Literatura
Nuria Labari y la caza del rayo
Esta es una buena noticia, aunque tardía. Pero más vale tarde que nunca. En enero de 2016 lanzamos la idea de que el mejor homenaje que se le podía hacer a Juan Valderrama (1916-2004) en el centenario de su nacimiento era editar en CD esta antología, una de sus grandes obras, que jamás se había publicado en los formatos contemporáneos. La Cátedra de Flamencología de Sevilla acogió con entusiasmo la idea y hela aquí convertida en una excelente realidad. Juan Valderrama es uno de los mejores cantaores de la historia. Y aquí está, por si era necesaria, la enésima prueba. No se puede cantar mejor por malagueñas, del Mellizo y Chacón por partida doble. Pero es que Valderrama era también un excelente seguiriyero. Esa seguiriya dulce de la que hablaba el maestro Morente. Y valiente, como podemos apreciar en las excelentes muestras gaditanas y trianeras que incluye esta antología. Por soleares se acuerda de la Serneta y Cagancho con un sentido del ritmo y de la melodía formidables. Por tarantas hace el cante de El Cojo de Málaga que hoy se conoce como levantica y la taranta de la Gabriela, perfilando las frases musicales con aire pinturero, trazo fuerte y sutil al mismo tiempo. Por cartageneras hace a su manera personal el difícil y bellísimo estilo de Chacón. Por granaínas es un dechado de intimidad y frescura en los cantes de Chacón y Vallejo. De los estilos de irrigación malagueña incluye los dos fandangos lucentinos y cantes granadinos de Frasquito Yerbabuena y Paco el del Gas. No faltan la caña, el polo, martinetes, tientos, serranas, peteneras y tres cantiñas: alegrías, caracoles y mirabrás.
El acompañamiento corre a cargo de un superdotado, Juan Serrano (Córdoba, 1929), que, como era habitual en los discos de Valderrama, es un guitarrista pulcro y muy elegante, en consonancia con el cante. Serrano se trasladó a Estados Unidos justo después de realizar esta grabación. Allí se estableció obteniendo un éxito continuado como solista. Originalmente esta obra se publicó en 1961 en dos elepés de larga duración. Escuchar a Valderrama es reeditar nuestra ilusión por lo jondo, la alegría del cante flamenco.
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