Aljaraque, naturaleza y vida

Aljaraque es la unión perfecta de naturaleza, tradición y sentimiento, pero también de turismo sostenible, desarrollo y crecimiento. Esta maravillosa puerta de entrada a Marismas del Odiel, un tesoro natural en el que se encuentra inmerso todo el municipio, supone una experiencia inolvidable para todos los sentidos.

Desde el singular patrimonio británico plasmado en Corrales en numerosos edificios y rincones que rescatan, con señorío, la relevancia en el pasado de un núcleo vital en la unión de la ría onubense con las minas, hasta el excepcional cinturón verde, refugio de vecinos y visitantes durante todo el año, la localidad vive los doce meses como un lugar hospitalario único. Sus senderos y vías interminables que conectan, incluso, con la capital y con las siempre deseadas playas onubenses, permiten apreciar la grandeza de un paraje ideal para recorrer a pie, haciendo deporte o a caballo. Sus vistas y paisajes, así como la flora y la fauna típica de esta tierra, envuelven para siempre a quienes prueban esta experiencia.

Es el deporte, asimismo, también un reclamo esencial de esta villa. Dos excepcionales campos de golf, instalaciones de primer nivel para disfrutar todas las modalidades o las marismas como vías de deportes acuáticos presentan una variedad accesible e ideal para mezclar salud y naturaleza. La serenidad y la calma también se tornan en fiesta y alegría con las romerías aljaraqueña y corraleña, de recogimiento con la Semana Santa, de vida con su espléndida Navidad, con el Carnaval, con otras festividades en distintos núcleos o con su tradicional viaje al pasado gracias al Mercado Medieval.

El pueblo es en sí una oferta cultural y gastronómica de primer nivel que completa a cinco núcleos, Aljaraque, Corrales, Bellavista, La Dehesa, La Monacilla, que se ofrecen, sin duda como el mejor lugar para vivir.