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Antonio Fernández Jurado
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Los afanes
E style="text-transform:uppercase">n esta ocasión el niño, aquel protagonista de la justicia salomónica o de una de las decisiones más acertadas de la historia, no es otro que el partido Podemos. Las dos madres de la disputa son Iglesias y Errejón. Ambos quieren el control del partido, ambos quieren afianzar su dominio. Recordarán ustedes que en el juicio de Salomón (Libro I de los Reyes) el hijo de una de las dos mujeres había muerto, y ambas de disputaban la maternidad del niño vivo, las dos decían que eran su madre. Salomón decidió cortar al niño por la mitad y entregar una parte a cada una. Nos puede parecer, y lo es a simple vista, una brutalidad manifiesta. Pero Salomón buscaba la prudencia y el sentido común cuando pronunció sus palabras. Era consciente de que el resultado iba a ser coherente.
En el caso de Podemos dudo de la prudencia de los dos candidatos, dudo incluso de su sentido de la justicia. Pero resulta que la sombra del rey Salomón también está en Ferraz. La tercera vía de la que hablamos, necesaria para el PSOE, no es Patxi López. Ha aparecido de pronto como una sombra circular que oculta las deficiencias de un partido histórico. En este caso hay más madres: Susana, Pedro, Patxi, …, y las que tienen que llegar o ya están dentro (creemos que ya han llegado). Nadie sabe realmente quién dirige el PSOE, navega a la deriva con un mar revuelto que ensombrece las buenas intenciones, los buenos actos. Todo el mundo va por libre, de acto en acto intentando confundir a la militancia, sin entonar el mea culpa. Todos son geniales, maravillosos. Todos quieren al niño, al pobre partido que en estos momentos no da lecciones a nadie. Mal profesor y peores alumnos.
Salomón tenía una espada, los políticos actuales utilizan Twitter como arma arrojadiza. Fíjense por ejemplo en Donald Trump. Y todos aquellos seguidores que apoyan o desacreditan a unos y a otros son enfermos de las redes. Las redes más que unir alejan, separan las buenas intenciones, se ensañan en la venganza que es individualismo.
Tal vez haga falta mandar al rey Salomón a Vistalegre y a Ferraz. Y dejar que hablen, que disputen lo disputable y lo problemático. Pero seguro que lo harán sin apreciar el riesgo que conlleva: la debilidad y el cansancio de los militantes, la ausencia de prudencia y de coherencia, vamos de sentido común en ambos partidos. Verán como Salomón no se abre una cuenta de Twitter.
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