En Huelva se esconde el sendero más bonito de España
Hay un sendero en la provincia de Huelva considerado como uno de los más bonitos de España. 'Los Senderos más Bonitos de España' es la marca de referencia para la promoción de destinos de senderismo de máxima calidad y excelencia.
Una marca que selecciona, clasifica, documenta y promociona de forma exclusiva los senderos de mayor calidad paisajística y de equipamientos, las rutas más relevantes y de mayor atractivo.
Un sello muy especial promovido por onubenses amantes de la naturaleza y que a día de hoy integra 10 rutas senderistas de gran valor en todo el territorio nacional.
Entre ellas, una está en Huelva. En concreto, en Santa Ana la Real. Se trata de la ruta del Risco de Levante.
Tal y como describen en desde 'Los senderos más bonitos de España', esta ruta, ubicada en Santa Ana la Real, en el Parque Natural de la Sierra de Aracena y Picos de Aroche, cuenta con un patrimonio natural impresionante.
Esta pequeña localidad, de casas blancas y calles cuidadosamente empedradas, es todo un referente respecto al deporte en la naturaleza, habiendo sido pionera, por ejemplo, en la introducción del nordic walking en la Península, la señalización de senderos de pequeño recorrido, el senderismo accesible o la protección y recuperación de los caminos públicos frente a la usurpación ilegal.
Un ejemplo del compromiso de esta población por la puesta en valor de su patrimonio natural y cultural son las múltiples rutas con las que cuenta el municipio y que comparten partes de su recorridos con el trazado de nuestro sendero; rutas como la original propuesta del Bosque de las Letras, la Ruta Geológica, la Ruta Astronómica y la Ruta de los Hornos de Cal. Por lo que a cada paso que demos vamos a ir descubriendo algo nuevo.
A lo largo del sendero Risco de Levante disfrutaremos de dehesas de alcornoques, bosques de ribera y de algunas de las vistas más hermosas de la vertiente sur de la Sierra. El verdor de esta zona de Andalucía y el abundante caudal de sus riveras sorprenderá a más de un visitante, sin embargo, nos encontramos en uno de los puntos de mayor pluviosidad de la Península. Entre la flora que veremos destacan el alcornoque, las encinas, los chopos, los madroños, la jara y el enebro. También ocupan un lugar destacado los hongos y setas, siendo las tanas y los gurumelos las grandes estrellas del lugar.
En cuanto a la fauna, aquí habitan mamíferos como ciervos, jabalíes, zorros, ginetas, meloncillos y nutrias; aves como el buitre negro, el milano, la cigüeña negra o el martín pescador; y una gran variedad de reptiles y anfibios, destacando el tritón jaspeado y el sapo partero.
Pero el rey de la fauna autóctona no es ninguna de estas especies, sino el afamado cerdo ibérico, criado aquí en régimen de montanera y protagonista indiscutible de la rica gastronomía local.
El recorrido
Se trata de un sendero circular, que comienza y termina en Santa Ana la Real, concretamente, junto a la Fuente de los Tres Caños y los antiguos lavaderos comunales.
Partimos en dirección este, por la calle que sale del pueblo en ligero descenso entre las vallas y muros que cercan las huertas de las fincas cercanas. Continuamos sin desviarnos unos cuatrocientos metros hasta llegar a la aldea de la Presa, que pasaremos bordeando hasta que el sendero nos mete de lleno en una preciosa dehesa de alcornoques. Desde la salida, esta primera parte de nuestro recorrido comparte trazado, como ya se ha dicho, con el Bosque de las Letras, una ruta cultural que conecta varios puntos de lectura en los que se pueden encontrar textos de autores de la comarca y que ha sido adaptada para que la ruta sea accesible a personas con discapacidades: existe una aplicación para ciegos y el Ayuntamiento cuenta con dos sillas Joëlette para personas con dificultad en los desplazamientos. Esta primera parte de nuestra ruta también comparte recorrido con el primer sendero nocturno de la provincia que cuenta con señalización diseñada para poder ser vista de noche.
Seguimos caminando bajo la sombra de los alcornoques, siempre en la misma dirección, ignorando los caminos que se nos cruzan a derecha e izquierda, hasta que salimos a una zona más abierta donde el camino se bifurca. Seguimos por la izquierda, subiendo una pequeña pendiente hasta llegar a un muro en el que giraremos a nuestra derecha para bajar sinuosamente hasta la Rivera de Los Casares. Aquí encontraremos varios bancos y mesas de madera, así como uno de los puntos más curiosos del Bosque de las Letras, un intercambiador de libros en el que poder coger y donar libros. También, desde esta pequeña área recreativa se puede ir, desviándose de nuestro sendero, a visitar los Chorros de Joyarancón, un salto de agua de unos quince metros de altura, a tres niveles, y que en época de lluvias es todo un espectáculo. Para ello hay que cruzar la rivera por el puente de madera y girar a la izquierda, siguiendo el pequeño sendero que nos llevará, pasando la carretera por un pequeño túnel, hasta la pista por la que podemos acceder a los Chorros. Después tendremos que recorrer el camino a la inversa para regresar hasta aquí y retomar nuestro sendero.
