La precariedad laboral, la censura y el clickbait amenazan la libertad de prensa
Contenido ofrecido por Centro de la Comunicación Jesús Hermida
Los profesionales del periodismo y la comunicación deben hacer frente a las dificultades estructurales de su sector así como a las amenazas en zonas de conflicto y la desinformación
En los últimos años, especialmente a raíz de la crisis sanitaria provocada por la pandemia del Covid-19, se han puesto el foco en las consecuencias que tiene para la ciudadanía las denominadas fakenews y el incremento de las diferentes corrientes de desinformación en determinados campos como el científico o el ambiental. En este sentido, según el informe ‘Desinformación en la era digital’ elaborado por la Oficina de Ciencia y Tecnología del Congreso de los Diputados en 2023, lo novedoso de la desinformación en los últimos años tiene que ver con “la extensión y gravedad de los riesgos que conlleva en la era digital”.
Para la Comisión Europea, se entiende por desinformación una “información verificablemente falsa o engañosa que se crea, presenta y divulga con fines lucrativos o para engañar deliberadamente a la población, y que puede causar un perjuicio público”. El citado informe añade que, “para tener éxito, no necesariamente necesita generar falsas creencias, es suficiente con provocar confusión, desconfianza, dividir y amplificar sesgos y prejuicios. Persigue así cambios de fondo o estructurales en la esfera pública más que resultados inmediatos en torno a una noticia falsa concreta”.
Los periodistas son actores cruciales para ayudar a nuestras sociedades a separar los hechos de las mentiras
En este contexto, el papel de los periodistas se hace más relevante y fundamental ya que, según un documento publicado por la UNESCO en el marco del Día Mundial de la Libertad de Prensa, “son actores cruciales para ayudar a nuestras sociedades a separar los hechos de las mentiras y la manipulación, con el fin de tomar decisiones informadas”. Así, en 2024, la institución quiso resaltar” el importante papel que desempeñan la prensa, el periodismo, el acceso y la divulgación de la información para garantizar y asegurar un futuro sostenible que respete los derechos de las personas y su diversidad de voces, así como la igualdad de género”.
Sin embargo, distintos factores han debilitado el papel de los medios periodísticos como principales mediadores de la información y salvaguarda frente a la desinformación: una crisis financiera y profesional en el sector que descapitaliza y precariza las redacciones, la falta de recursos, la sobreinformación y la inmediatez; a lo que se le une la competencia por la atención, la publicidad y el posicionamiento en el ecosistema digital así como una mayor dependencia económica respecto a los poderes públicos. Todo ello, mina la confianza y puede incrementar, “en contra del código periodístico, la falta de independencia política o empresarial o la percepción de la misma y la polarización de medios y audiencias” según el informe ‘Desinformación en la era digital’.
A todo esto se le añade, la falta de pluralismo y diversidad, los conflictos de intereses, la captura económica y la viabilidad de los medios de comunicación. Las diversas amenazas a las que se enfrentan los profesionales del periodismo y la comunicación, pueden llevar a la autocensura o preferir callar antes que arriesgar sus puestos de trabajo, su seguridad o la de sus familias. En la declaración de 2024, la UNESCO afirma que “el riesgo que representan estas diversas amenazas a la libertad de prensa es doble. Por un lado, debilitan el papel de los periodistas como guardianes de la democracia y reducen su capacidad de exigir responsabilidades a los poderosos, sean actores públicos o privados. Por otro lado, la censura puede erosionar la confianza de las personas en el periodismo y afectar su derecho a acceder a la información, creando un vacío propicio para la proliferación de desinformación y la información falsa”.
Periodismo en zonas de conflicto
El balance realizado por RSF en 2024 señala que el número de periodistas en zonas de conflicto es el más elevado de los últimos cinco años: 54 profesionales en 17 países del mundo. Además recogen que actualmente existen cerca de 100 periodistas desaparecidos en 34 países.
Para periodistas como Laura de Chiclana, “la seguridad depende del medio al que perteneces” y, en el caso de los freelance, “es escasa”. Por lo que, en el caso de que se encuentren en una situación de riesgo, “si somos muchos, pasamos desapercibidos”, lo que no significa que no reciban ciertas advertencias, algunas de ellas “muy duras”. Sin embargo, a la hora de tratar una información, De Chiclana afirma que “tiene más libertad para contar lo que pasa”.
Con respecto a la situación de las mujeres periodistas en zonas de conflicto, Laura de Chiclana afirma que si bien hay una mayor presencia femenina, “tenemos que estar constantemente luchando por validar lo que hacemos, para que nuestro trabajo tenga la misma validez que el que hacen mis compañeros”.
En esta línea se manifiesta la organización Reporteros sin Fronteras en su balance del 2024 que revela un recrudecimiento alarmante de los ataques contra periodistas, especialmente en las zonas de conflicto, donde se concentra la mitad de los asesinatos de profesionales de la información registrados este año. Según dicho balance, Gaza es la zona más peligrosa del mundo y en el que se han registrado un mayor número de periodistas asesinados en los últimos cinco años. Laura de Chiclana, periodista en zona de conflicto, confirma este punto: “la prensa está vendida en Gaza”, añadiendo que “cada día mueren periodistas pero se ha prohibido la entrada de los periodistas internacionales para poder contarlo”. El balance de RSF añade que 550 periodistas están encarcelados actualmente en todo el mundo. En palabras de Thibaut Bruttin, director general de RSF, “estos crímenes, a menudo orquestados por gobiernos o grupos armados, son un agravio al derecho internacional y, con demasiada frecuencia, quedan impunes”, recordando que “proteger a quienes nos informan es proteger la verdad”.
La poca seguridad que se brinda a la prensa se ha visto reflejado en Gaza. La prensa está vendida
Con objeto de paliar esta situación, la Eurocámara dio luz verde a una nueva ley para proteger a periodistas y medios de comunicación europeos de interferencias políticas o económicas. De esta manera, se obliga a los Estados miembros a proteger la independencia de los medios de comunicación, prohibiendo cualquier intervención en las decisiones editoriales o presión para que divulguen sus fuentes. Por otro lado, y para protegerlos de las grandes plataformas como Facebook o X, obligará a éstas a que distingan los medios independientes de las fuentes no independientes. De esta manera, y según pone de manifiesto la responsable de la ponencia sobre esta nueva ley, Sabine Verheyen: “La libertad de prensa está bajo amenaza en todo el mundo” y concluyó afirmando que “esta ley es nuestra respuesta y marca un punto de inflexión. Valora y protege el doble papel de los medios como un negocio y como guardianes de la democracia”.
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