Luces del mar y valor patrimonial
Faros
Los avances tecnológicos y la historia amplían el interés de los faros que a su uso inminentemente náutico suman interés turístico y patrimonial
Desde tiempos inmemorables, los faros han marcado el horizonte, guiando a navegantes a través de noches oscuras y aguas traicioneras. Estas estructuras, con su origen perdido en la bruma del tiempo, han evolucionado desde modestos fuegos en la costa hasta complejas torres iluminadas.
El nacimiento de los faros responde a la necesidad de guiar la navegación. Aunque las antiguas culturas, como la griega y la romana, utilizaron hogueras en acantilados para avisar a los barcos de sus peligros, el faro más antiguo documentado es una maravilla de la antigüedad, la Torre de Faro en Alejandría. Construido en la isla de Faro en el siglo III a.C., este faro majestuoso no solo dirigía a los marineros con su luz, sino que también se erigía como un faro cultural de conocimiento y progreso.
Los faros proporcionan seguridad inequívoca a los navegantes. Con destellos únicos para cada uno de ellos, sirven como puntos de referencia cruciales para evitar peligros costeros y navegar por aguas desconocidas. Su luz característica también ayuda a distinguirlos de otros destellos en la oscuridad, proporcionando información adicional a los marineros sobre su ubicación exacta.
La evolución tecnológica de los faros ha sido notable. Desde las lámparas de aceite utilizadas en la antigüedad, pasando por las lámparas de gas en el siglo XIX, hasta llegar a las modernas luces eléctricas, la eficiencia y alcance de los faros han experimentado una transformación significativa. La automatización también ha desempeñado un papel esencial, permitiendo el funcionamiento remoto y mejorando la eficiencia operativa de estas estructuras. En tierras onubenses, tres faros se mantienen en funcionamiento como guardianes de la costa atlántica.
El Faro de la Higuera se encuentra en la playa de Matalascañas, dentro del Parque Nacional de Doñana y en las cercanías de Torre de la Higuera, torre almenara construida en el siglo XVI para la defensa militar de la costa. Con forma de triángulo equilátero, fue edificado en el año 1994 con un alcance de 20 millas, que le sirven para iluminar el amplio tramo de navegación existente entre Huelva y la desembocadura del Guadalquivir.
El Faro del Picacho, en Mazagón, con más de cien años de historia, se alza como un testigo silencioso de la evolución marítima de la región, marcando la entrada al puerto de Huelva. La construcción actual es de principios del siglo XX y fue el primero de la costa de Huelva en realizar destellos. Sus instalaciones suelen acoger actividades culturales.
El Faro del Rompido, ubicado estratégicamente en la desembocadura del río Piedras, sirve como un faro esencial para la navegación local. Con dos edificios adyacentes, el faro antiguo, en desuso, se construyó en 1861, y el nuevo, en 1976. Para visitarlo hay que pedir cita en la Biblioteca Municipal ubicada en el faro antiguo.
Pero los faros no solo son herramientas prácticas; también son guardianes de la historia marítima. Muchos han sido declarados Patrimonio de la Humanidad, y la provincia de Huelva posee dos catalogados como Valor Patrimonial: el del Picacho y el del Rompido.
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