El San Roque de Lepe disfruta su año mágico
Fútbol | Tercera División
Los inversores suecos y el técnico Antonio Fernández sentaron las bases del exitoso proyecto
Lepe/Hace ya una semana que el San Roque de Lepe se convirtió en el máximo representante del fútbol masculino en la provincia de Huelva. El ascenso del cuadro lepero a la futura Segunda División RFEF conseguido el pasado domingo, unido al doble descenso del Recreativo de Huelva, lo sitúan como el equipo onubense que, salvando la meritoria permanencia del Sporting de Huelva en la máxima categoría del fútbol femenino un año más, militará la temporada 21/22 en una categoría más alta.
Mientras que el ascenso del San Roque tiene unas causas muy definidas, la caída del Decano a la situación que va a ocupar la próxima campaña tiene muchas causas que serán analizadas en otras tribunas.
En el caso del club aurinegro, entre otras muchas circunstancias, hay un nombre que ha sido clave en el éxito alcanzado: Antonio Fernández Rivadulla, entrenador del San Roque desde hace año y medio. Cuando se dio a conocer el nombre del técnico gallego como nuevo entrenador del equipo lepero en noviembre del 2019, prácticamente nadie podía dar ninguna referencia sobre él y sobre su trayectoria. Su llegada a Lepe venía precedida de una experiencia de pocos años entrenando equipos de su tierra, el Alondras y el Vilallonga, saldadas con resultados prometedores.
Cuando se hizo cargo del banquillo aurinegro el equipo estaba situado en puestos de descenso, pero en pocos partidos consiguió revertir esa situación, en muchos momentos incluso con un juego vistoso que se tradujo en una gran racha de resultados que llevo al San Roque a situarse en una zona tranquila de la clasificación. La suspensión de la competición por la pandemia de covid-19 a falta de ocho jornadas impidió saber hasta dónde podía haber llegado la reacción aurinegra, pero por lo menos habían quedado fijadas las bases para la presente temporada, a la que el equipo lepero llegaba con buenas expectativas de éxito.
Esas bases, por lo menos en cuanto a nombres se refiere, la formaban futbolistas como David Robador en la portería, Becken en defensa, Joel, Miguel Reina y Camacho en el centro del campo, y Fernandito y Abeledo en ataque, a los que se unieron futbolistas reconocidos en la categoría como Juan Gómez, Juanjo Mateo, Pablo Ortiz, Javi Medina, Nané y posteriormente Alex Carmona y Borja Jiménez, y otros no tanto, como el portero Josemi, David Rodríguez o Tomy Montenegro, además de la explosión del central de la cantera Antonio López, la gran revelación del año.
Las expectativas previas al comienzo de la temporada, y a pesar del atípico formato de la competición y de las atípicas circunstancias en las que se ha desarrollado por el tema de la pandemia, se vieron confirmadas casi desde el principio cuando comenzó una dura pugna por los puestos de cabeza con Ciudad de Lucena y Puente Genil, los dos equipos que finalmente acompañaron al San Roque en la segunda fase de la liga en la que se jugaban los puestos de ascenso, después de que el cuadro lepero se proclamase campeón del subgrupo B del grupo X de Tercera División tras un espectacular tramo final con seis victorias consecutivas.
Esta segunda fase enfrentaba al conjunto lepero a Xerez DFC, Xerez CD y AD Ceuta, los tres equipos procedentes del subgrupo B, pero dos derrotas en las dos primeras jornadas de esta fase en Ceuta y en casa ante el Xerez CD le hicieron perder gran parte de la ventaja con la que cerró la primera fase.
Después de varios aplazamientos de partidos por casos de covid-19 en los rivales, el San Roque se jugaba en el estadio de La Juventud de Jerez de la Frontera la posibilidad de ascender directamente ese día en un enfrentamiento ante el propio Xerez CD que adquiría carácter casi de final. La derrota en ese partido dejaba en manos del equipo que entrenaba Esteban Vigo depender de sí mismos para lograr ese ascenso, pero una inesperada pero clara derrota en Puente Genil y una agónica victoria del San Roque sobre un ya ascendido Xerez DFC le permitió al equipo lepero lograr el ascenso sin tener que llegar al play-off.
Hasta aquí se ha hablado del gran trabajo de Antonio Fernández y de su plantilla. Pero todo eso no habría sido posible sin el apoyo de los inversores suecos que asumieron las riendas del club desde la temporada pasada, lo que ha dotado de una gran estabilidad a una entidad que venía de una época complicada cuando era la familia Gaitán la que dirigía el club. En este sentido, el nuevo grupo inversor, primero a través de Emilio Ramos y después con Manolo Santana desde la dirección general de la sociedad, han hecho posible que cuerpo técnico y plantilla pudiesen centrarse solamente en entrenar y jugar y demostrar que cuando se trabaja con tranquilidad acaban saliendo las cosas y llegando los éxitos. Ahora, a descansar y a preparar la plantilla para una nueva temporada y una nueva categoría.
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