Todo lo que hay detrás de una operación quirúrgica

El hospital Infanta Elena de Huelva abre las puertas de sus quirófanos y comparte el proceso de una intervención quirúrgica, que empieza desde el día previo a la misma

Las mejores imágenes del área quirúrgica del Hospital Infanta Elena de Huelva

Una intervención quirúrgica en el hospital Infanta Elena. / Alberto Domínguez

Huelva/Apenas son las 9:00 y me encuentro en la sala de preoperatorio del hospital Infanta Elena de Huelva. Desde mi cama observo el maravilloso paisaje que me regala la playa de Isla Cristina y que decora esta sala a la que los profesionales sanitarios llaman La Bahía. El término de bahía preoperatoria, explica el jefe de servicio de Bloque Quirúrgico, Manuel Illescas, "viene de Cádiz, donde lo utilizan mucho para referirse a una sala de remanso". Tener tan cerca un retrato que se antoja familiar nos ayuda a reconocer paisajes como propios y a hacernos sentir como en casa.

Para muchos es motivo de "tranquilidad", explican desde el equipo de quirófano del centro hospitalario, desde donde añaden que "no son pocos los pacientes que llegan con ansiedad e intranquilidad por la intervención a la que se van a someter". Con ánimo de aliviar estas sensaciones de nerviosismo, los cirujanos y enfermeros se presentan a los pacientes y les expresan que "estaremos contigo todo el tiempo y te vamos a contar paso a paso la intervención". Este intercambio de palabras se nos hace muy necesario, pues, pese a que podemos tener siempre un familiar con nosotros, se antoja imposible ocultar la preocupación.

Un celador con un paciente y su familiar en 'La Bahía', sala de preoperatorio. / Alberto Domínguez

Mi caso es el de una intervención por cirugía programada por planta de hospitalización, pero no es el único modo de acceder a los quirófanos como paciente. También los hay que llegan con cirugía programada por Hospital de Día Quirúrgico, lo que implica una estancia máxima de unas 12 ó 14 horas; con cirugía ambulatoria, que vienen desde su domicilio y, tras la intervención, se van (por ejemplo, la eliminación de un grano o un quiste); o bien, con una cirugía de urgencia.

Los que llegamos desde planta de hospitalización ya nos hemos visto previamente con el equipo médico, quienes realizan un estudio previo, repasan nuestra historia y comprueban que todo lo relativo a la intervención esté correctamente. No es mi caso, pero hay otros pacientes a los que se les prepara nutricionalmente. Sucede así, por ejemplo, con los oncológicos, quienes pasan por un programa de prehabilitación quirúrgico que, implantado en el hospital en 2019, contribuye a disminuir de forma notable las complicaciones de la cirugía mayor.

Una de las camas en la sala de preoperatorio. / Alberto Domínguez

Mientras aguardo mi turno contemplo mi cama. De uno de los laterales cuelga una etiqueta con un número y un color identificativo. El 'seis' morado me anticipa que mi quirófano será el sexto y que no habrá lugar para el error. Miro al frente y veo al equipo de celadores. "Sin ellos todo el trabajo sería imposible", me reconoce la supervisora del Bloque Quirúrgico, Eva Olivares. Recepcionan a los pacientes, los trasladan y mantienen en todo momento el contacto con todos los equipos que forman parte de los quirófanos del Infanta Elena, que asciende a unos 75 profesionales.

Sin hospitalización

Uno de los aspectos más novedosos de los últimos años tiene que ver con el avance en términos de ingresos. El 65% de las cirugías que se realizan en el centro hospitalario no requieren de hospitalización, por lo que estas personas se pueden ir al domicilio tras permanecer en la sala de reanimación el tiempo estipulado, si bien continuará el seguimiento vía telefónica.

A este respecto, conviene destacar el caso del Hospital del Día, donde entra el paciente junto al familiar por la mañana y se marchan por la tarde cuando el anestesista verifica que todo el proceso se ha hecho correctamente. Aquí los pacientes realizan un ingreso administrativo, dejan sus pertenencias en los vestuarios y ya entran en este Hospital de Día. "Hay un sistema de chequeo de la seguridad del paciente para comprobar que todo está correcto, tanto cuando entra como cuando se marcha", explica Illescas.

El Hospital de Día del hospital Infanta Elena. / Alberto Domínguez

Lo habitual en el Hospital de Día son las cataratas (el Infanta Elena realiza al menos 25 semanales), las artroscopias de rodillas o la retirada de material, así como intervenciones en deformidades de niños. Se sitúa justo al lado de la zona de quirófanos, en otro punto diferente a la sala de preoperatorio donde yo me encuentro.

Camino del quirófano

Es mi turno. Un celador me ayuda a pasar a una camilla y nos dirigimos a la zona de quirófanos, la conocida como zona limpia. Y no porque el lugar en el que estaba estuviese sucio, sino porque en esta parte todo lo que hay está esterilizado y sin haber mantenido contacto con el exterior.

