Cavendish repite y aburre

El británico se adjudica su cuarto triunfo al sprint, mina un poco más la moral del resto de velocistas y deja claro que no tiene rival en estas llegadas · La general, sin cambios tras otra etapa de transición

Cavendish, a la izquierda de la imagen, disputa el sprint con Tyler Farrar y Yauheni Hutarovitch.
C. De Torres (Efe) / Saint Fargeau

16 de julio 2009 - 05:02

Mark Cavendish (Columbia) confirmó su monopolio del sprint al igualar con su cuarto triunfo de etapa su marca de la edición anterior, en una jornada de transición que mantuvo al italiano Rinaldo Nocentini con el maillot amarillo.

El esprínter británico, que recuperó el maillot verde de los puntos, se mostró imperial al sprint, una vez más sin rival, implacable a la hora de aplicar su punta de velocidad para culminar el perfecto trabajo de su equipo en la preparación de la llegada. Y eso que la recta de llegada picaba esta vez en alto. Da igual, no hay obstáculo para Cavendish. Superó al estadounidense Tyler Farrar (Garmin), segundo, y al bielorruso Yahudeni Hutarovich (Francaise), tercero, mientras que Óscar Freire, cuarto, se volvió otra tarde al hotel con la miel en los labios.

Los favoritos, bien gracias. También están disfrutando de una semana fantástica. El lunes descanso, el martes huelga y el miércoles, paseo. Lo mismo llegan nuevos a los Alpes. La general, por tanto, no sufrió alteración.

En el menú, un perfil llano y dos cotas de cuarta categoría para una etapa de las llamadas de transición. Después de un comienzo nervioso, trufado de caídas, una pasarela que cruza la carretera se vino abajo en el kilómetro 14. Susto enorme que obligó a dar una segunda salida. Superado el incidente saltaron del grupo dos voluntarios para marcar el ritmo y evitar la siesta en el pelotón: un pívot belga, techo del pelotón de nombre Johan Van Summerem (Lotto), de 1,97 metros, y el veterano, y sin embargo debutante polaco de 33 años, Marcin Sapa (Lampre).

Ambos lograron una ventaja de cuatro minutos en el kilómetro 73 que proporcionaba solidez a su fuga y alivio para Contador, Armstrong y el resto de sus muchachos del Astana. Los de Bruyneel se aprovecharon un día más del trabajo de sus equipos gregarios, llámense el AG2R del líder Nocentini, empeñado en lucir el amarillo al menos un par de días más, y el Columbia del insaciable Cavendish.

La renta de los fugados disminuía a medida que se acercaba la meta, y a falta de 42 kilómetros la ventaja apenas era de dos minutos. Misión imposible para el belga y el polaco, rebasados sin piedad a cinco kilómetros del sueño dorado. La guardia pretoriana del Columbia es tan implacable como su brazo ejecutor cuando impone su tren. La llegada fue un calco de las anteriores. Si acaso, por mor de una ligera elevación de la carretera en los metros finales, un poco más emocionante. El americano Farrar saltó desde atrás como un cohete. Llegó a superar por unos centímetros a Cavendish, pero el británico demostró que es el rey indiscutible del sprint.

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