Así pues, sin cruzar el puente, giramos a la derecha y vamos caminando junto a la rivera hasta llegar a un segundo puente de madera, por el que sí la cruzaremos. Cruzamos también una pista que nos sale a la izquierda y seguimos de frente hacia un tercer puente que salva el Barranco de los Chorreros en el punto en el que se une a la Rivera de los Casares, formando la Rivera de Santa Ana. Seguimos caminando y en unos pocos metros, un cuarto puente nos ayudará a cruzar ésta. Durante todo este tramo hemos podido ver algunos textos colgados de los árboles. Estos textos han sido escritos por los alumnos del colegio de Santa Ana y forman parte también del Bosque de las Letras.
El trazado del sendero discurre ahora por una ancha pista que se eleva y se aleja ligeramente del agua. En la finca que llevamos a nuestra derecha es posible que podamos ver algunos cerdos ibéricos alimentándose de las bellotas que caen de los árboles mientras vamos subiendo una ligera pendiente hasta llegar a un cruce en el que primero debemos bajar hacia la izquierda, hacia la rivera y, sin llegar a cruzarla, girar a la derecha. Continuamos por este camino que poco a poco nos va adentrando en un valle cada vez más estrecho hasta que, imponente, se alza frente a nosotros la mole del Risco de Levante.
Este gigante de roca, que da nombre al sendero, es muy apreciado por los escaladores y está equipado con varias vías deportivas, así como con un puente tibetano. Cruzamos entre las rocas para continuar pora nuestro sendero que ahora comparte trazado con la Ruta Geológica. No tardamos mucho en alcanzar otra espectacular formación rocosa, el Risco de la Portilla donde, con suerte, podremos ver algunos ejemplares de avión roquero.
Poco a poco, el sendero va saliendo del valle, girando hacia las grandes dehesas que se abren por el sur. Vamos faldeando, rodeados de jaras tras pasar por un último afloramiento rocoso. Unos quinientos metros después de pasar dichas rocas llegamos a un desvío. Entre dos estacas de madera surge un pequeño sendero ascendente. Subimos por él y en pocos metros nos cruzamos con una ancha pista que tomaremos hacia la derecha. Debemos tener precaución en este punto, pues vamos a pasar por una explotación abandonada de colmenas. Pero que las colmenas estén en desuso no quiere decir que no haya abejas en la zona.
Una vez pasadas las colmenas y las ruinas de una edificación, llegamos a un nuevo cruce de caminos, donde tendremos que girar a la derecha y encarar la pista que asciende hasta lo más alto de la Sierra de las Cumbres. Esta pista es conocida como el Muro y supone el mayor desnivel y, por tanto, el mayor esfuerzo físico de nuestra ruta. A cambio, nos irá regalando unas vistas cada vez mejores de toda la vertiente sur de la Sierra. Precisamente por su orientación sur, es imprescindible contar con agua suficiente para encarar esta subida ya que en días soleados las temperaturas aquí pueden ser elevadas. Una vez superado el Muro, llegaremos a una pista que recorre la cima. Giramos a la izquierda y seguimos avanzando, junto a una valla metálica hasta alcanzar el punto de observación astronómica. Hemos llegado a la Ruta Astronómica, creada para poder aprovechar la calidad de los cielos nocturnos de la comarca. No en vano, Sierra Morena, en cuyas estribaciones occidentales nos hallamos, ha sido declarada Reserva StarLight. En este punto, además, podremos disfrutar de las mejores vistas, con Los Veneros al pie de la montaña, las dehesas y con las minas del Andévalo y la Cuenca Minera de Río Tinto intuyéndose en el fondo.
Disfrutadas las vistas, dejamos el punto de observación y continuamos descendiendo por la pista de la izquierda que, a la altura de la Cruz del Vigía, desemboca en la pista asfaltada de Los Veneros. Giramos en ella a la derecha y la seguimos de regreso hasta Santa Ana. Poco antes de llegar al pueblo el sendero nos depara una última sorpresa, los Hornos de Cal. Podremos ver hasta cinco de estos hornos justo antes de entrar a la localidad y dar por terminado nuestro recorrido.
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