El puerto olvidado de San Juan del Puerto que conectó a la provincia de Huelva con el mundo

Contenido ofrecido por ayuntamiento de San Juan del Puerto

Los estudios arqueológicos reafirman el valor estratégico del muelle histórico de San Juan del Puerto, clave en la expansión comercial de la Edad Moderna y vinculado al propio Cristóbal Colón

San Juan del Puerto fue un núcleo esencial para el comercio de vino, cereales y madera
San Juan del Puerto fue un núcleo esencial para el comercio de vino, cereales y madera

Frente al apeadero ferroviario de San Juan del Puerto, una hilera de ladrillos emerge entre el barro con forma del pasado. Lo que a simple vista puede parecer un simple resto constructivo, es en realidad el vestigio de un puerto de gran envergadura que, desde el siglo XVI, fue clave para el comercio de la provincia de Huelva y tuvo un papel directo en los preparativos del primer viaje de Cristóbal Colón a América.

Conocido popularmente como “Los Ladrillitos”, este conjunto arqueológico ha sido estudiado en profundidad por la Universidad de Huelva. Estas investigaciones han revelado que este antiguo muelle —de más de 76 metros de longitud— formaba parte de una infraestructura portuaria activa desde la época colombina hasta bien entrado el siglo XX. A pesar de su valor histórico, permaneció durante décadas relegado al olvido, hasta que nuevas excavaciones y su declaración como Zona de Servidumbre Arqueológica en 2018 volvieron a situarlo en el centro del debate patrimonial.

“En un informe se le llegó a llamar Puerto Escondido, pero no es correcto. No estaba escondido, era el principal exportador de productos de toda la provincia de Huelva a lo largo de la Edad Moderna, desde el siglo XVI”, aclara el historiador David González Cruz, catedrático de Historia Moderna de la Universidad de Huelva, uno de los mayores expertos en los llamados Lugares Colombinos.

Un puerto con siglos de historia

La construcción del puerto responde al auge comercial que experimentó la zona en la Edad Moderna. Los restos conservados —cuatro hiladas de ladrillos perfectamente alineadas— son solo una pequeña parte de una infraestructura portuaria que, según los investigadores, se mantuvo operativa durante más de 400 años. En su época de esplendor, acogió la llegada de chalupas para el transporte de productos como vino, cereales, madera o palmitos. “Es un puerto que estuvo funcionando desde la época colombina hasta el siglo XX. Lo que ocurre es que con el tiempo se fueron acumulando sedimentos, y también se construyó un muro a mediados del siglo XX que impidió el atraque de embarcaciones de mayor calado, como carabelas o navíos”, explica González Cruz.

Durante las excavaciones arqueológicas, lideradas por el catedrático Juan Manuel Campos Carrasco, se confirmaron los indicios de que este era el puerto activo en tiempos de Colón. La localización estratégica, junto a la ribera del Río Tinto, y la proximidad a fincas documentadas en los preparativos colombinos, refuerzan su valor histórico.

Entre trenes, minerales y vino

La actividad del puerto no se limitó a los siglos dorados de la navegación atlántica. En el siglo XIX se convirtió también en un punto clave para la exportación minera. Los trenes de la compañía del Buitrón llegaban hasta un embarcadero situado en la misma zona para cargar mineral con destino al extranjero, principalmente al Reino Unido.

A escasos metros, según David González, existían otras instalaciones portuarias donde se almacenaban y embarcaban vinos, posiblemente en la finca de la cuñada de Colón, “donde había un molino mareal y se han hallado restos arqueológicos de época romana”. Esta finca fue identificada en una reciente investigación del propio catedrático, publicada en el Anuario de Estudios Americanos, que documenta su vínculo con la familia del almirante genovés durante la organización de su primer viaje.

El historiador ha logrado demostrar que Colón y su familia vivieron en San Juan del Puerto, en una finca vinculada a su cuñada, mientras ultimaban la logística del viaje que cambiaría la historia del mundo; reforzando la relevancia del enclave dentro de los circuitos colombinos de la provincia onubense.

Protección, investigación y memoria

En 2018, el conjunto fue declarado Zona de Servidumbre Arqueológica, lo que garantiza su protección legal. Además, está integrado dentro del Bien de Interés Cultural de los Lugares Colombinos, categoría patrimonial que comparte con municipios como Palos de la Frontera, Moguer y Huelva capital.

“Esa protección es clave, no solo para preservar el yacimiento, sino para revalorizar toda la historia portuaria de la zona. No hablamos de una estructura aislada, sino de un área portuaria con raíces incluso romanas, que fue reutilizada en época colombina”, explica el catedrático.El Ayuntamiento de San Juan del Puerto, en colaboración con la Universidad de Huelva, ha iniciado además los trámites para una prospección geofísica más amplia en terrenos cercanos. El objetivo es detectar restos arqueológicos aún enterrados, que podrían ayudar a reconstruir el paisaje portuario original y valorar su integración en una futura ruta histórica o proyecto de musealización.

Vidas al borde del río

La historia del puerto también se cuenta a través de las personas. Una de las más curiosas es la del maestro de la carabela Niña, nacido en Moguer pero residente en San Juan del Puerto. Su vivienda estaba justo al lado del antiguo embarcadero. “Es significativo que una figura tan importante en las navegaciones descubridoras tuviera su residencia junto al puerto. Además, su hija se casó con el escribano del ayuntamiento”, añade el experto. El enclave, enterrado durante décadas bajo sedimentos y olvido institucional, comienza ahora a recibir la atención que merece. Gracias al impulso académico y al compromiso del municipio, Los Ladrillitos son un símbolo vivo del legado histórico de San Juan del Puerto.

Clave de su valor patrimonial

Lo que hoy es una hilera de ladrillos frente al tren, fue durante siglos un lugar de tránsito, de comercio, de encuentro. Un testimonio silencioso del papel que jugó San Juan del Puerto en la historia de Huelva, de Andalucía y del Atlántico. Redescubrir este muelle es también una oportunidad para entender cómo los grandes relatos históricos —como el descubrimiento de América o la expansión comercial de la Edad Moderna— se construyen desde lo local, desde la orilla de un río, desde el testimonio de un suelo que aún guarda secretos.Y como concluye David González Cruz:“Estamos hablando de toda una área portuaria. No es solo un punto concreto, sino un conjunto que se articulaba con el territorio, con el río, con la gente. Esa es la clave de su valor histórico y patrimonial”.

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