Carolina Marín habla por primera vez tras su grave lesión en los Juegos y su descanso en Huelva: "No quiero que una lesión me retire"
La jugadora onubense de bádminton cuenta sus sensaciones al mes de romperse en los Juegos, a un paso de su segunda final olímpica: "No quiero tener prisa, quiero ir día a día"
La campeona de Río 2016 confiesa sentirse abrumada por las numerosas muestras de cariño recibidas y mensajes como el de voz que le envió Rafa Nadal
Los Juegos se rompen para Carolina Marín cuando acariciaba la final
Madrid/Cuenta Carolina Marín que desde que se fue para proyectar su carrera desde el Centro de Alto Rendimiento en Madrid, no había pasado nunca tanto tiempo en Huelva. Han sido casi tres semanas, desde que llegara poco después de someterse a una operación de ligamento cruzado y menisco, tras su gravísima lesión en las semifinales de los Juegos Olímpicos de París hace un mes este miércoles. Este tiempo de retiro en Huelva le ha dado para desconectar, reflexionar y cargar las pilas junto a su madre, su familia y sus amigos. Ha vuelto a sonreír con ellos, en su casa, en su tierra, en la playa, en El Rocío, con muletas para caminar y silla de ruedas cogida en peso por sus tíos para acercarse a la orilla del Atlántico onubense. Y sigue abrumada por tanto afecto recogido en la calle, donde es una heroína para mayores y pequeños.
Carolina Marín (Huelva, 1993) vive en la cima de la popularidad del deporte español, quizá por la empatía y el cariño provocados el peor momento de su carrera deportiva. En una amplia entrevista con Efe reconoce que en el vestuario del Arena Porte de la Chapelle se echó a llorar y dijo: "No puedo más".
La muerte de su padre, superar dos lesiones de cruzado anteriores, una de ellas que le privó de estar en los Juegos de Tokio 2020... El mundo se le venía encima. Sin embargo, hoy vive al día. Luce bronceado de verano, administra energía positiva con su psicóloga personal y tiene claro que se retirará "en una pista de bádminton" porque hacerlo por una lesión le daría "mucha pena".
Pregunta.Carolina, todo el mundo tiene ganas de verte. Lágrimas, lesión, operación y refugio en Huelva estas semanas. ¿Cómo estás?
Respuesta.Hacía casi 18 años, desde que llevo en Madrid, que no pasaba más de una semana en mi casa, en Huelva, con mi familia y mi gente. Obviamente, yo lo he notado, porque lo he echado mucho de menos. Soy una persona muy familiar que, cada vez que he tenido unos días libres, me he bajado a casa a estar con mi familia, cerca de mi abuela, de mis sobrinos y de mis primas y tíos, y, claro, de mi mamá. Pero, sobre todo, lo nota mi familia que he pasado de tres días a estar en Huelva casi tres semanas.
R.Ha sido todo abrumador para mí porque he tenido mucho cariño en uno de los peores momentos de mi carrera deportiva, físicamente, por la rodilla, pero sobre todo mentalmente. Toda mi familia y algunos amigos me han arropado, me han dado todo el cariño que ellos me transmiten y, especialmente, me han devuelto la sonrisa, que yo pensaba que me iba va a costar un poquito más sacarla.
P.¿Físicamente en qué estadio estás y hacia dónde vamos? ¿En qué momento de la rehabilitación te encuentras?
R.Ahora mismo, justamente, va a hacer un mes que me operé. El médico me dijo que hasta las seis semanas no podía empezar a apoyar la pierna. Ahora mismo estoy en un momento en el cual no tengo ninguna prisa. Quiero tomarme esto con mucha paciencia. No pienso en bádminton ni quiero pensarlo porque lo tengo totalmente apartado y ya tendré tiempo para pensar en ello. Ahora mismo debo marcar los tiempos que el médico que me operó me ha dicho, ir poquito a poco con mi fisio moviendo las cicatrices y empezando a doblar las piernas, y cuando pasen las seis semanas ya empezaré con una preparadora para hacer la rehabilitación, empezar a coger musculatura, y sobre todo, empezar a caminar.
