7% hasta alcanzar las 225.800 toneladas, mientras que los cítricos cayeron en su conjunto un 26,05%, quedando su registro de la campaña en 281.208 toneladas. Por tanto, el conjunto de ambas producciones sufrió un recorte del 19,93%. Sobre los aforos iniciales realizados sobre los cultivos de cítricos, la reducción fue mucho mayor, calculando la Asociación de Productores de Cítricos un 48% para la naranja y un 14% para la mandarina.

En cuanto al valor percibido por los agricultores, la reducción de las producciones propició unos ingresos unitarios más elevados, aunque no fueron suficientes para compensar el descenso de la producción, si bien en el caso de los cítricos compensó una buena parte de la pérdida de kilos. El efecto sobre el total del valor de las producciones fue de una caída del 4,23%, respecto a la campaña anterior. De nuevo fue la fresa el producto que mayor cuota de ingresos obtuvo, con 241,6 millones de euros, aunque con un descenso de la campaña precedente del 5,4%.

Por su parte, los cítricos, que habían visto decaer sus cotizaciones en las otras campañas, en la de 2009/2010 la tendencia cambió y los precios aumentaron al ritmo de crecimiento de una demanda europea impulsada por los brotes de la gripe A. Así, los ingresos percibidos por el conjunto de estas producciones se estima que se redujeron tan sólo un 0,64% con respecto a los doce meses anteriores, con 76,2 millones.

En cuanto a la demanda externa, los movimientos fueron muy similares a los comentados con anterioridad. Así, las toneladas vendidas en el extranjero sólo pudieron alcanzar las 255.298, un 15,44% menos que en la campaña precedente. Esta reducción parece que tuvo su origen en la disminución de las cosechas y no en la pérdida de competitividad en los mercados de destino, ya que de hecho las cotizaciones medidas aumentaron. De ahí que los ingresos percibidos por estas ventas solo cayeran un 6,27%, muy por debajo de la tasa de reducción del volumen físico. Las ventas al extranjero sumaron 467,85 millones de euros, de la que la mayor parte correspondieron al sector fresero, con 312,62 millones de euros y un 4,78% menos que en la campaña anterior.

El informe advierte del aumento de la competencia de productos hortofrutícolas destinados a Europa y apunta a una nueva línea de consumo de la mano de los denominados productos de conveniencia, que responden a unos perfiles de consumidor con menos disponibilidad de tiempo para realizar la compra y elaborar los alimentos.