Rogelio Velasco
Simplificación administrativa
La playa de Rompeculos es una de las favoritas para los amantes de la naturaleza. Ubicada entre el Poblado Forestal de Mazagón, el Parador de este enclave y el Camping Doñana, sorprende a todos aquellos que la visitan.
Para llegar a este singular rincón, en el corazón del Parque Natural de Doñana, el visitante puede acceder desde Huelva o Sevilla por la A-494. A pie de carretera, tras atravesar el carril bici que une los núcleos costeros de Mazagón con Matalascañas, existe un gran aparcamiento, de pago. Desde aquí, a través de una gran pasarela de madera, rodeada de una vegetación de zarzas y romero, con grandes y esbeltos pinares, se baja hasta llegar, por fin, al Litoral Atlántico.
Su llamativa nomenclatura viene del siglo XIX y hace referencia a un pequeño cauce irregular que rompió la línea de dunas y abrió el camino hacia la playa.
La mano del hombre apenas se deja ver en este entorno incomparable. Es precisamente ese encanto de lo natural y salvaje el que se convierte en seña de identidad de esta playa inmensa, en la que el visitante mire donde mire colma sus sentidos entre el mar y la vegetación que crece entre los pequeños acantilados.
Desde los acantilados cercanos se puede vislumbrar el océano en toda su plenitud, así como los barcos pesqueros, el espigón de Huelva, la centenaria Torre del Oro o las localidades costeras próximas, además de una gran perspectiva de las pocas personas que caminan por la orilla.
Por todas estas razones, es además una de las playas onubenses con más fama por su carácter nudista. Aunque, eso sí, es común ver a muchos bañistas vestidos con calzonas, bikinis y bañadores.
Pero, de todas sus virtudes, quizá el mejor motivo sea la poca afluencia de turistas y veraneantes, al estar alejada de urbanizaciones. En un verano en el que lo natural cobra más peso que nunca, esta playa se convierte en una de las mejores opciones.
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