Diálogos cofrades
Con cofrades como tú, ¡así nos va!
En ilusión, entrega y devoción no les gana nadie y saben que su trabajo es tan respetable y válido como el que realiza el resto de las cuadrillas de la Semana Santa onubense. Éste es el séptimo Viernes Santo consecutivo en el que la cuadrilla de costaleras del Santo Entierro llevará al Señor Yacente por la carrera oficial, dejando alto el pabellón femenino en el mundo cofrade que, en algunos ámbitos, ve con escepticismo e incluso con resquemor el cada vez más importante papel de la mujer.
El ser costalero es aún a día de hoy, uno de los baluartes más vedados para las cofrades. Sin embargo, la hermandad oficial de la Semana Santa onubense cuenta con una cuadrilla que marca su paso por las calles de la capital con un entusiasmo y una fe difícilmente superables, porque eso es lo que tienen los retos, que permiten sacar lo mejor de uno mismo.
La cuadrilla del Señor Yacente cuenta con 40 costaleras, aunque el paso calza 35, por lo que los relevos van bastante ajustados. El paso del Señor Yacente pesa unos 800 kilos que llevarán con dignidad y devoción, pensando especialmente en el que está arriba. Comentan que al tratarse de un paso de silencio, el trabajo es algo más ingrato ya que el movimiento es más monótono, aunque el paso sólo lo mueven dos pies, como dicen ellas destacando de este modo, la armonía con la que trabajan. La cuadrilla del Yacente cambia este año de capataces. Serán José Francisco Martínez y Manuel Antonio Madrid. El capataz general de la hermandad, Manuel Andrade, explica que no se establece diferencia alguna ni en los ensayos ni en el momento de la salida procesional con esta cuadrilla: "Se las trata exactamente igual y su comportamiento en la procesión es el mismo que el de otras cuadrillas, realizando las mismas chicotás que las otras dos cuadrillas de la cofradía. Lo que hacemos con ellas es más hincapié en la técnica que en la fuerza ya que en la primera es en donde ellas deben hacer más énfasis". En todo caso, son un ejemplo de "voluntad y el esfuerzo, no les da miedo".
La mayor parte de las costaleras son de la capital, aunque hay algunas que vienen de la provincia y dos de Sevilla. Algunas están desde que comenzó a andar la cuadrilla y la mayor parte de ellas repiten. Hay muchas cosas que llaman poderosamente la atención cuando se habla con estas costaleras. Lo primero que resalta es el espíritu de unidad, de sentirse únicas y con el convencimiento de que están ganando la batalla de haber sido cuestionadas.
Lo más habitual es que sean cofrades de familia. Muchas de ellas son esposas o novias de costaleros e incluso en algunos casos, han sido animadas por éstos para ponerse en la trabajadera. Emi López es uno de estos casos. Su esposo es costalero con el Cautivo y el Prendimiento y éste ha sido el segundo año que sale con el titular del Santo Entierro.
Isabel es un ejemplo curioso. Se trata de una madrileña que hace siete años se asentó en Trigueros. A través de una amiga que sale con la Borriquita de Moguer -otra cuadrilla femenina- entró en el mundo de la trabajadera y está encantada. Pepa, sin embargo, arrastra una enorme tradición cofrade y ya sacaba a la titular del Perdón en una procesión que se realizaba antaño. Es una de las pioneras de la cuadrilla del Yacente y anima a las cofrades a seguir este camino: "Que no tengan miedo pues es algo muy hermoso".
Flota en el ambiente la idea de que hay bastantes más mujeres que sienten la llamada del costal, pero que no se animan a dar el paso porque parece que aún es necesario superar algunos clichés.
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