El Blanca Paloma, obligado a retirar la sonda a una enferma irreversible
La Ley de Muerte Digna tardó siete horas en ser aplicada tras el requerimiento presentado en la Delegación Provincial de Salud · Ramona Estévez sufrió un derrame cerebral irreversible el 26 de julio
Visiblemente emocionado y cansado, José Ramón Páez se dedicaba en la tarde de ayer a cuidar de su madre en una de las plantas del Hospital Blanca Paloma. Con la sensación de verse superado por los acontecimientos, José Ramón pasa con Ramona Estévez las últimas horas de su vida después de que la Junta de Andalucía requiriera a este centro sanitario que cumpliera la Ley de Muerte Digna, siendo éste el primer caso que se registra en la provincia.
En la tarde de ayer, la paciente se encontraba en planta cuando ya se habían cumplido las primeras 24 horas de que se le retirara la sonda nasogástrica.
Después de los tira y afloja vividos hasta que se ha cumplido la última voluntad de esta anciana de cerca de 91 años, José Ramón se deshace en elogios por las atenciones de las que su madre está siendo objeto por el personal del Blanca Paloma.
"Mi madre ha sido una mujer que ha disfrutado mucho de los suyos durante su vida y creo que la situación en la que se encuentra no es digna para ella", señaló José Ramón, quien añadió que, aunque Ramona Estévez no había dejado testamento vital, sí había manifestado "ante testigos que "no quería que se la sondara". José Ramón añadió que se ha "cumplido el deseo de mi madre", aunque lamentó haber tenido que recurrir a la interposición de "una queja para que se aplique una ley que debe respetarse".
Reconoce que hasta hace poco creía que el testamento vital estaba aún en fase de proyecto. Sin embargo, leyó en un periódico "la situación por la que está pasando una mujer en Madrid" y es "cuando me di cuenta de que sí se podía ejecutar el testamento vital". José Ramón, inmerso en los cuidados de su madre, contó con la ayuda de amigos que empezaron a mover el tema hasta que por fin esta familia del barrio de Pescadería ha conseguido cumplir la última voluntad de su madre, si bien queda en el interior de José Ramón el rastro de los sinsabores producidos por el recorrido que han tenido que pasar hasta llegar hasta ese momento y que se añade al ya duro momento del inminente fallecimiento de su madre.
Ramona Estévez tuvo una fractura de cadera hace unos meses y desde entonces "no quería pisar un hospital". La situación se agravó cuando el 26 de julio sufrió un derrame cerebral y tras una primera atención en el Hospital Juan Ramón Jiménez, donde se le realizó un TAC, se descartó hacer nada, incluido sondarla, "para no martirizarla", dada su avanzada edad y lo irreversible del trombo. Así se procedió al traslado al Blanca Paloma al estar especializado en tratamiento de personas mayores.
Al llegar a este centro hospitalario concertado, les comunicaron que su madre estaba en coma y tras dos o tres días ingresada les informaron de la necesidad de sondarla porque "el suero no alimentaba, sólo hidrataba", algo a lo que se negó la familia por expreso deseo de la paciente.
Tras varios días de tira y afloja, el 4 de agosto el médico que atendía a Estévez dio a la familia un ultimátum: "O le ponía la sonda o le quitaba el suero y nos la llevábamos a casa bajo nuestra responsabilidad, advirtiéndonos de que no alimentarla estaba castigado por el Código Penal y cedimos ante el chantaje".
Fue entonces cuando a Páez le llegaron las noticias, gracias a la mediación de sus amistades, de la Asociación Derecho a Morir Dignamente (DMD) y decidió ponerse en contacto con ellos. De este modo recibió asesoramiento para interponer la queja que desencadenó que se cumpliera la última voluntad de su madre. Preparó una reclamación por escrito, que presentó en la Junta de Andalucía y en el propio centro, lo que tuvo lugar a las 09:00 del pasado martes en la Delegación Provincial de Salud. Ese mismo día, a las 16:00, se le retiraba la sonda bajo la invocación de la Ley Autonómica de Muerte Digna aprobada el pasado año.
El sabor agridulce de José Ramón lo provoca, por un lado, la oposición del facultativo y, por otro, la rápida ejecución con la que se aplicó la ley.
Con este caso, la Junta de Andalucía ha obligado a un centro hospitalario a aplicar la mencionada ley, que es pionera a nivel nacional. Esta normativa regula expresamente la limitación del esfuerzo terapéutico, es decir, que se retiren o no se inicien tratamientos en pacientes sin posibilidad de recuperación. Además prohíbe prolongar de manera "inútil" la vida, caso que se conoce como ensañamiento terapéutico. En esta última situación es en la que se ha incluido las circunstancias en las que se encuentra la paciente onubense.
Dentro de los duros momentos que le está tocando vivir a José Ramón y al resto de la familia, él ha aprendido algo: hace su testamento vital en cuanto le sea posible.
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