Desde Australia a Huelva: 16.505 km para jugar la Gañafote Cup

La Gañafote Cup, uno de los torneos de fútbol base más internacionales de España, celebra su décima edición con una participación récord: 350 equipos de todos los continentes se darán cita en Huelva entre este viernes y el domingo. Y por primera vez, Oceanía estará representada gracias al CC Fútbol Academy, un club australiano con sede en Cairns (Queensland), que ha recorrido 16.505 kilómetros para llegar a tierras andaluzas.

El equipo está dirigido por el madrileño Cristian Couto Calderón, quien ha llevado a sus jugadores hasta la fase final del torneo tras proclamarse campeones de la eliminatoria oceánica. En su camino a Huelva, vencieron al Brisbane United (3-2), superaron al Atherton Eagles FC en penaltis tras empatar 1-1, y consiguieron su billete definitivo derrotando al Sydney Olimpic FC por 2-1 en la final.

Cristian Couto, de 33 años y natural de Móstoles, dio sus primeros pasos como futbolista en equipos como Alcorcón y Móstoles CF. Tras pasar por Estados Unidos, recaló en Australia, donde lleva una década desarrollando su carrera como entrenador. "Empezamos como una academia de tecnificación hace tres años, y hoy ya tenemos más de 150 niños compitiendo a nivel nacional e internacional", explica a EFE.

Más allá de los resultados, el técnico madrileño tiene claro el propósito de su proyecto: “Formar jugadores, pero sobre todo personas”. Y aunque reconoce que el nivel futbolístico de Australia aún está lejos del europeo, la experiencia de competir en un torneo como la Gañafote Cup es un paso gigantesco para su academia.

“El fútbol en Australia ha crecido mucho, pero sigue estancado en su desarrollo interno. Aquí no es el deporte rey y eso se nota. Muchos clubes están veinte años por detrás de lo que era España entonces”, asegura Couto, que ve en ese contexto una gran oportunidad para entrenadores y jugadores españoles.

Sin el respaldo de una cantera de renombre, el CC Fútbol Academy llega a Huelva con una motivación a prueba de kilómetros. Porque a veces, la ilusión puede más que la distancia.