"Estoy en un momento en el que no tengo ninguna prisa. Quiero tomarme esto con mucha paciencia. No pienso en bádminton ni quiero pensarlo"
P.Te enseño dos fotografías. Nos ponemos en el contexto de los Juegos Olímpicos. Dos formas distintas de cómo se puede llorar de alegría y llorar de felicidad. La primera foto es con tu entrenador, Fernando Rivas, en Río 2016 celebrando el oro, y otra foto idéntica, simétrica, llorando... ahora de tristeza en París. ¿Has visto esas dos fotos en paralelo?
R.Las había visto y quería agradeceros por ofrecer este tipo de imágenes porque es muy significativa la historia. Todavía me emociono porque al final son momentos de alegría y momentos que un deportista no quiere tener en la vida, como es una lesión. Cuando estás a tan solo 11 puntos de una final olímpica, imagínate si te da rabia, sobre todo cuando ves que el partido lo tenías encaminado y sabías que no lo perdías.
R.Por eso mismo hay muchas veces que una es un poco cabezona. Sabía desde el primer momento que me había roto porque escuché el crujido e hice el mismo salto y la misma caída que en 2019, cuando me lesioné también esta pierna. Sabía que me había roto el cruzado seguro, y los dos meniscos no lo supe hasta que me hice la resonancia. En el momento en el que me caigo al suelo y escucho ese crujido, no apoyo la pierna porque sabía que me había roto. Y miro a Fernando [Rivas, su entrenador] y se lo digo: "Me he roto". Lo tenía muy claro desde el primer momento.
R.Era de esos días que dices "este partido lo gano", y en 2019, en esa misma caída, me pasó lo mismo. Lo quise volver a intentar porque ya llevaba set y medio ganado, y era de esos partidos en los que te encuentras tan bien contigo misma, tan concentrada, y también estás viendo a la rival que no tiene nada que hacer contra ti porque no sabe buscar una salida. Lo quise intentar, pero por pura cabezonería, porque sabía que me había roto y que la rodilla no tenía ninguna estabilidad.
R.A veces una se quiere creer heroína, y ahí te das cuenta de que no eres una heroína sino una persona, y tienes también tus fragilidades. Pero lo que sí que tuve claro, por cómo soy yo como persona, es que no me quería ir en una silla de ruedas, me quería ir por mi propio pie. También te digo una cosa: he vuelto a ver las imágenes, me he vuelto a ver yéndome del pabellón y ya en casa, tranquilamente, yo a mí misma me he dicho "¡madre mía! esa persona que va ahí está un poco loca", porque estás en caliente y lo piensas de aquella manera, pero luego, en frío, en casa tumbada en el sofá, ya con la pierna operada, dices ¡uff!.
R.La ovación del pabellón es un momento que nunca olvidaré, al igual que, obviamente, el momento en el que gané el oro en Río de Janeiro, donde había miles de españoles, miles de indios y toda la ovación también del público, la celebración, disfrutarlo con todo el público... eso también fue increíble.
P.Te has convertido en una persona top en el ránking de popularidad. En octubre recoges el premio Princesa de Asturias que te reconoce toda una trayectoria deportiva. Y luego está el lado humano que llega al corazón de toda la gente y te voy confesar una reflexión: has llegado al alma de la gente más que, incluso, y perdóname, que si hubieras ganado otra medalla de oro, porque ganar era una obligación para ti. ¿Cómo estás viviendo esta atmósfera y este escenario de la sociedad en nuestro país?
