La ciudad y los días
Carlos Colón
¿Guerra en Europa?
Los afanes
En los últimos años hemos observado cómo la sensibilidad de nuestra sociedad ha cambiado. Lo ha hecho mucho, pero no soy quien para indicar si para bien o para mal. Puedo tener opiniones, argumentos, o simplemente afirmar mi proceder. La conclusión que saco, a título personal claro está, es que estamos perdiendo el norte. Y eso es grave.
Que los jóvenes son el futuro no lo niega nadie. Y que todos tenemos puestas nuestras esperanzas en ellos, también. Pero a veces hay que evitar el limbo donde muchos están inmersos. La sociedad ha cambiado, las noticias se conocen por la inmediatez, por WhatsApp, por redes sociales. Todo muy rápido y apenas sin comprensión, tomando de aquí y de allá lo que nos interesa sin pararnos a pensar en la veracidad, en la objetividad. Sin análisis.
Para intentar ser feliz (o menos infeliz que diría) hay que cultivar el alma, y esto sólo se consigue con lecturas, sin prisas, teniendo claro lo bello y lo bueno, evitando esa rapidez que nos arrincona en la soledad. Con conocimiento. Al igual que para estar bien físicamente se cultiva el cuerpo, al alma hay que alimentarla.
Pero claro, ahora está de moda la pedagogía alternativa, esa que se desarrolla en centros escolares sin asignaturas, sin libros y con libertad para los alumnos. Hay colegios que optan por estos métodos. Y sólo hay un resultado posible: la ausencia de conocimiento. Y sin conocimiento no hay libertad, sin conocimiento somos incapaces de diferenciar lo bello y lo bueno de lo malo. Que los niños tomen la iniciativa me parece un auténtico disparate. Así nos va. El cambio de sensibilidad va a ser aún mayor, será descomunal.
Que la sociedad cambia es verdad. Y lo hace a pasos agigantados. Pero el conocimiento va a seguir siendo el conocimiento siempre, y el nivel de exigencia también. Y, por favor, no me hablen de resultados, no nos vayan a engañar diciéndonos que sus resultados son extraordinarios. ¿Quién mide esos resultados? ¿Dónde está el nivel de conocimiento? ¿El que ustedes marcan? ¿El que observamos cada día en ese cambio de sensibilidad? Las menores tasas de absentismo escolar y el menor fracaso no implican necesariamente el éxito. Nuestra educación precisa de una importante renovación, y urgente, pero los tiros no van por aquí. Tal vez tendríamos que analizar si ese cambio de sensibilidad que estamos viviendo nos lleva por el camino correcto. Es un punto de partida. Y desde luego aceptar que sensibilidad es sentir y pensar, pero con conocimiento.
También te puede interesar
La ciudad y los días
Carlos Colón
¿Guerra en Europa?
¡Oh, Fabio!
Luis Sánchez-Moliní
La semana ‘horribilis’ de Sánchez
El mundo de ayer
Rafael Castaño
Tener un alma
Quizás
Mikel Lejarza
Hormigas revueltas
Lo último
El parqué
Álvaro Romero
Tono alcista
Tribuna Económica
Carmen Pérez
Un bitcoin institucionalizado
Editorial
Nuevo gobierno europeo
La tribuna
Estado imperfecto