Una hilera de ocho quirófanos compone este largo pasillo. Solo hay dos que no se están utilizando, el sexto porque es el mío y el dos, dedicado exclusivamente a cirugías de urgencia. Antes de entrar para mi intervención quirúrgica, me da tiempo a echar un vistazo al resto de la zona limpia. Tres son los almacenes que se distribuyen a lo largo de este espacio, todos ellos con el material organizado con etiquetas grandes "y de acuerdo a criterios lógicos para el sanitario con ánimo de tener todo el instrumental perfectamente reconocido", subraya Eva Olivares.

Una de las profesionales del hospital introduce una tarjeta para hacer pedido de material. / Alberto Domínguez

La cesta de la compra de todo el material se hace de forma electrónica, pues en cada uno de los estantes donde reside cada instrumento figura una etiqueta. Cuando hay previsión de que se vayan a terminar las existencias uno de los profesionales coge la etiqueta, la pasa por un escáner y automáticamente se hace el pedido.

Un personal muy "endogámico"

"Una operación comienza el día de antes por la tarde", explica Eva Olivares. Una enfermera prepara todo el material y lo comunica a esterilización para que preparen las cajas con todo el inventario. A través de los montacargas que conectan la zona de esterilización y el espacio limpio se recibe todo el material necesario para la intervención. Además, añaden los profesionales, "hay cajas de material preparadas para todo tipo de urgencias, debidamente señalizadas con una etiqueta amarilla".

Almacén del hospital Infanta Elena. / Alberto Domínguez

El personal de quirófano es "muy endogámico", reconoce el jefe de servicio del Bloque Quirúrgico, quien explica que, para evitar la contaminación con el exterior, los servicios quirúrgicos no se relacionan con el resto del centro hospitalario. Son los habitantes de una pequeña ciudad, dentro de otra ciudad, el hospital.

Una profesional de la limpieza limpia uno de los quirófanos tras una operación. / Alberto Domínguez

El quirófano ya está preparado. Está limpio y mantiene correctos todos los parámetros de temperatura, humedad y renovación del aire, en constante recambio. De hecho, si hubiese algún problema con alguno de ellos "saltaría una alarma acústica que te pone en alerta", relata Manuel Illescas. A su vez, todos los quirófanos están conectados a un mini almacén con "solo lo justo y necesario" para cualquier necesidad que haya sin necesidad de que un profesional tenga que abandonarlo.

El equipo

Intervención quirúrgica en el hospital Infanta Elena. / Alberto Domínguez

El equipo que participa en una operación consta de un enfermero instrumentista; un enfermero circulante encargado de la vigilancia del paciente, junto al anestesista, y de proporcionar todo lo necesario; un técnico en cuidados auxiliares de enfermería (TCAE), un cirujano principal y un ayudante (a veces hay dos); y un anestesista; a los que se les suman celadores y el equipo de limpieza, así como las enfermeras de la Sala de Reanimación.

Una vez finaliza la intervención, el celador regresa con mi cama, la número 6 y, a través de la denominada sábana de transferencia, se me traslada a ella. Gracias a este lienzo el desplazamiento de la camilla a la cama se hace con la máxima seguridad posible.

Un celador acude por el pasillo con la cama para desplazar al paciente a la misma con la sábana de transferencia. / Alberto Domínguez

"Las primeras horas tras la operación son vitales por los desequilibrios que pueden haber en el paciente", apunta Eva Olivares, quien expresa que allí está todo preparado para cuando el paciente sale del quirófano. Allí pueden contar también con la compañía de un familiar. Tras la recuperación, regresa a planta o al Hospital de Día.

La operación va más allá del paso por el quirófano

Profesionales sanitarios con un paciente en la Sala de Reanimación. / Alberto Domínguez

Mi estancia en la zona de quirófanos concluye, pero el proceso de intervención quirúrgica aún no ha finalizado. Una vez los profesionales abandonan el espacio de intervención, entra el equipo de limpieza para el saneamiento del mismo.

Por otro lado, el material empleado se limpia en una sala contigua al quirófano. "Los fregamos, secamos y ordenamos en cajas en función del instrumento que es", subraya Olivares, al tiempo que añade que, cuando ya están en sus maletines, se envían a esterilización a través del montacargas que conecta ambos espacios.

Montacargas en esterilización. / Alberto Domínguez

Las profesionales que aguardan en esterilización trabajan con peróxido de hidrógeno, mientras que todo el material se somete a rigurosos controles biológicos, físicos y químicos. "Es muy importante para nosotros saber en que caja se mete cada instrumento, como salen de los controles, su fecha de caducidad y con qué pacientes hemos empleado cada caja o contenedor". El material de quirófano no es el único que se esteriliza, sino que también se hace con el del resto de servicios del hospital.

Unos 75 sanitarios del hospital Infanta Elena se desviven cada día por sus pacientes del Bloque Quirúrgico. Son una gran familia. Y así queda atestiguado al observar el trato entre las personas. La profesionalidad y el mimo con el que cuidan a los pacientes son incuestionables, como lo es también el buen ambiente que reina entre los quirófanos. El cariño, las buenas palabras y las bromas describen la atmósfera de esta pequeña pero viva ciudad.

Los profesionales sanitarios conversan durante uno de los descansos. / Alberto Domínguez

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