R.Estoy de acuerdo con lo que dices y lo he pensado mucho. Me da, por una parte, alegría, y por otra, pena, porque, efectivamente, parece que los deportistas, cuando hemos ganado una medalla de un color, como que tenemos la obligación de volver a ganar la misma medalla. Esa es una obligación que, principalmente, nos ponemos los deportistas porque tenemos una visión y un sueño muy grande, pero me da rabia que los españoles estén sentados en el sofá y den por hecho conseguir ciertas medallas, porque la gente no sabe todo lo que hay detrás de los deportistas, todo lo que sufrimos, lo que trabajamos y lo que luchamos por conseguir ese sueño. Las medallas no caen del cielo sino que uno tiene que trabajar y luchar para conseguirlas.
R.Sí es cierto que yo personalmente me he sorprendido mucho, por eso voy un poco a la parte de la alegría, de cómo la gente, todos los españoles, deportistas, entidades y la gente en general ha empatizado tanto con este momento tan fuerte para mí. La gente me dice por la calle cómo les he hecho llorar y mi respuesta es que ojalá les hubiera hecho llorar de alegría y no de tristeza. Todavía estoy abrumada porque no me esperaba para nada todo el cariño, todo el apoyo. No he recibido nada negativo, todo ha sido positivo, la gente me ha dicho que no hacía falta que consiguiera ninguna medalla de oro.
R.Por un lado es como una alegría muy grande, porque no me imaginaba que la gente pudiera empatizar tanto conmigo y recibir tanto apoyo y cariño, y por otro lado es como que, seguramente, si hubiera ganado el oro y no me hubiera pasado nada, se daba por hecho que Carolina Marín iba a ganar la medalla de oro. Pero creo que con este tipo de cosas, lamentablemente, la gente empatiza porque se da cuenta de lo que un deportista tiene que hacer. Ya es mi tercera lesión de rodilla, he superado dos, estaba a 11 puntos de estar en una final olímpica, yo no sé si hubiera ganado el oro, pero sí te digo una cosa, y esto también me lo ha dicho mi equipo: si hubiera jugado como estaba jugando los cuartos y la semifinal, ese oro estaba muy cerca, no tengo ninguna duda.
R.Ha sido tan abrumadora la cantidad de mensajes que, a día de hoy, que ya ha pasado un mes de ello, todavía sigo leyendo y la gente me sigue mandando mensajes de apoyo, de cariño, de que no hace falta que demuestre nada, que ya lo he demostrado todo. Y sobre todo hay una cosa que es de lo que es más orgullosa me siento, y es de los valores que la gente se queda y que yo he transmitido como deportista y como persona. A mí eso me hace muy feliz.
"Cuando estás a tan solo 11 puntos de una final olímpica, imagínate si te da rabia, sobre todo cuando ves que el partido lo tenías encaminado y sabías que no lo perdías".
Retirada jugando al bádminton
P.Lógicamente, vivimos al día, al minuto. ¿Qué futuro te planteas? ¿Dibujas escenarios en tu mente cuando te vas a dormir por las noches?
R.Algo hay pero lo primero es que vivo el día a día. Sí que es cierto que cuando una está así parada tienes más tiempo para pensar contigo misma, para reflexionar. Hay algunas ideas que tengo y la principal es que yo, como persona y como deportista, y por cómo soy, no quiero que una lesión me retire, me daría mucha pena. Entonces, te tengo que ser muy sincera: cuando salí a pie de ese pabellón, me fui directamente al vestuario, donde me estaba esperando mi equipo, e incluso mi madre, que también la pudieron llevar allí, y me eché a llorar a las piernas de Fernando [Rivas] y mis palabras fueron "no puedo más"; no puedo más porque ya superé dos lesiones en cinco años, he superado la pérdida de mi padre y ahora una tercera lesión.
R.Era en plan de qué más me puede pasar en cinco años porque he superado cada obstáculo que la vida me ha puesto por delante, pero sí es cierto que allí estás en un momento caliente y me daba mucha pena. Ahí veía la retirada, pero luego en casa, cuando ya estás más a gusto contigo misma, tienes más tiempo y lo ves todo en frío, te paras a pensar en otro tipo de cosas. Por cómo soy, me daría mucha pena retirarme, y que no sea yo la que me retire, sino una lesión. Eso me daría mucha pena.
