Bostezos a mansalva en la grada

RECREATIVO | jumilla

Unos 6.500 espectadores, entre suspiros por el madrugón, el fuerte calor y el aburrimiento en un partido plano y sin acción Pitada general de los aficionados al técnico albiazul, Alejandro Ceballos

1. Unos 6.500 espectadores ocuparon los asientos del estadio Nuevo Colombino en la mañana del domingo. 2. Una mujer se refugia del sol utilizando un paraguas. 3. Los aspersores refrescaron el césped y a los jugadores. 4. La grada de animación levanta sus bufandas. 5. La Cruz Roja atiende a un hombre que sufrió un golpe de calor. 6. La bandera del Recreativo ondea antes del inicio del encuentro. 7. El alcalde de Huelva, Gabriel Cruz, ve el partido desde el palco de autoridades. 8. Dos mujeres usan sus bufandas para protegerse del sol. 9. Las revistas, muy cotizadas durante el encuentro.
1. Unos 6.500 espectadores ocuparon los asientos del estadio Nuevo Colombino en la mañana del domingo. 2. Una mujer se refugia del sol utilizando un paraguas. 3. Los aspersores refrescaron el césped y a los jugadores. 4. La grada de animación levanta sus bufandas. 5. La Cruz Roja atiende a un hombre que sufrió un golpe de calor. 6. La bandera del Recreativo ondea antes del inicio del encuentro. 7. El alcalde de Huelva, Gabriel Cruz, ve el partido desde el palco de autoridades. 8. Dos mujeres usan sus bufandas para protegerse del sol. 9. Las revistas, muy cotizadas durante el encuentro.
Dalía Ramos Huelva

26 de septiembre 2016 - 05:02

Si algo no faltó en el Nuevo Colombino en el encuentro que enfrentaba al Recreativo y al Jumilla fue el bostezo general de la grada. Suspiros provocados por un madrugón al que la afición albiazul no está acostumbrada; por el calor que sofocaba a aquellos que ocupaban las localidades de las zonas soleadas del estadio; y por un partido plano y, en la mayoría del tiempo, aburrido que finalizó con empate a nada.

A pesar de ser el primer encuentro del otoño en el Nuevo Colombino las altas temperaturas de un verano que no quiere irse acaloraron a los espectadores. Los aficionados, unos 6.500, usaban bufandas y revistas para protegerse del sol, e incluso los más previsores - y que no habían revisado el pronóstico del tiempo- sacaron los paraguas para usarlos a modo de sombrilla. El bochorno fue tal, que la Cruz Roja tuvo que atender a un hombre por un golpe de calor.

Madrugar no sienta bien. Ni a los espectadores, que cambiaron el café de media tarde por el que acompaña a la tostada, ni a los jugadores que pisaron el césped del estadio onubense. Fue agobiante para los aficionados ver cómo transcurrían los minutos de partido sin ver ninguna acción interesante, algo que despertase la emoción y convirtiese un partido soporífero en una buena razón para el madrugón dominical.

Tras la primera media hora del encuentro, un penalti a favor del Decano que fue fallado arrancó la indignación de la grada, algo que caldeó aún más el ambiente. El aislado "¡uy!" llegó en el minuto 35 de la segunda parte, uno de los pocos momentos en el que los aficionados se levantaron de su asiento, aunque no se vería reflejado en el marcador.

Lo que hizo que los recreativistas se pusieran en pie fue el sonido del silbato del árbitro, tanto en el descanso como al final del partido. Las pitadas y los abucheos fueron dirigidos a la plantilla recreativista, en especial al técnico albiazul. Algunos aficionados expresaron su descontento con gritos de "¡Ceballos, vete ya!". Para muchos, el poco fútbol que se vio por parte de ambos equipos no compensó poner el despertador en la mañana del domingo.

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