Marta Ferrera, la onubense que pide paso en el arbitraje: "Tenemos que olvidarnos de los miedos"

La joven asegura que "nunca me había llamado la atención, me parecía algo muy difícil, pero decidí intentarlo"

Sobre el papel de la mujer apunta que "cuando vas a un partido y pita una mujer, mujer es la palabra más escuchada, cada vez menos, pero se sigue escuchando"

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Marta Ferrera atiende a Huelva Información.
Marta Ferrera atiende a Huelva Información. / Rafael García Rebollo

Huelva/Marta Ferrera pide paso. Con tan solo 17 años, la onubense se abre un hueco en el mundo del arbitraje. Lo hace en los campos de Huelva y su provincia donde cada fin de semana disfruta de una nueva oportunidad, la que, poco a poco, la va a hacer cumplir su sueño.

Lo hizo por probar y desde entonces, hace ya dos temporadas, no concibe su vida sin el arbitraje. No es fácil aunque "lo tengo como mi pasión y lo que más me gusta ahora mismo", cuenta en una entrevista con Huelva Información.

A Marta le gustaba al fútbol, una afición que le han transmitido su padre y su hermano, quienes también dedican parte de su vida a ello. "Empezó a gustarme el fútbol por ellos y nos dijeron lo del arbitraje y decidí probar", tomó la mejor decisión. Ha descubierto su pasión aunque "nunca me había llamado la atención, lo veía como algo muy difícil, pero decidí intentarlo" reconoce.

Con solo 15 años se calzó unas botas y se vistió de amarillo por primera vez. Hace ya dos temporadas que hizo sus primeros pinitos por "vivir y probar esa experiencia" y ahora es su día a día. Mientras finaliza la ESO, porque "si no llevamos bien los estudios, hay que dejar el arbitraje", Ferrera Meca no solo dedica su tiempo libre a entrenar y a dirigir encuentros, sino que también se forma para seguir creciendo y aprendiendo de esta complicada profesión.

Marta Ferrera durante un partido.
Marta Ferrera durante un partido. / M.G.

"Empecé en auxiliar e iba de asistente hasta que fui ascendiendo y ahora voy de árbitra o de asistentes de partidos de senior aunque ahora corre más el cargo hacia ti", relata la joven. Esta temporada es "oficial" aunque normalmente "de asistente y alguna que otra vez de árbitra". Ahora se encuentra a la espera que conocer el resultado de las pruebas realizadas los últimos días para poder pitar en Senior e ir de asistenta a la Segunda División femenina.

Quiere llegar a lo más alto. Marta descubrió un mundo nuevo en el que no quiere dejar de crecer, pero "desde abajo y tranquilita, ahora mismo no quiero estar en lo más alto, poco a poco". La madurez es una de las virtudes de Marta y es la que la ayudará a ser perseverante para ir cumpliendo metas. Ello gracias a los valores que le han inculcado y al trabajo que hace cada día con su entrenadora personal, Pepi Sánchez, árbitra onubense.

"Es mi entrenadora personal y mi referente en el tema del arbitraje por las características que ella tiene, como ve el mundillo y como lo relaciona todo, para mí es una de las mejores árbitras" apunta Marta. Un espejo donde mirarse, al igual que en unos años otros niños y niñas se mirarán en ella, y a quien les anima a "intentarlo" y a quien les pide que "nos olvidemos de los miedos, que tengan paciencia".

Marta Ferrera, en el Campo Municipal de Fútbol de 'La Orden'.
Marta Ferrera, en el Campo Municipal de Fútbol de 'La Orden'. / Rafael García Rebollo

Un mundo complejo y de hombres aunque cada vez son más mujeres las que se hacen un hueco. "Ahora la gente está más concienciada, pero sí que es verdad que cuando vas a un partido y pita una mujer, mujer es la palabra más escuchada, cada vez menos, pero se sigue escuchando", dice la onubense que cree y confía en que "es algo que podemos cambiar".

Una vez termine la Educación Secundaria Obligatoria, "quiero meterme en el módulo de deportes y ya por ahí me gustaría ser profesora de educación física, fisioterapeuta deportiva, entrenadora personal, no tengo ni idea". No lo tiene claro, pero sí que quiere continuar dedicándose al arbitraje.

Pensaba que no iba a tener nada de paciencia, pero es meterme en este mundo y tenerla, además de hacer oídos sordos"

Día a día, entrenamiento a entrenamiento y partido a partido ha ido aprendiendo y adquiriendo nuevos valores. Afrontar 90 minutos, en el que muchas veces, el árbitro se convierte en el punto de mira, no es fácil, "al principio pensaba que no iba a tener nada de paciencia, pero es meterme en este mundo y tenerla, además de hacer oídos sordos". Marta se aísla para "centrarme en el partido y no echar cuenta a lo que se diga".

Mi madre no quería, pero ya lo tiene un poquito más asimilado"

Por ello, mis padres "sufren mucho". Mi padre "lo asimiló mejor, pero mi madre no quería" que fuese árbitra porque "en los partidos la presión de la gente va contra el árbitro", pero ya, en su segunda temporada, "lo tienen un poquito más asimilado".

Cada fin de semana muestra sus valores y su sabiduría sobre el terreno de juego, algo que le hizo que "nos llamaran, a mi compañero Martín y a mí, como seleccionados de la provincia de Huelva, para un torneo de alevín fútbol 7 que se hizo en Almuñecar". Una experiencia "bonita y que nos da puntos" y en la que "los directivos te pueden ver y que te tomas como un punto positivo porque ves que el fruto que tu mismo has plantado está creciendo" relata.

Los jueves "nos mandan las designaciones y confirmamos los partidos". En ese momento llegan los nervios, "muchas veces no puedo ni dormir, pero una vez empieza el partido se van y estoy muy tranquila". Forma parte del juego, pero es lo que le hace hacer bien su trabajo.

Los miedos y la incertidumbre, poco a poco, irán desapareciendo. Marta está en el camino correcto. Con paciencia, trabajo y constancia se hace un hueco en el arbitraje onubense y en el comité de Huelva, "donde somos muy poca gente, pero somos como una familia". Lo que le hace también más fácil el día a día a Marta, una joven que no tiene límites y que se convertirá, más pronto que tarde, en un ejemplo para nuevas generaciones.

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