R.Me quiero retirar en una pista de bádminton, pero también es cierto que no me marco ningún tiempo. No quiero tener ninguna prisa, como, por ejemplo, he tenido las dos anteriores de volver lo antes posible. No. A día de hoy, si te soy sincera, ni quiero ni pienso en bádminton. Lo quiero dejar un poquito de lado, quiero vivir el día a día, quiero dedicarle a la pierna el tiempo que necesite, y también, sobre todo, quiero vivir otro tipo de cosas que al final el deporte no me ha dejado vivir, como bajar más veces a Huelva, estar más cerca de mi familia, hacer otro tipo de cosas que a mí también me hagan feliz, y recuperar esa alegría que yo siempre he tenido. Y, obviamente, cuando esté físicamente preparada y, sobre todo, mentalmente, que para mí es lo más importante, sea cuando vuelva a coger una raqueta. Más o menos tengo alguna idea, pero ya te digo que no pienso en tiempo, sino quiero ir viviendo el día a día.
"Parece que los deportistas, cuando hemos ganado una medalla de un color, como que tenemos la obligación de volver a ganar la misma medalla".
P.También hablas de salud mental, tan en boga en estos días y tan importante, y el paso al frente que dan todos los deportistas y la sociedad, en general. ¿Trabajas con tu psicólogo en casa?
R.Yo tengo mi psicóloga personal; llevo trabajando con ella desde 2018 y estamos muy en contacto. De hecho, estas tres semanas anteriores que he estado en Huelva, hemos estado hablando una vez a la semana. Ella también me ha querido dar mi tiempo. Es cierto que necesitaba mucho cariño y pasar tiempo con mi familia. Ellos han sido los que me han ido sacando poco a poco sonrisas de mi cara, más los buenos momentos de bienestar conmigo misma, porque al final ha sido el peor momento de toda mi vida, sin ninguna duda.
R.La lesión ha sido totalmente inesperada porque yo llegaba muy bien físicamente. La pierna el día anterior ni siquiera estaba cargada para llegar a las semifinales, o sea que fue todo tan repentino que todavía no encuentro por qué me he lesionado. Pero, bueno, eso ya lo dejo un poco apartado aunque sí es cierto que a día de hoy sigo hablando con mi psicóloga en cuanto a ir día a día, ir viviendo, y sobre todo expresando emociones que tengo dentro de mí. Al final, ahora mismo paso mucho tiempo en casa y a veces me noto más sensible porque soy una persona muy independiente y tener ahora mismo una dependencia, porque tengo que estar en muletas o no puedo apoyar toda la pierna y necesito la ayuda de mi madre. Eso me cuesta mucho porque, como digo, yo soy una persona muy independiente.
El emocionante gesto de su rival en el podio
P.He Bing Jiao, tu rival china, está ya en el podio de los españoles. ¿Qué sentiste al ver cómo te dedicaba su medalla con aquel pin de España? ¿Has vuelto a hablar con ella?
R.No he vuelto a hablar con ella porque ella es una jugadora que hace unos meses, o como mucho un año, ha aprendido algo de inglés y me ha sorprendido mucho. Normalmente ellas van en equipo y yo soy la que casi siempre va sola, con mi entrenador y mi físio, porque la comunicación pues no es muy buena porque ellas han empezado a hablar inglés hace menos de un año.
