Andrés García Lorca propone sistemas para la reutilización de aguas residuales urbanas
La Voz invitada
Yacimientos de agua: es preciso equilibrar el déficit hídrico actual
Andalucía tiene una tradición milenaria en la utilización de las técnicas de captación, almacenamiento y distribución de los recursos hídricos y que aún hoy en día siguen funcionando con éxito, pero que no siempre son entendidos en su funcionamiento ni en su funcionalidad.
Darlas a conocer y protegerlas es una necesidad, que debemos considerar, para hacer frente al déficit hídrico del modelo agrario actual, el cual, está caracterizado, por la puesta en valor de una gran variedad de cultivos procedentes de ámbitos bioclimáticos muy diferenciados, que se han ido introduciendo a lo largo del proceso histórico de ocupación territorial.
Hemos de reconocer que, la actualidad del desarrollo de la agricultura de regadío, presenta un claro déficit hídrico que es necesario equilibrar, si queremos garantizar su sostenibilidad, de ahí la necesidad de promover el desarrollo de nuevos yacimientos de agua.
Esta realidad nos debe dirigir la atención hacia soluciones nuevas y que eviten, no solo la sobreexplotación de las aguas subterráneas, sino que también, de las superficiales fruto de la escorrentía; es por ello que nos centremos en la recuperación de aguas residuales, la utilización de las masas oceánicas y los trasvases de cuencas excedentarias, utilizando sistemas que impliquen un consumo energético moderado, procedente de fuentes energéticas de bajo impacto ambiental.
En el territorio andaluz funcionan con éxito las desalinizadoras de aguas marinas, que utilizan el sistema de ósmosis inversa, tanto para el consumo humano como para el agrícola, el problema reside en los costes de producción que determinan el valor del agua; así en la zona oriental de Andalucía, el precio del agua desalada, está sobre los 52 céntimos de euro por metro cúbico, a los que hay que añadir los gastos de distribución, que oscilan entre 5 y 8 céntimos de euro, siendo el precio final, sin amortizaciones de la planta productora, cerca de los 60 céntimos. Es una solución de emergencia, por el consumo energético que implica su funcionamiento y por el subproducto que genera, estando limitado su funcionamiento a los ámbitos litorales.
El caso de las aguas residuales, es diferente, no solo porque el usuario inicial paga el coste de depuración primaria y secundaria, mientras que el regante corre con los gastos de la depuración terciaria y de distribución.
La técnica
Descendiendo al nivel de los números, un metro cúbico de agua depurada para el riego, tiene un coste medio entre 35 y 40 céntimos. Sin embargo, en el caso de determinados cultivos de hortalizas, habida cuenta las características químicas y microbiológicas de los actuales efluentes urbanos, se impone la necesidad de utilizar sistemas de detoxificación de dichos efluentes, siendo los más comunes los sistemas de ozonificación, filtrado y tratamiento químico; pero es necesario avanzar hacia procesos tecnológicamente más eficientes, como los de ozonificación catalítica, consistentes en la utilización de la radiación solar, el ozono y un semiconductor como el dióxido de titanio; los resultados que se han obtenido, en distintos estudios y ensayos, lo muestran como un sistema eficaz y competitivo.
Es por ello que reclamemos más atención política y financiera a esta fórmula de obtención de agua para la agricultura, mantenimiento de espacios verdes urbanos y de servicios turísticos, como los campos de golf, en los cuales, la reutilización de aguas residuales urbanas, se ha mostrado como un sistema viable y positivo. Con ello cumplimos un doble objetivo, agua para la agricultura y mejora de la higiene ambiental, evitando vertidos indeseables al medio natural.
Desde una perspectiva económica, es claro que, con estos precios del agua, garantizar una campaña agrícola, con dependencia directa en un 100% de agua procedente de estos yacimientos, supone un capítulo importante en el coste final de producción, lo que puede parecer inviable para determinados cultivos.
Con respecto a las aguas procedentes de cuencas excedentarias, es necesario plantearse una serie de reflexiones de principio, pues un trasvase de agua exige, no solo un estricto conocimiento de los flujos de agua reales y previsibles, es necesario evaluar la incidencia territorial de las presas de almacenamiento y redes de distribución del agua, para evitar impactos negativos en el sistema territorial de origen.
Dicho esto, el trasvase de aguas es un sistema válido y económico para el agricultor. Como dato para la reflexión y teniendo como referencia el trasvase de agua del Negratín (Granada) al Almanzora (Almería), señalemos que, los regantes almerienses, pagan por metro cúbico de agua suministrada, incluyendo el 100% del coste de infraestructura, entre 26 y 28 céntimos de euro.
Ello nos lleva a entender la constante demanda de este tipo de yacimiento de agua por las comunidades de regantes. Otra cosa es la perspectiva de insolidaridad, que acompaña a cualquier actuación de esta naturaleza, como se ha demostrado en todos y cada uno de los trasvases efectuados o proyectados.
Política hidrológica
Es esta actitud, de insolidaridad, el escollo más problemático en una correcta política hidrológica y de equilibrio territorial, pero que no responde siempre a criterios racionales, sino emocionales; de ahí la necesidad de dar a conocer, de una forma trasparente, la realidad científica y técnica de este tipo de intervenciones.
No olvidemos que, determinadas proyecciones sobre el cambio climático, pueden afectar a la distribución geográfica de las precipitaciones y a su nivel de intensidad; una estrategia adecuada pasa por reducir ese impacto y corregir desequilibrios y ello es posible con una adecuada red de infraestructuras hidráulicas, diseñadas desde los principios antes expuestos.
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