El interés y la responsabilidad

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El conflicto sobre las fincas de pastoreo dejará mañana al municipio sin la Saca de las Yeguas, rito ganadero ancestral y reclamo turístico sin igual

Paso de los equinos por las marismas rocieras en una edición pasada de la Saca de las Yeguas.
Paso de los equinos por las marismas rocieras en una edición pasada de la Saca de las Yeguas. / Lamadrid
Javier Ronchel

25 de junio 2017 - 02:05

Huelva/Poco antes de que Colón desembarcara en Sanlúcar de Barrameda tras completar su cuarto viaje por el nuevo continente americano, el duque de Medina Sidonia regularizó el movimiento del ganado equino que pastaba en las marismas de Doñana. Desde ese año 1504 se oficializó la llamada Saca de las Yeguas, y sólo prescripciones veterinarias públicas, por la crisis de la peste equina, sobre todo, ha impedido en este tiempo que se realizara. Pero ni esas incidencias puntuales han conseguido que creciera el protagonismo de este acontecimiento como rito ancestral, espectacular exponente de la relación entre el hombre y el medio natural, y reclamo turístico de primer orden que cada año atrae a miles de visitantes al municipio almonteño. Hasta ahora. Porque el lunes se romperá esa cadena centenaria y privará a Almonte de exhibir su orgullosa tradición ganadera.

La suspensión se ratificó la tarde del viernes. Parece que ya no hay vuelta atrás. El conflicto ha generado una suerte de pulso en el que los ganaderos han zanjado su pugna con la Junta de Andalucía de la manera más dolorosa para sus propios intereses y para el pueblo. Ni el acuerdo al que se llegó en dos ocasiones en los últimos días ha permitido una solución que evitara el trauma que supondrá, a todos los niveles, esta decisión que levanta ampollas.

El origen se encuentra en una ordenanza municipal de Hinojos y su aval del Supremo

Los principales lamentos entre quienes son ajenos al conflicto se centran en lo que se entiende una falta de responsabilidad por no haber atajado antes el problema y haber evitado este tenso desenlace a menos de una semana del evento programado mañana.

Realmente el origen del conflicto se remonta a años atrás, y no precisamente entre las partes que polarizan ahora el conflicto. Una ordenanza del Ayuntamiento de Hinojos dio prioridad a las cabezas de ganado propiedad de hinojeros en la Marisma Gallega, finca en su término municipal en la que se encuentra el grueso de equinos marismeños que son movidos cada año con la Saca.

La nueva situación, lejos de ser abordada entre partes para llegar a una solución satisfactoria, fue llevada a los tribunales, que no han hecho más que posponerla, aunque ya se instara el pasado año tras el fallo del Tribunal Supremo en favor de la ordenanza municipal de Hinojos. No había más que hacer por parte de los ganaderos que acatar la sentencia, pese a que en todo momento ha sido rechazada por ellos al considerarla totalmente injusta.

Pero como la legalidad manda, ya el año pasado la Junta de Andalucía, pese a no implicar a Doñana como parque, se ofreció a dar una alternativa que permitiese el pastoreo. Fue con la finca El Patrimonio, en la que pudieron pastar los caballos almonteños que se salían del cupo asignado al terreno de Hinojos.

Pero este año, la opción de este campo de la Junta no ha sido viable por falta de tiempo para su acondicionamiento. Nada que se haya sabido en los últimos días. Porque incluso la Administración andaluza dio al ganado excedente otras opciones puntuales para salvar la situación este año: La Dehesilla y El Moralejo. En principio se dio por buena, aunque posteriormente se descartó por no considerarlas aptas para el pastoreo de la especie marismeña.

Y en una última reunión el jueves en el Parlamento Andaluz, con la Consejería de Medio Ambiente y la mediación del Ayuntamiento almonteño, una nueva solución alternativa desbloqueó el conflicto, al menos con la junta directiva de la Asociación Nacional de Criadores de Ganado Marismeño. Porque fueron éstos los que pidieron el uso de los terrenos públicos en los que pastorea el ganado bovino y el traslado de las reses a las dos fincas aportadas anteriormente. Pero tras el acuerdo alcanzado, el rechazo último llegó en la asamblea del colectivo ganadero, que evidenció, además, una división que finalmente se ha decantado por la suspensión de la Saca.

Ni el compromiso de la Consejería para revisar la carga ganadera del Parque para el próximo año, como solución de estabilidad, ha logrado frenar el parón.

Entre el agravio al que aluden los yegüerizos, que claman por el riesgo que, creen, aumenta para la especie marismeña, y el desencanto de Medio Ambiente por sus intentos infructuosos de ofrecer soluciones pese a no ser parte el Parque Nacional de Doñana, esta vez la Saca de las Yeguas será historia por un desencuentro originado hace años en una ordenanza del Ayuntamiento de Hinojos y obligado por una sentencia del Supremo de finales de 2015.

La polémica, de hecho, ya ha sido llevada a la arena política y el Partido Popular se ha servido para responsabilizar a la Junta de no cumplir con los ganaderos y no actuar para evitar la suspensión. Pero mientras unos y otros se tiran los trastos, Almonte no tendrá su rito ancestral. Ni vendrán mañana miles de turistas a verlo. Menos mal que tampoco el duque de Medina Sidonia lo verá.

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