Alájar de tradición y costumbres
Alájar, en pleno corazón de la serranía onubense, atesora un sinfín de recursos culturales, patrimoniales y gastronómicos que hará que cualquiera que la visite no quiera volver a marchar.
Catalogado como conjunto Histórico-Artístico en 1982, el casco antiguo de Alájar pertenece a la época árabe, rasgos que aún se hacen evidentes con su trazado de calles estrechas y laberínticas. Esta hermosa estructura se complementa con la imagen de las casas típicas serranas encaladas y con techumbre a dos aguas de teja romana.
Además, todo el pueblo posee un empedrado general en sus calles, elemento que se hace más especial delante de muchas puertas donde se encuentran los típicos 'llanos' de la sierra de Huelva, empedrados artísticos de dibujos geométricos o figurativos con motivos del pueblo.
Ruta por las aldeas
Recorrer las rutas que conectan las aldeas de Alájar es un viaje al pasado, a cómo vivía el hombre cuando dependía del campo y de los animales. Los Madroñeros al oeste, El Calabacino al este y El Collao y El Cabezuelo al sureste son cuatro estampas que pintores, fotógrafos y ojos sensibles sabrán apreciar en su rústica y añeja belleza.
A la aldea El Calabacino se accede por la salida del pueblo, por un camino precioso que primero desemboca
en una típica fuente y luego en las desperdigadas casas de esta aldea. En ella se han instalado, desde hace unos años, gente con un estilo de vida alternativo y gusto por la ecología; artesanos que venden sus creaciones directamente en ferias y mercadillos. Esta aldea se encuentra muy integrada en el entorno natural, y en ella se puede visitar la ermita de la Santísima Trinidad, datada de 1749.
Por su parte, la aldea Los Madroñeros se sitúa al este del pueblo, y se accede pon un recomendable sendero de unos dos kilómetros que parte del barrio del Nogalejo. La aldea se conserva tal como estaba en el siglo XIX, ya que carece de alcantarillado, electricidad, urbanizado de calles ni ningún adelanto moderno. Hay una leyenda muy curiosa que ronda sobre ella, y es que se supone que no fue conquistada por los franceses, debido a su situación entre varios cerros que la hacen invisible desde cualquier punto de observación de los alrededores.
Finalmente, las aldeas de El Collado y El Cabezuelo muestran a día de hoy la forma anárquica de poblamiento y la arquitectura popular que por suerte se ha conservado hasta nuestro días.
La peña de Alájar: cuatro elementos que la definen
La seña de identidad de esta localidad serrana es la piedra, que ellos representan a través de cuatro colores, cada uno de ellos representando a un elemento: el celeste (agua), el verde (naturaleza), el rojo (geología) y el marrón (cultura).
El agua, considero como elemento vital, esculpe a lo largo de los tiempos las exóticas formas que hoy se aprecian como techos en arrecifes de coral.
La naturaleza, uno de los puntos clave de este entorno, resulta de un paisaje tallado con esmero para ser hogar de infinidad de especies vegetales y animales adaptadas a sus condiciones ambientales para ser endemismos.
Como cultura, un paraíso ocupado desde tiempos inmemoriales por sus refugios en cuevas y abrigos. Su enclave estratégico y sus abundantes recursos han convertido a Alájar en 'la deseada'.
Su geología, un singular travertino protegido como georrecurso, oculta de 8.000 a 10.000 años estimados de antigüedad.
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