Crónicas levantiscas
Juan M. Marqués Perales
Los que manejan el mundo
Los afanes
Hasier Larretxea ha escrito un libro bellísimo. Un libro de esos que hay que tener siempre presentes, acudir a él cada vez que uno anda con ganas de encontrar la belleza y la poesía. Un libro que te evade de la mentira y el engaño, de esta sociedad injusta y falsa. El libro nos plantea un recorrido por los bosques de la comarca del Baztán-Bidasoa, los valles navarros, los de Aragón y parte del sur de los del País Vasco francés. Dice Larretxea: "La búsqueda de la identidad, de cómo un entorno conforma la identidad de una persona, un diálogo con el paisaje y la madera y el encuentro con los conocimientos de los ancestros y que se van perdiendo". Y prosigue el autor: "Es un equilibrio entre el conocimiento del entorno con una recopilación de historias familiares, con experiencias de personajes que forman parte del bosque en el valle del Baztán".
Leí hace poco que en una entrevista a Larretxea el periodista había indicado como titular de ésta "Hay mucha soledad en las ciudades". Y además de soledad hay silencio. Por mucho bullicio que encontremos en nuestra ciudad, detrás de cada ser humano hay silencio, hay soledad, hay egocentrismo. Se puede aceptar la soledad, pero siendo conscientes de que vivimos en una sociedad, que formamos parte de ella, que somos protagonistas de esa sociedad. Y el grado de aceptación de este hecho nos hace más libres. De lo contrario estaríamos inmersos en una engañosa soledad.
Muchas veces huimos, lo hacemos para liberarnos, para poder respirar, ese cambiar de aires que llamamos no es más que una modificación del entorno, de la rutina. Y es necesario, es preciso. Pero tenemos que aceptar nuestra sociedad tal y como es. Aceptar no significa estar de acuerdo, como somos, en parte, protagonistas debemos actuar de la mejor manera posible, de la manera que sabemos y debemos. Estaremos aportando nuestra libertad al entorno. Aceptar no significa asumir, ni tampoco significa conceder. Aceptar es libertad.
Soledad también es silencio, pero un silencio que respira, un silencio que se comunica con nosotros permanentemente nos habla y nos acoge, nos redime, nos alimenta. Nos hace encontrar una identidad real que la envidia y la violencia intentan enmascarar. Soledad es libertad. Pero soledad en sociedad, aceptando esto último. Escuchemos al silencio.
Hasier Larretxea ha escrito un libro bellísimo. Se titula El lenguaje de los bosques y lo ha publicado Espasa. Una magnífica lectura para estos próximos días de fiesta.
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