El autobús de Cervera descarrila (2-1)

Recreativo-tenerife

El Decano tira de galones para imponerse en un encuentro equilibrado Arana y Montoro, los goleadores del intratable líder.

Antonio Carrasco

06 de octubre 2013 - 18:50

Huelva/Que pase el siguiente. El Tenerife de Cervera pasó por la picota del líder. El implacable Recre de Sergi sumó otra víctima. No fue fácil, pero este equipo se sobrepone a lo que le venga. Fue efectivo, eficiente y currante para sacar adelante un encuentro complicado. El autobús de Cervera hizo escala en Huelva. Se bajó el técnico, dejó los tres puntos y se fue con un mensaje claro del Nuevo Colombino. Se dejó sentir su huella. El ritmo tedioso y cansino que tuvo durante muchos minutos el encuentro fue muy suyo. El Tenerife hizo lo esperado. Se replegó bien, se atrincheró en su campo, cortocircuitó la creación y buscó la contra. Aridane ejerció de referencia arriba y Ayoze lo acompañó.

El conjunto chicharrero le dio la pelota al Decano. Ninguna novedad. El problema fue que los albiazules vieron tapadas sus vías habituales de entrada. Con Gallegos y Arana en el campo buscó Sergi romper por fuera sin encontrarlo. Linares se atascó tratando de aliviar el trabajo de los pivotes. Antón se tuvo que mover demasiado lejos de la frontal del área y se perdió funciones en las que brilla menos. Gallegos pudo cambiar el curso de la historia. El chileno cabeceó alto a los tres minutos del choque. Sin tiempo casi para que Cervera se sentase se le pudo caer el plan. Y sin respirar lanzó Chechu Flores al palo. Llegó la anestesia con el ritmo de cansino.

Se sintió incómodo el Recre en una situación de partido para la que su oponente estaba más preparado. Hay conjuntos que se mueven mejor a campo abierto y otros que se acomodan en las trincheras. En otro aviso llegó el Tenerife el miedo al cuerpo de los albiazules. El Nuevo Colombino contuvo la respiración a los 17 minutos cuando Aridane se coló entre los centrales y remató a bocajarro. Emergió Cabrero con un paradón.

Poco a poco fue cogiéndole el pulso al duelo el Recre. Los albiazules reajustaron su posición en el campo para sacar al Tenerife de la guarida y obligarlo a descubrirse. Los canarios arriesgaron lo imprescindible. No iba con ellos. Vivió el Decano sus mejores minutos en el cuarto de hora final de la primera mitad. Ruymán lanzó de cabeza alto y poco después Linares cruzó en exceso. Dio un paso al frente el cuadro onubense y sufrió más el Tenerife. El descanso llegó al rescate de los visitantes cuando más apuros vivieron.

El Recre fue a por el partido. A los tres minutos de empezar la tuvo y la desperdició. La segunda parte comenzó igual, pero el balón entró. Montoro condujo por la frontal del área. No encontró el pase y decidió probar fortuna. Cuando todo va de cara... Su balón ajustado al palo entró para delirio de la afición del líder.

Cervera ordenó un paso adelante. Los canarios apretaron. Buscaron el área de Cabrero. No crearon juego. Buscaron a Aridane y los impulsos necesarios para doblegar la defensa albiazul. Se encontraron el empate. Porque fue eso. Un balón suelto de Zamora al cortar un centro y Ayoze remató con acierto a la hora de partido.

Pero este Recre tiene ángel. Está tocado por ese espíritu que permite que todo salga y que cada acción en el alambre caiga siempre hacia su lado. La fortuna acompaña, pero también se busca. Al Tenerife le duró poco la alegría. El tiempo de sacar de centro y poco más. Lo suficiente para que Arana regalase otro zapatazo desde la frontal imparable para Aragoneses.

Mención especial merece Cabrero. El aragonés ha sufrido bastante desde su llegada a Huelva. Cuestionado en numerosas ocasiones fue uno de los grandes artífices de la victoria frente al Tenerife. Salvó al equipo con el 0-0 y luego le echó el candado a su meta con el 2-1. En el 75 estuvo soberbio en un doble mano a mano que terminó de zanjar el encuentro.

Al Recre le faltó tranquilidad en esos minutos finales para dormir el partido. Su rival apretó hasta el último instante. Los albiazules tuvieron un par de contragolpes que un revolucionado Ezequiel no supo interpretar. Con ello provocó un trance final inmerecido para un líder que demostró que además de etiqueta sabe jugar con el traje de faena.

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