Los discípulos de Don Carnal

La Escuela del Carnaval isleña inició su andadura el 13 de octubre y ya cuenta con 80 alumnos · Los alumnos aprenden a tocar la guitarra, la caja y el bombo, a elaborar letras y a maquillar

Francisco David Sosa dirige la Escuela Municipal de Carnaval de Isla Cristina.
Francisco David Sosa dirige la Escuela Municipal de Carnaval de Isla Cristina.
Raquel Rendón / Isla Cristina

16 de enero 2011 - 05:01

Que Isla Cristina es la ciudad más carnavalera de la provincia de Huelva y una de las más señeras de España en las cuestiones de Don Carnal no es un secreto para nadie. Isla Cristina es carnaval, y viceversa. Los ritmos de la caja, el bombo y la guitarra, la musicalidad de las coplillas, van aferrados al alma de los isleños. Ellos llevan su veneno en la sangre, lo maman desde la infancia en los cuartos de ensayo.

Ahí está la clave: en la cantera. Los niños son el futuro del carnaval de Isla Cristina. Sabedor de ello, el reputado letrista local Juan Venegas propuso hace unos años a la Asociación de Carnavaleros Isleños (ACI) la idea que le rondaba la cabeza: crear una escuela de Carnaval. El proyecto, que contó con el respaldo de todos, entusiasmó también al Ayuntamiento isleño, que el año pasado ya alquiló a la empresa Damas los locales traseros de la estación de autobuses para ubicar allí la sede de la academia. El Consistorio designó a Francisco David Sosa como director de la Escuela de Carnaval, acondicionó el inmueble -que consta de tres aulas y una oficina- y echó a rodar la campaña de captación de alumnos en los centros educativos del municipio.

El 13 de octubre pasado, la flamante Escuela Municipal de Carnaval abría sus puertas por primera vez con más de 70 alumnos (la mitad, niñas). A día de hoy cuenta en sus aulas con 80, a los que hay que sumar las 60 mujeres que participan estos días en las clases de maquillaje que imparte Irene Santana.

El Ayuntamiento de Isla Cristina aporta el local y los monitores, la ACI, las cajas y los bombos necesarios para llevar a cabo el taller de Percusión, al que hay que sumar los de Agrupaciones, Guitarra y Letras. Sosa adelantó a este diario que "el año que viene se pondrá en marcha también el taller de Corte y Confección", con lo que las previsiones apuntan a que se superarán las 150 inscripciones.

Todas las actividades -a excepción de la de Letras- están dirigidas a chicos de entre ocho y 18 años, que acuden por las tardes a las clases (de 16:00 a 22:00). Algunos incluso se atreven a simultanear varios talleres y "tienen que multiplicar las horas".

Juan Venegas imparte el de Letras, que cuenta con siete alumnos, todos mayores de edad. El pasodoble que se ha convertido en himno de las carnestolendas isleñas, La Higuerita marinera, le sirvió en el arranque del curso para diagnosticar el nivel cultural de los participantes, que tuvieron que crearle un nuevo texto. A día de hoy, esta sección de la escuela se dedica a elaborar letras para agrupaciones locales que las demandan -caso de una murga y una comparsa de chavales que se estrenan este año sobre las tablas del teatro Horacio Noguera-, a coros como el de Voces Blancas y para los temas inéditos que han creado los profesores del taller de Agrupaciones.

En el curso de Guitarra participan 43 chicos. La inscripción, que incorpora al de Agrupaciones, cuesta 51 euros al año. De la mano de Juan Antonio Orta Cochero, "no sólo aprenden flamenco, sino otros ritmos necesarios en carnaval, como los del vals o pasodoble", explicó Sosa. Juan Carlos Casado Pintao muestra a los críos los misterios de los ritmos de la caja y el bombo, columna vertebral en la ejecución de un repertorio.

El curso estrella es, sin duda, el de Agrupaciones. Sustenta el grueso del alumnado de la Escuela de Carnaval (alrededor de 55) y se divide en tres grupos: uno de 23 niños de entre 8 y 11 años, cuyo tutor es Pintao; otro de 16 niñas de la misma edad, coordinado por la única monitora en plantilla de la escuela, Juani Contreras; y otro dirigido por Francisco David Sosa en el que trabajan 16 chiquillos de entre 14 y 18 años.

Su atractivo reside en la apuesta práctica de poner en pie una auténtica comparsa carnavalera. Como todavía es temprano para que los alumnos tengan la formación instrumental adecuada para ponerla en pie, los monitores tocan los instrumentos y trabajan con tres antologías en cada clase, que tiene una dinámica similar a la de cualquier agrupación. El año que viene, eso sí, "queremos hacer agrupaciones con todo el repertorio original".

Las sedes de las peñas carnavaleras Pasacalles, Los Espaciales, o El Dragón albergan también los ensayos de los grupos, que ya empiezan a notar los nervios en el estómago: en febrero, el día de la Coronación infantil, cantarán en el teatro de Isla Cristina.

En un futuro próximo la Escuela de Carnaval no sólo será una cantera para el teatro (tenores, contraltos, bajos, guitarras, bombos, cajas y letristas), sino que buscará enriquecer también la calle, formando a maquilladores, carrocistas, diseñadores y sastres que garantizarán, sin duda, la perpetuidad de la fiesta grande de la hermosa Isla Cristina.

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