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Club Onubense de Deporte Adaptado
Huelva/Solo deporte. Ni más, ni menos. Con todo lo que lleva implícito: diversión, competición, adaptación y vivencias entre risas y amigos. Es la pureza del deporte. Los resultados quedan a un lado, y no porque no les importen, sino porque no es el objetivo, sino un camino más para la verdadera meta. El deporte es un precioso vehículo para superar todas las barreras.
Ellos son el CODA (Club Onubense de Deporte Adaptado). Ellos son deporte. Así lo explica Juan Rangel Morón, encargado técnico de atletismo, “nos dedicamos al deporte adaptado para que el colectivo de personas con capacidades diferentes tanto intelectual como física puedan realizar deporte”. En el club trabajan tanto natación como atletismo, como mayoritarios, pero también han probado con esquí, el fútbol o baloncesto, “es como el paraíso donde nos divertimos, lo pasamos bien y nos llevamos amigos y una educación deportiva” en los que se incluyen valores como la concienciación o respetar las normas.
Juan Rangel, o JR como le llaman, empezó a trabajar en el club “hace cinco años y no teníamos deportistas internacionales, ahora tenemos dos. Hay una mayor diversidad de edades y eso es muy bonito, cada vez somos más”. En atletismo, por ejemplo, han experimentado una subida de siete atletas para todos los niveles y categorías.
Los entrenamientos, explica Rangel, comienzan “con juegos para que se haga más liviano, por ejemplo buscando objetos que se asemejan con las famosas series en atletismo. Los objetivos técnicos también los trabajamos con juegos, pero ya en el nivel competición hacemos entrenamientos muy parecidos a los de cualquier atleta”. Blanca Betanzos –que hace poco se proclamó campeona de Europa de 60m y 200m con sendos oros, y fue bronce en salto de longitud– entrena con personas con capacidades normales, al igual que Marco Estévez y Sebastián Mora. “Hay un respeto mutuo y una integración brutal entre todos”.
El deporte es fundamental para ellos pues fomenta su desarrollo, pero sobre todo su autonomía. “Tuvimos una experiencia con un centro de chicos con capacidades especiales que apenas habían tenido actividad física y aquí tenemos otros que igual tienen una menor movilidad pero como han trabajado y entrenado disfrutan de mucha más calidad de vida. Los familiares no deben tener miedo a que practiquen deporte”.
Beatriz Ferrera es la presidenta del CODA y no hay nadie mejor que ella para definir su dimensión. El CODA es más que un club deportivo para personas con discapacidad intelectual y física, “es una forma de unir a esas personas”.
“El deporte es una forma de vida para ellos, les ayuda a relacionarse, a conocer a personas de otras provincias cuando vamos a campeonatos o a compartir otros muchos valores que son fundamentales”. La relación entre ellos va más allá de los juegos o los entrenamientos, “ahora mismo los que destacan en natación o en atletismo se convierten en el referente de sus compañeros porque todos quieren llegar a donde ha llegado su compañero, como pueda pasar en cualquier otro deporte”.
Si le preguntamos por un objetivo estrictamente deportivo, lamenta que “unas Paralimpiadas de momento es complicado porque el caso de Blanca Betanzos, por ejemplo, no está recogida la categoría para personas con Síndrome de Down. También tenemos a David Sánchez –natación– que tendría que alcanzar la mínima, aunque está trabajando y en camino”.
Los dos deportistas más destacados por resultados son Blanca Betanzos y David Sánchez. “Blanca como deportista con discapacidad intelectual y David como discapacidad física. También tenemos a María Leandro –natación–, que es campeona de España y de Europa en su categoría”.
“Hay un respeto mutuo y una integración brutal entre todos”
En el CODA se entrena a diario, “vienen lunes, miércoles y viernes a entrenar atletismo de seis y ocho y a la piscina miércoles y jueves” explica Ferrera.
Es inevitable no recordar la película de Campeones, de Javier Fesser, cuando se habla de discapacidad y deporte. En este sentido Beatriz Ferrera asegura que “siempre hemos tenido una línea de visibilidad en Huelva, donde nos sentimos muy queridos. La película refleja nuestro día a día en cualquier campeonato y sí que nos sentíamos identificados. Suponemos que habrá sensibilizado a mucha gente”.
El club se financia “gracias a los padres, a alguna ayuda puntual de alguna empresa o cuando la Junta de Andalucía o alguna institución muestra su ayuda. Además, nos sentimos muy respaldados por la Diputación de Huelva, a la que estamos muy agradecidos”.
“No debe dar miedo que las personas con discapacidad practiquen deporte”
El CODA ha cumplido 18 años y la mayoría de edad fortalece su camino. “En estos años ha habido una progresión cada vez mayor. El club comenzó con niños de espina bífida, luego fue derivando hacia discapacitados intelectuales, ahora volvemos a tener físicos y nos vamos adaptando a todos los deportistas que llegan. Tenemos casi 50 deportistas y la mayoría compiten”.
Respecto a la edad, no hay límite, “hay desde niños de atención temprana con cinco años hasta de más de 50. Hay un abanico amplio” indica Ferrera.
La presidenta del club onubense tiene un hijo con Síndrome de Down y nota el beneficio que les supone la práctica, “les encanta venir a entrenar, disfrutan mucho con los compañeros y están deseando que haya un campeonato para viajar y salir de su rutina”. Y traslada un claro mensaje a las familias: “No les debe dar miedo que sus familiares con discapacidad practiquen deporte. El ejercicio y las relaciones para ellos son muy beneficiosos”.
María Rodríguez, monitora de atletismo y natación, se expresa en la misma línea que Rangel y Ferrera. “El CODA para la mayoría de ellos aparte de ser un beneficio físico y corporal, significa una forma de liberar sus tensiones, se lo pasan en grande, conocen a mucha gente que acaba siendo su círculo social”.
Los monitores y entrenadores “trabajamos mucho las relaciones, su autonomía... Cuando viajan a los campeonatos esto les beneficia mucho porque aprenden a valerse por sí mismos”.
El monitor Pedro Moreno indica cómo realizan los ejercicios, “trabajamos mucho la psicomotricidad, ejercicios de fuerza y resistencia que vienen bien para la salud. También tenemos un calendario de entrenamientos en base a las competiciones para adaptarlos”.
La independencia y la autonomía desarrollada a través del deporte es un pilar fundamental en su día a día. “Las familias nos dicen que se nota cuando llevan un tiempo aquí. No solo físicamente, que es lo más directo, sino en su capacidad para integrarse y relacionarse”.
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