“Destapa el Andévalo”, una marca con sabor para una comarca diversa, ancestral y fronteriza. Una tierra llena de tesoros aún por descubrir
La estrategia de desarrollo turístico y territorial, diseñada y promovida por la Mancomunidad de Municipios Beturia, se sustenta sobre la puesta en valor de cuatro ejes fundamentales: la gastronomía, la naturaleza, la cultura y el patrimonio
Gastronomía
INNOVACIÓN Y TRADICIÓN PARA UNA GASTRONOMÍA ÚNICA
¿A qué sabe lo auténtico?
El Andévalo es puro y auténtico sabor. Su amplia y variada producción agrícola y ganadera da lugar a una gastronomía muy rica y diversa. Cerdos ibéricos o corderos en las dehesas, así como vides y olivares tradicionales, confluyen con una agricultura moderna de regadío, de la que salen los reconocidos frutos rojos o los cítricos.
A todo ello se suman los productos silvestres y cinegéticos que los espacios naturales de estas tierras proveen, como las setas, entre las que destacan los gurumelos, las turmas, o los níscalos, y las diferentes especies cinegéticas tanto de caza mayor como menor.
Esta excelente variedad de materias primas, transformada en los fogones andevaleños, que unen tradición a la vez que innovación de la mano de una nueva generación de chefs que marcan un nuevo rumbo de alta cocina con sabor a caldereta de cordero, a chacinas de cerdo ibérico, a quesos de cabra y oveja, a guisos de matanza, a carnes de caza, a migas y a ensaladas de los productos que dan las huertas cuidadas con mimo y manos artesanas. El Andévalo también sabe a aguardiente, a pan elaborado en hornos de leña y a dulces como rosas, roscos, pestiños, coscaranes, o milhojas.
Así, los productos y la gastronomía andevaleña a ellos asociada conforman un reclamo turístico y la excusa perfecta para dar a conocer nuestro patrimonio y nuestra cultura.
Naturaleza y paisaje
DIVERSIDAD NATURAL
Mirar como un niño y descubrir lo que pasa inadvertido ante nuestros ojos
Pocos espacios ofrecen tanta diversidad paisajística y natural como esta zona de la provincia onubense. Agua, tierra, luz y viento convergen para mostrar una riqueza admirable que trasiega entre la tierra llana, la sierra y la frontera con Portugal.
El Andévalo, con sus amplias e infinitas dehesas salpicadas de encinas y alcornoques, sus minas a cielo abierto o en profundas galerías, las aguas del río Guadiana, o las masas de pinares al sur de la comarca, nos permite gozar de un patrimonio natural único. La naturaleza, unida a la mano del ser humano en las actividades mineras y agropecuarias, han moldeado durante siglos el paisaje de esta comarca, habitada desde tiempos ancestrales.
Hoy es posible, además, disfrutar de este entorno natural con una oferta muy variada de actividades al aire libre, como el senderismo, la práctica del ciclismo en sus diferentes modalidades, el piragüismo, o participar en experiencias tan singulares como cruzar la frontera hispano lusa en tirolina.
Naturaleza y paisajes en una comarca que invita a relajarse con el paso pausado del tiempo. Después del amanecer, una vez disipada la densa bruma que a veces cubre la dehesa, es un excelente momento para sentir la naturaleza en El Andévalo. El silencio lo envuelve todo. Solo lo rompe el sonido incesante del agua en un arroyo próximo al sendero. El camino serpentea entre árboles mientras la luz empieza a bañar el campo, que nos la devuelve en forma de lienzo. Al final del día, el atardecer resultará inolvidable con un espectro de luces y colores únicos.
Cultura
UN LEGADO SINGULAR
Allí donde todo confluye
El Andévalo es tierra ancestral, habitada por el ser humano desde que la memoria y el conocimiento se pierden en el tiempo. El Andévalo es tierra que ha visto pasar pueblos y civilizaciones, un espacio en el que dejaron su huella y su impronta fenicios, celtas, romanos o árabes en siglos pasados, pero en el que también tuvo cabida, en épocas más recientes, el legado inglés asociado a las explotaciones mineras.
Nos encontramos ante una tierra en la que siempre se han dado confluencias ligadas a su singularidad fronteriza. No en vano, ha sido frontera entre reinos moros y cristianos, entre señoríos feudales o frontera contemporánea con Portugal. Ha sido, además, frontera entre el norte y el sur de la provincia de Huelva e incluso entre poniente y todo lo que queda a levante.
De todo ello nace un legado cultural inmensamente rico y diverso. Este se ha plasmado en manifestaciones tan arraigadas y de tanto valor como sus danzas rituales, su musicalidad asociada al flamenco, en especial al fandango, nacido en estas tierras, y sus romerías, que marcan el paso temporal al resto de las que jalonan la provincia e incluso toda la región andaluza, sin olvidar sus fiestas patronales y las manifestaciones culturales asociadas a la religiosidad que caracterizan a muchas de ellas.
En definitiva, esta tierra nos ofrece un sinfín de tradiciones asociadas a la cultura popular y al saber vivir y compartir de sus gentes, una muestra más de la mezcla singular y repleta de autenticidad entre paisaje y paisanaje que en esta comarca aún podemos encontrar.
Patrimonio
UNA HISTORIA ANCESTRAL
Calles para caminar por una historia milenaria
La presencia ancestral e inmemorial del ser humano en estas tierras, así como su situación fronteriza, que ha fraguado una historia de intercambios no sólo comerciales, sino de experiencias y formas de vida, ha ido dejando su legado en un diverso y rico patrimonio material.
El Andévalo está salpicado por castillos, torres vigía y fortificaciones defensivas; y por antiguos molinos de viento y de agua, que muestran un patrimonio industrial ligado a sus tradicionales actividades agropecuarias. Seña de identidad territorial lo es también el patrimonio industrial fruto de la actividad minera, que trenzó además el territorio con vías, calzadas y ferrocarriles que hoy sirven de atractivos recorridos parar el disfrute de senderistas. El Andévalo se nos presenta también jalonado por majestuosas iglesias y bellísimas ermitas ligadas a su religiosidad.
Por otro lado, los múltiples yacimientos arqueológicos encontrados, con presencia de abundantes variantes arquitectónicas, tales como dólmenes, sepulcros y galerías, prueban que los primeros pobladores de la península ya eligieron esta tierra para vivir y extraer sus inmensas riquezas.
Pero no todo el patrimonio de esta comarca se circunscribe al pasado. Los municipios de El Andévalo han sabido llegar al presente conservando, en muchos casos, una tradicional tipología urbana de casas encaladas y calles empedradas que conviven con modernas expresiones de arquitectura civil. Los pueblos andevaleños se convierten así en un bellísimo destino por el que pasear mientras descubrimos y experimentamos la riqueza patrimonial y cultural que nos ofrecen.
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