R.Su gesto me ha llegado muy al corazón. Yo no me imaginaba en mi vida que una jugadora asiática, y siendo como son los chinos, que conozco muy bien su cultura y son un poco cerrados, no me podía imaginar que me pudiera dedicar ese momento en el podio. Yo sé que ella personalmente estaba muy tocada porque cuando pasas a una final, habiendo ganado un partido así, no es de buen gusto. Incluso a mí me pasó en el All England, cuando estaba jugando la final contra Yamaguchi: gané el primer set, el segundo set también iba ganando yo y de repente se lesionó. Nunca quieres acabar un partido con tu rival lesionada. Eso da mucha pena y encima ella iba perdiendo todo el rato. Entonces, eso como que era más fuerte. Yo estaba mi peor momento en los Juegos Olímpicos, pero es cierto que le quise desear lo mejor porque no soy mala persona y en ese momento, que me retiré y ella era la que pasaba la final, le deseé lo mejor y que disfrutara de la final olímpica, que diera lo mejor de ella misma para poder conseguir ese oro.
R.Esas fueron mis palabras hacia ella, pero para nada me esperaba su gesto. Me llegaron esas imágenes y luego me metí en las redes sociales. No tengo ningún contacto suyo, tengo un contacto de otra persona que creo que le ha hecho llegar un mensaje mío, pero la verdad que desde aquí le agradezco de corazón porque nunca mi vida me podía imaginar que me pudieran hacer un gesto así tan bonito en un podio.
P.Ahora tienes tiempo para pensar, como decías, que has vuelto a estar en Huelva tranquila. ¿Qué actividades haces? ¿Lees? ¿Descansas?
R.Sorprendentemente, cuando esas tres semanas he estado en Huelva, casi no he tenido tiempo, porque entre estar con la familia y algún día que también me he ido a la playa con mis tíos, que me han ayudado, como habéis visto en las redes sociales, para llegar con la silla de ruedas, luego también he pasado mucho tiempo con mi mamá. Algunos tiempos libres he estado leyendo porque me gusta mucho la lectura, y mira que a mí me gusta ver Netflix, pero no he visto nada, o sea que ni siquiera he encendido mi tablet. El mayor tiempo lo he pasado con la familia o con algún amigo. No me he aburrido, y eso es bueno.
P.Fernando Rivas, tu entrenador, ¿qué te aconseja en estos momentos, en esta transición? Ha sido una persona muy cercana, tu alter ego en tu trayectoria. ¿Cómo ha vivido él esta situación?.
R.Yo no he hablado cómo lo ha vivido él, pero me lo puedo imaginar porque, para él, irse de vacaciones y verme así como yo estaba, en estas condiciones... Yo también tuve que cambiar mis planes de vacaciones porque me iba a ir fuera de España con mi madre y luego a otro sitio con una amiga, y lo tuve que cancelar todo e irme para Huelva. Él lo ha pasado un poco regular porque esto ha sido algo muy fuerte y muy traumático y que nadie se esperaba. Él también se sentía mal consigo mismo cuando estaba de vacaciones porque veía que yo estaba en mi casa con una pierna en alto. De hecho, la semana pasada bajó a Huelva de sorpresa y hemos pasado unos días juntos allí con su niña, que también la trajo. Hemos estado allí en mi casa, disfrutando también de la playa y hemos pasado unos días juntos.
P.Antes de terminar... ¿alguna llamada inesperada que te haya sorprendido?
R.Tengo que decir que los primeros días desconecté por completo del móvil porque personalmente lo necesitaba muchísimo. Hasta que no pasó el día de la operación, no empecé a coger el móvil. Primero empecé a responder por WhatsApp y ya luego poco a poco me fui metiendo en las redes sociales porque ha sido todo tan exagerado que no me lo esperaba. Ha habido mensajes que han sido muy emocionantes, como el de Rafa Nadal, que de hecho no tenía su número y de repente me mandó un mensaje de voz y no sabía ya ni de quién era ese mensaje, hasta que al final me dice "soy Rafa Nadal". Lo escuché de nuevo con la lágrima caída, pero ya te digo que me han llegado tantos y tantos mensajes que no me puedo quedar con uno. Estoy agradecida por todos los mensajes y porque cada persona haya dedicado unos minutos para mandarme sus palabras de apoyo y cariño.
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