Tribuna Económica
Carmen Pérez
T area para 2025
Es una señal fuerte, un pitido desagradable pero eficiente. La Junta de Andalucía utilizó el jueves pasado por primera vez el sistema de alerta para avisar a la población en caso de alto riesgo de peligro, los móviles de las personas que se encontraban en ese momento en la campiña gaditana sonaron antes de recibir un mensaje de alerta de Protección Civil, escrito en español y en inglés. El río Guadalete bajaba con un caudal importante, tres de sus arroyos llegaban con demasiada agua, el pantano de Arcos había comenzado a desembalsar en su cauce, la marea estaba subiendo y la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) había puesto la zona bajo aviso rojo por lluvias. El sistema ES-Alert envió la señal para activar miles de teléfonos móviles, primero llegó el pitido, después el texto apareció en las pantallas.
En Andalucía, el responsable de activar este sistema es el consejero de Interior, Antonio Sanz, de quien depende el plan de emergencias de la comunidad. El ES-Alert no sabe de números de móviles ni de datos de usuarios, simplemente define un territorio concreto, el que se supone en peligro, y envía una señal a todos los móviles que se encuentren dentro del límite fijado. Hasta dos horas después se sigue activando para las personas que entren en este marco.
Este sistema fue el mismo que la Generalitat de Valencia activó el martes pasado para avisar del peligro de inundación, pero llegó muy tarde, pocos minutos después de las 20:00 horas y fue el que el 112 de Madrid activó en septiembre de 2023 ante el riesgo de graves lluvias. Como es costumbre en este país, generó una gran polémica porque, finalmente, las lluvias no cayeron sobre la capital, aunque sí produjo inundaciones en pueblos de la comunidad autónoma y hasta hubo que lamentar un muerto. Juanma Moreno fue uno de esos críticos. El 112 en Andalucía cuenta desde hace unos meses con otro sistema de localización que permite localizar el punto geográfico de cada llamada de auxilio.
El presidente de la Generalitat de Valencia, Carlos Mazón, había estrenado una legislatura del cambio en la que todo andaba sobre ruedas. Hasta el martes, aún nadie sabe cuál será la magnitud de la crisis política ni a quién afectará si el número de muertos, tal como se prevé, aumenta y se acerca a los 300 o, incluso, los sobrepasa. En Andalucía, su compañero de partido, Juanma Moreno, ha puesto las barbas a remojar. En su caso cuenta con un apasionado de las emergencias, su consejero de Interior, Antonio Sanz, quien formalizará en enero la constitución de la nueva Agencia Andaluza de Seguridad y Emergencias (Asema), a la que ha incorporado a la plantilla de bomberos del Infoca, al 112, a Protección Civil y al Grea, que es una brigada de élite para este tipo de desastres.
Aunque la decisión de Sanz de integrar al Infoca en Asema no ha estado exenta de polémica, al final Andalucía contará con 5.000 personas dispuestas a actuar en caso de inundaciones, incendios, terremotos y maremotos. Es la mayor agencia del país y una de las más novedosas, puesto que ha acomodado su plan general a la última normativa europea. De hecho, los trabajadores del Infoca ya han actuado en las inundaciones de esta semana en la provincia de Málaga, pocos como ellos conocen tan bien el terreno donde se mueve.
Las competencias sobre las emergencias son de la Junta de Andalucía. Sólo en el caso de que el presidente de la Junta elevase a tres el nivel del plan de emergencias, algo que no ha sucedido en Valencia, o de que el Gobierno declarase el estado de alarma, lo que tampoco ha ocurrido, las competemcias y el control serían asumidas por el Ejecutivo central. Por tanto, en Andalucía, el envío de los avisos corresponde al consejero de Interior. No obstante, el resto de administraciones, incluida la Aemet y las confederaciones hidrográficas, están obligadas a la colaboración y a suministrar toda la información.
En el caso de las inundaciones, tanto la Confederación del Guadalquivir como la agencia de las cuencas andaluzas tienen un Sistema Automático de Información Hidrológica (SAIH) que informa al instante de los caudales de los ríos y algunos afluentes imporatntes. En Valencia fue el primero que detectó caudales inéditos en la cuenca del Júcar.
La decisión de enviar el mesaje de EST-Alert depende de varios factores, no sólo responde al aviso rojo de la Aemet. Es más, una aviso de tal calibre de Meteorología no basta para considerar que hay un riesgo de peligro extremo, hacen falta otros condicionantes, tales como la orografía de la zona, la presencia de población o la situación de los caudales.
"No es un mensaje que se pueda enviar siempre, es de extrema alerta, hay que ser cuidadosos y evaluar toda una serie de factores, para ello también hay un grupo de expertos y un comité de operaciones, en el caso de Jerez había alerta roja por lluvias, un desembalse, la marea que subía y unas poblaciones cercanas al río", explica Antonio Sanz.
Aunque la competencia sea de la Junta, los ayuntamientos están obligados a contar con planes de emergencias para incendios, maremotos y otra castástrofes naturales en función de su geografía, y esto es algo que no siempre se cumple. Hay que tener en cuenta que cerca de 600.000 andaluces viven en zonas con riesgo de inundación, debido a una mala planificación urbanística y a la laxitud con la que muchos ayuntamientos han abordado este problema. Andalucía dispone de una red de información sobre estas zonas, pero muchos municipios parecen vivir de espaldas a una realidad que, tarde o temprano, termina por imponerse. El aumento de la temperatura del planeta y, en especial, del Mediterráneo ha provocado un incremento de la frecuencia y potencia de las DANAS, de ahí que se seguirán viendo situaciones muy complicadas en las que se puedan registrar acumulados de 100 y 200 litros por metro cuadrados en un sólo día.
"Ahora toca hacer una lectura de todo lo que ha pasado, hay que analizar y aprender", resume Antonio Sanz la lección de estos amargos días.
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