Ya suenan las alarmas
recreativo
El Decano suma dos puntos de los últimos quince posibles después de cinco jornadas sin ganar · Tiene la oportunidad de salir de la crisis con dos partidos seguidos en el Colombino
Las alarmas comienzan a sonar a lo lejos, casi en sotto voce. Un susurro que anticipa el murmullo. Los problemas ya están aquí. Como el relámpago que anticipa el trueno, el choque de Alcorcón encendió las luces del Nuevo Colombino.
El Decano se encuentra en una situación compleja. Tras sumar dos puntos de los últimos quince posibles sabe que está al límite, al borde un peligroso precipicio llamado zona de descenso. Delicado panorama acrecentado por unas sensaciones que ofrecen poco a lo que aferrarse. Con nueve partidos disputados hasta el momento está en ese punto en el que todavía puede reaccionar o bien enfangarse con consecuencias insospechadas.
Álvaro Cervera, entrenador albiazul, se esfuerza en decir que el equipo compite contra todos los rivales y que prueba de ello es que ninguno pasó por encima del Recre. Nadie puede decir lo contrario. Lo que dice es cierto, pero lo es tanto como que sus hombres han sumado menos de un tercio de los puntos en juego. Lleva sólo tres puntos más a estas alturas que el Decano del año pasado (Carlos Ríos tomó el mando precisamente en el noveno partido), un encuentro de ventaja con respecto al conjunto que firmó el peor inicio de la reciente historia albiazul.
Atrás, muy lejos quedan las dos victorias en las cuatro primeras jornadas. Los puntos sumados contra el Hércules y el Elche sostienen a un conjunto que, desde que derrotase al cuadro ilicitano en el Nuevo Colombino, no ha vuelto a ser el mismo.
Progresivamente ha ido perdiendo la identidad y las capacidades que lo auparon a una zona cómoda de la clasificación. En estos momentos es la sombra de lo que fue.
Hay un factor determinante que no es capaz de superar. No tiene gol. No lo tiene ahora ni lo ha tenido en ningún momento de la temporada. Es un mal que lo persigue desde hace varias campañas acrecentado en la actual. Sólo hay dos equipos con peor balance ofensivo que el onubense. Se trata de los dos últimos clasificados de la categoría. Crea poco fútbol y, además, el que genera no tiene respuesta en los delanteros que dejan abierto una y otra vez los partidos cuando tienen la posibilidad de sentenciarlos.
La ausencia de remate es un problema superable si al menos se compensa con capacidad defensiva. Lo difícil surge cuando a las complicaciones para atacar se suma a las debilidades para sostener lo poco que se consigue. En las cinco últimas jornadas se ha transformado en un alma caritativa.
Sufre muchísimo para contener el marcador. Sus rivales necesitan muy poco para beneficiarse de ello. El Alcorcón no hizo apenas nada para sumar los tres puntos, tampoco el Sabadell.
En cambio, otros se limitaron a tocar en el punto más vulnerable del sistema recreativista. A balón parado es un regalo. El córner que supuso el segundo tanto en el Municipal de Santo Domingo fue para que Cervera se replantee muchas cosas. Falla el grupo y fallan individualmente los elementos.
La preocupación se ha instalado en el Nuevo Colombino y en el entorno del equipo. Cervera y los suyos tienen dos oportunidades en menos de una semana para sacar al equipo de la barrena en la se ha instalado. Aún tiene margen para salir de ahí, convertir la racha en bache y alejar el fantasma de la crisis de hondo calado que en estos momentos lo sobrevuela.
El Real Murcia espera en menos de 72 horas -partido de la primera jornada, aplazada en su día por la huelga de los futbolistas-, mientras que el sábado llega a Huelva el Numancia. Son dos rivales directos en la lucha por la permanencia. Es la mejor oportunidad para salir de la vía muerta en la que entró el Decano. Si no lo hace, tendrá que lidiar con la tormenta.
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