Una opinión compartida en Cartas al Director

Sofía Navarrete, a sus 90 años, sigue escribiendo, tras tres lustros, para la sección del periódico

Sofía Navarrete, ayer en su piso, muestra las notas encuadernadas. Sobre estas líneas, escribiendo en un cuaderno.
Sofía Navarrete, ayer en su piso, muestra las notas encuadernadas. Sobre estas líneas, escribiendo en un cuaderno.
T. Lojo Huelva

18 de marzo 2016 - 01:00

Una persona comprometida con la sociedad, que hace tres lustros eligió Cartas al Director, uno de los canales que Huelva Información pone a disposición de los ciudadanos, para exponer tanto aquellos aspectos que considera que no estaban bien (urbanismo, sanidad, empleo, política...) como para destacar actitudes positivas o tener un recuerdo para personas importantes de su vida. A sus noventa años, Sofía Navarrete sigue escribiendo para esta sección del periódico, realizando sus pequeñas crónicas sociales, y lo hace de puño y letra, como las misivas que envía regularmente, por correo ordinario, a sus hermanos a Madrid o a sus amigos franceses.

Apunta que siempre le ha gustado la escritura. Aparte de las notas para Huelva Información, que empezó a realizar "porque había muchas cosas que me parecían injustas y las escribía para ayudar a los demás", lleva una especie de diario por prescripción médica y está escribiendo la historia de su familia con ayuda de uno de sus dos nietos, Juan Luis, pero en este caso utiliza las nuevas tecnología, una tableta que está aprendiendo a usar.

Sofía Navarrete nació en Santander, "por casualidad", el 29 de octubre de 1925, y residió en Madrid desde pequeña hasta que se casó con Carlos Vázquez, el 26 de noviembre de 1953. Su marido era médico y se trasladaron a vivir a Cabezas Rubias, donde él tenía su plaza. Navarrete era funcionaria del Estado y dejó su trabajo en Madrid cuando se casó. Además de cuidar a sus hijos -tuvo seis pero uno se le murió con nueve meses de edad- y hacer las labores del hogar, ayudaba a su marido en la consulta. "Hacía las historias clínicas y recibía a la gente".

Recuerda que cuando llegaron a Cabezas Rubias no había luz ni agua corriente e incluso no encontraron casa, tuvieron que instalarse de manera provisional en una vivienda que les habilitaron hasta que se construyeron una de dos plantas, donde vivieron durante veinte años. Subraya que fue muy feliz con su marido, "estuvimos sesenta y cuatro años casados, la vida con él fue muy divertida, siempre trabajando y ayudando a los demás, de ahí salió escribir, todo lo que veo que no está bien lo pongo en el periódico, y lo que está bien también lo cuento". En este sentido, señala que "es una verdadera pena como está la sanidad pública. No hay instrumental, ni personal".

Indica que las Cartas al Director no las realiza periódicamente, van surgiendo, "las escribo sobre la marcha, cuando se me ocurren". Comenta que cuando salen publicadas hace copias que reparte entre sus amigas y las lleva al círculo de señoras al que acude para que las lean. A lo largo de estos años, ha escrito más de medio centenar de notas.

Después de toda una vida en Huelva, asegura que "ahora no me iría a vivir a Madrid, Huelva no es que sea una gran ciudad pero para mí es mi casa".

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